Hay métodos y métodos de espionaje. El ingenio juega un papel importante aquí, porque cuanto más sofisticado es el método, menos probabilidades de ser descubierto. Las técnicas para sacar información desde un ordenador o para recopilar datos con un smartphone son cada vez más complejas, pero hay quien encuentra formas alternativas aún más "absurdas". Por ejemplo estos investigadores de Israel, que sólo necesiten ver una bombilla con un telescopio para "escuchar" de qué se habla en una habitación.
Tal y como recoge WIRED, unos investigadores israelíes han creado una nueva técnica de espionaje llamada 'lamphone'. El nombre en sí es un juego de palabras entre lamp (bombilla) y phone (teléfono) que deja bien claro de qué va el asunto. Dicen que cualquier persona puede hacer uso de ello y todo lo que necesita es un equipo de menos de mil euros. Para ser exactos es un telescopio, un sensor electroóptico, un ordenador y el software para convertir la información.
Escuchar a decenas de metros de distancia
Realmente no hay mucho misterio en la técnica utilizada. El sonido de las conversaciones, la música o cualquier otro sonido produce vibraciones en los objetos circundantes. Por lo tanto, sólo es cuestión de detectar esas vibraciones para "escuchar", en este caso las producidas en la bombilla de una habitación. A pesar de que nosotros no consigamos verlo a simple vista, una conversación lo suficientemente alta hace que la bombilla se mueva unas cuantas micras. Los espías no necesitan más.
Según indican, pueden recuperar cualquier sonido de la habitación sin necesitar de estar presentes ahí o colocar dispositivos dentro de la habitación. El único requisito es poder ver la bombilla, por ejemplo a través de una ventana y aunque sea a decenas de metros de distancia. Con un telescopio y un sensor electroóptico recogen las variaciones de luz según las vibraciones que se producen y las transfieren a un ordenador transformando la señal analógica en digital.
A partir de ahí el software es el encargado de procesar los datos para eliminar el ruido y filtrar la información de valor. Indican que en pruebas que han hecho a unos 25 metros de distancia el sistema ha permitido reconocer canciones y discursos que se estaban reproduciendo en la habitación. ¿Con suficiente claridad? La suficiente como para que Shazam reconozca las canciones y el dictado de voz de Google entendiese el discurso para transcribirlo. Al final del siguiente vídeo puedes ver los resultados:
"Cierra las cortinas, que nos escuchan"
Afortunadamente no es el fin del mundo para los paranoicos de la privacidad, basta con cerrar las cortinas de la habitación y el método deja de ser viable. Los investigaciones además comentan algunas limitaciones más, por ejemplo, tienen que ser bombillas colgantes y no las de una barra fluorescente por ejemplo.
Por otra parte, advierten que para sus pruebas el volumen de las reproducciones estaba realmente alto, mucho más que el volumen de una conversación normal entre personas. Pero claro, lo han conseguido con u simple telescopio y un sensor electroóptico barato, por lo que mejorando las herramientas utilizadas es posible tener datos más precisos recogidos sin tener que tener un volumen alto. Sea como sea, es desde luego una técnica curiosa y demuestra hasta qué punto se puede llegar usando la tecnología para el espionaje.
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