La tableta más potente de Samsung, la Galaxy Tab S7+ 5G, alcanza su nuevo precio mínimo histórico de 982,50 euros en Amazon

Veo el artículo un poco “publi-reportaje”, así que voy a comentar mi experiencia con las tabletas de Samsung.

Vaya por delante que el uso que doy a las tablets es prácticamente profesional el 100% del tiempo y que me decidí en su día por Samsung por el desempeño de su lápiz.

En este aspecto no hay nada mejor que Samsung porque ni el lápiz de los iPad ni el de las Surface se le acercan a la hora de usarlo para tomar notas manuscritas (y hablo con conocimiento de causa porque también tengo un iPad con su lápiz y una Surface con su ídem).

Pero... ay amigos... además del lápiz, en lo que a Samsung se refiere, hay que pensar en el hardware y en el software para no llevarte sosrpresas. Yo he me he llevado dos y ya no me llevaré más porque he desterrado a la marca coreana para siempre.

Mi primera tablet Samsung para uso profesional fue una “Galay Tab A con S-Pen”. Estaba encantado con ella a pesar de que su resolución de pantalla era baja porque su desempeño era magnífico. El lápiz era una gozada y hasta la baja resolución de la pantalla tenía un contrapunto positivo: la batería duraba una eternidad (como la de un IPad, que era y sigue siendo el referente). Y todo fue maravilloso... hasta que el hardware falló. La tablet empezó a resetearse de vez en cuando. Se apagaba y se volvía a encender sin ninguna explicación, de cuando en cuando, con el riesgo que eso supone en un equipo que usas de forma profesional por la pérdida de datos que puede conllevar. Los reseteos se fueron haciendo cada vez más frecuentes y no quedó otra que recurrir al servicio técnico. Es entonces cuando descubres que el mismo problema le ata sucediendo a mucha gente con el mismo modelo, que se debe a un problema con la placa base... y que Samsung no piensa hacerse cargo del tema a pesar de que, oro el número de casos, es un claro problema de fabricación.

Me pasé aun iPad con su lápiz, y aunque funcionaba bien las sensaciones al escribir no eran ni de cerca las del lápiz de Samsung. Es ahí cuando cometí la torpeza de volver a fiarme de la marca coreana y me compré una S3 con su lápiz.

Otra vez el lápiz volvía a ser magnífico, aunque en este caso con el incordio de que no había un agujero en la tablet para guardarlo, pero nada que no se pudiera solucionar con una funda que incluyera espacio para el lápiz.

Antes de un mes ya me di cuenta de que me había equivocado otra vez. En este caso, la capa de personalización que Samsung le pone a Android era una carga. La tablet, aunque potente, sufre de “congelaciones” que se van agravando hasta que optas por reiniciarla. Si empiezas de cero vuelve a rendir bien... hasta que pasados un par de días (o abiertas unas cuantas pestañas del navegador) la cosa vuelve al ralentí. Un asco como dispositivo de trabajo, pues puede empezar a quedarse en estado de congelación y ralentizarlo todo hasta que se hace insoportable... o la reinicias.

En resumen: la primera se reiniciaba sola frecuentemente, lo que hacía que no se pudiera usar en en trabajo... y la segunda, o las vas reiniciando tú de cuando en cuando, o tampoco es usable.

En fin, que he vuelto al iPad, cuyo lápiz no va tan fino pero funciona siempre, y ya no vuelvo a tocar un producto Samsung en mi vida ni con un palo.