¿Imaginas perder todo lo que has ido subiendo en Facebook o YouTube a lo largo de estos años? En una época en la que internet es lo más parecido a un dios omnisciente y omnipotente, una generación se ha quedado huérfana de vídeos, canciones y fotos que subieron a la plataforma del momento. Hablamos de Myspace, uno de los portales de referencia de principios de siglo.
Para hacernos una idea de la magnitud de la pérdida, en 2006 Myspace fue más visitada que Google solo en Estados Unidos, una plataforma en la que se dieron a conocer artistas de la talla de Arctic Monkeys, Kate Nash o Adele. Myspace almacenaba más de 53 millones de canciones y videoclips de más de 14 millones de artistas, erigiéndose como un referente cultural para una generación que lo ha perdido (todo lo almacenado en Myspace) para siempre. Analizamos las consecuencias con Borja Prieto, representante de Myspace en España.
Sin copia de seguridad
El ocaso de Myspace coincidió con el ascenso de otras plataformas, es ley de vida. Pero nadie pensó que con su abandono se perdería el contenido: la sensación era que el contenido subido y compartido iba a quedarse allí para siempre.
Pero internet ya ha dado aviso de que no es eterno. Myspace constituye un doloroso ejemplo de ello. La empresa que gestiona myspace.com reconoció hace unas semanas que el contenido multimedia subido entre 2003 y 2015 se ha perdido para siempre y no existe posibilidad de recuperación:
"como resultado de un proyecto de migración del servidor, las fotos, vídeos y archivos de audio que fueron cargados hace más de tres años puede que ya no estén disponibles. Nos disculpamos por las molestias y sugerimos que conserve sus copias de seguridad".
Andy Baio, uno de los talentos detrás del éxito de Kickstarter, cuestionó en un tweet que la pérdida fuera accidental, insinuando que la razón se encontraba en el coste de migrar y almacenar tal cantidad de archivos "viejos".
https://twitter.com/waxpancake/status/1107511026931490817
Cabe recordar que Myspace fue comprada por NewsCorp en 2005 por 580 millones de dólares y vendida a Specific Media en 2011, ya en su ocaso, por 35 millones de dólares. Myspace ya no era la red social para la reproducción de contenido, sino un mero repositorio de contenido en el que muchos confiaron para depositar sus recuerdos ad aeternum.
Los hermanos Chris y Tim Vanderhook, detrás de Specific Media, eran fervientes usuarios de Myspace antes de adquirirla y veían en su capacidad para conectar artistas y fans su punto fuerte. Los Vanderhook, de la mano de Justin Timberlake, se pusieron manos a la obra en 2013 para intentar reflotar la plataforma con un cambio de estrategia.
Por aquel entonces contaba con una librería de más de 53 millones de canciones, provenientes tanto de acuerdos con discográficas como de subidas por parte de los usuarios.
Con un diseño simplificado y una arquitectura que buscaba la agilidad y la velocidad de carga del contenido en streaming, la beta del nuevo Myspace llegaba en forma del primer single de Justin Timberlake en 7 años, Suit & Tie. Un rayo de sol iluminaba Myspace: una semana después, la tasa de registros era de una persona por segundo.
Myspace surgió y se hizo fuerte en un tiempo de cambio en los hábitos de consumo musicales: los usuarios iban abandonando los soportes físicos tradicionales en favor del formato digital. Pero, con el tiempo, fue perdiendo terreno frente a otras alternativas como Spotify.
Como los hermanos Vanderhook creían, Myspace era una alternativa que permitía conectar a los artistas con su audiencia, pero también dar a conocer a nuevos cantantes y bandas como lo fueron un día Katy Perry y Bruno Mars.
Y no solo músicos: también fotógrafos, cineastas y otros creadores de contenido. Myspace era un bazar de creatividad como lo es ahora YouTube, donde cualquiera puede crearse una cuenta y subir contenido.
Myspace, el testigo cultural de toda una generación
Para aquellos usuarios que mantuvieron su cuenta, la noticia de la pérdida de datos no fue una sorpresa. Como podemos leer en esta discusión de Reddit, varios usuarios se quejan de la imposibilidad de escuchar sus canciones. No solo no pueden reproducirlas, sino que tampoco pueden descargarlas o acceder a ellas.
Algunos se quejan amargamente por haber perdido las canciones de su vieja banda, otros de haber perdido para siempre las canciones que grabaron cuando eran adolescentes y subieron a la plataforma.
Jordan Tallent es uno de esos usuarios afectados por la pérdida que se puso en contacto con Myspace. Su antigua banda de heavy, Where Got Ghost, había subido su música a Myspace y ya no podía acceder a ella.
Un representante de la empresa le contestó vía email que debido a la migración de servidor llevada a cabo en 2016, algunos archivos antiguos habían quedado corruptos e irrecuperables. Eso sí, a diferencia del comunicado oficial en la que se hablaba de archivos subidos antes de 2016, el representante marcaba 2013 como el punto de pérdida:
"Si tenías un perfil de Myspace antes de 2013, cierto contenido de las cuentas clásicas de Myspace (mensajes, comentarios, blogs, vídeos, etc) ya no se encuentran disponibles para su reproducción o descarga, al no haber sido migrados a nuestra web rediseñada."
En el email se hacía referencia a que Tallent no había usado su cuenta desde 2014, por lo que estos archivos se encontraban fuera de su compromiso de mantenimiento de datos de perfil, que como hemos visto más arriba, se ciñe a aquellos posteriores a 2015.
La pérdida de canciones es solo la punta del iceberg. Como hemos visto, en Myspace no solo tenía cabida la música, sino también fotografías, vídeos y otras creaciones, lo que constituye una pérdida irrecuperable de la cultura de una generación, que ya no podrá descargarla, disfrutarla o comprarla y venderla. Por supuesto, también se han perdido sus interacciones.
Esta pérdida de datos masiva evidencia un peligro actual que nos acecha: cuanta más información compartimos de nuestras vidas a las grandes empresas de internet, más control perdemos sobre ellas.
¿Cuánto valor le damos a nuestros recuerdos? Estamos en el siglo XXI y las redes sociales se han convertido en nuestros álbumes y escaparates. No, las plataformas no son un buen lugar para archivar nuestros datos.
Myspace es el primer gran servicio en perder los datos de los usuarios, ya sea intencionadamente o por accidente. Pero no es el único: Flickr anunció recientemente que comenzaría a borrar fotos.
Entonces, ¿dónde están mis datos?
Myspace fue el lugar de encuentro e intercambio cultural de una generación, pero en los últimos 4 años la sangría de usuarios ha sido constante, pasando de 29 millones de usuarios únicos en Febrero de 2015 a solo 2.
En Myspace ya no quedan usuarios, pero quedan los datos de estos. En 2016, Viant, una empresa especializada en medios digitales, adquirió Myspace. Después, Time Inc., compró Viant por 87 millones de dólares.
Un año después, Meredith Corporation — otra empresa de medios — se hizo con su propiedad intelectual, que incluye los datos de los consumidores y las direcciones de email de 250 millones de usuarios, solo en Estados Unidos. Posteriormente, puso Viant a la venta.
¿Y en España?
Tras analizar el ascenso y ocaso de Myspace, charlamos con Borja Prieto, el que fuera responsable de contenido en España, hoy creador y máximo responsable de la agencia Está Pasando, sobre lo que supuso culturalmente Myspace a pequeña y gran escala:
"En la época MySpace despuntaron muchos y mi labor era darle espacio en la plataforma a grupos de música y proyectos. No creo que fuéramos más listos que los demás, sino que teníamos una plataforma con 6 millones de usuarios únicos donde podíamos mostrar lo que estaba pasando a nivel musical en el país. De alguna manera, Myspace era un termómetro de los gustos de la gente."
Myspace constituyó una revolución en la forma de entender la música, la antesala de lo que se ha convertido el negocio musical actualmente: "Era una época sin Spotify y con un Youtube más disperso. Hablábamos con grupos, sellos pequeños y grandes y hacíamos un marketing muy de guerrilla y muy galopante, todos los días había novedades."
Si Myspace sirvió de trampolín para artistas internacionales de la talla de Arctic Monkeys, Kate Nash o Bruno Mars, dentro de nuestras fronteras hizo lo propio con bandas hoy consolidadas:
"Recuerdo cosas muy sorprendentes que petaron: cuando colgamos los discos de Vetusta Morla o Love of Lesbian y reventaron, cuando salió 'La revolución Sexual' de La Casa Azul y tenía 200K plays al día, los discos de Russian Red, Zahara... hubo mil cosas que no existían en los medios que dieron números que certificaban que debían estar en los medios generalistas. También hicimos muchos conciertos con grupos y cantantes cuando justo estaban empezando: Katy Perry, Lady Gaga, Ting Tings... un desfase, la verdad. "
Prieto nos habla de 6 millones de usuarios únicos en España, una plataforma notable para compartir contenido, pero también para crearlo: "Impulsábamos básicamente música que negociábamos con artistas, discográficas y productoras de cine y contenido propio que comenzamos a hacer como unas entrevistas bastante chulas donde juntábamos a artistas que se entrevistaban, por ahí pasaron Eva Hache, Nacho Vigalondo, Iker Casillas, Rafa Nadal..."
Al margen de artistas ahora consolidados, en Myspace también había espacio para que cualquiera lanzara al mundo sus pinitos artísticos: "Lo que más se subía era música y mucha fotografía." Precisamente aquellos que subieron contenido de forma amateur, sin comercializarlo ni hacer copias al creer que estaría allí para siempre, son los más perjudicados.
Myspace fue uno de los servicios pioneros en cambiar la forma de interactuar de los artistas con sus fans, erigirse como plataforma de puesta en común cultural y de experimentar en la generación de contenido. Una potente estrategia y una situación privilegiada que choca con su final. ¿Cuál es tu percepción sobre lo sucedido?
"Como en toda empresa cuando se van sus fundadores, pierde un poco su esencia. Para mí, cuando desaparecieron Tom y Chris, empezó el bajón. También empezaron a quitar herramientas muy útiles para sus usuarios más activos y eso al final se nota. Si un músico no tiene lo que necesita migra a otra herramienta. Esa dejadez a nivel de usabilidad y programación mató a MySpace."
Tampoco ayudó la llegada de Spotify o la consagración de YouTube: "Creo que estas empresas entendieron mucho mejor que la usabilidad, el móvil y las herramientas de compartición eran básicas para el crecimiento."
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