Movistar, Vodafone, Orange y el grupo Másmóvil son las principales operadoras del país, las que juntan ostentan casi toda la cuota de mercado y nos vienen primero a la cabeza a la hora de pensar en telecos que operen en España. Pero no están solas: diseminadas por toda la geografía también se encuentran pequeñas operadoras locales o regionales que sobreviven contra los Goliat que dominan las telecomunicaciones españolas.
Operan únicamente en una ciudad, una provincia o una región, en algunos casos de ámbito rural, y su misión es convencer de que hay vida más allá de las operadoras de siempre. ¿Cómo lo logran?
"Llegamos a donde el resto no"
Una "sestaferia" es, en la lengua asturiana, el trabajo organizado de varios vecinos que se unen para solucionar pequeños problemas a los que no llega la administración, como la reparación de una fuente o la habilitación de una calzada. Con esa misma premisa pero aplicada a las comunicaciones nació en 2013 Sestaferia.net, una cooperativa que proporciona acceso a Internet en entornos rurales asturianos con problemas de conectividad. Y solo en los que tengan problemas de conectividad.
"Somos una cooperativa de usuarios sin ánimo de lucro. Y no montamos una ONG porque era un poco violento, pero somos más una ONG que otra cosa", dice entre risas César Díez, su coordinador. Sestaferia.net trabaja de forma conjunta con la Fundación Guifi.net. Ahora mismo cuenta con 800 clientes a lo largo del principado. Cada uno de ellos ha de sufragar 100 euros en el momento en que se da de alta como socio, y luego 18,15 euros al mes por la conexión a Internet: banda ancha de 6 MB con tráfico ilimitado.
Con esos 100 euros se sufraga la instalación y el mantenimiento del repetidor que proporciona cobertura de Internet a la zona. "Si se juntan tres vecinos son 300 euros, y la instalación cuesta como mínimo 1.000 o 1.500 euros. Aún así, la sacamos adelante". Ese déficit se cubre con el excedente de otras áreas en las que las cuotas de sus vecinos fueron mucho mayores. Hay algunas sufragadas por cuarenta, cincuenta, o sesenta vecinos. De ahí sale lo que subvenciona a las menos demandadas.
Aparte, normalmente los socios también tienen que costearse la instalación en casa. "Es como cuando te pones la antena de la TV y acude el antenista", dice César. El precio oscila entre los 100 y los 200 euros. Con la infraestructura lista, Sestaferia compra paquetes de datos a un operador mayorista. "En muchas zonas rurales de Asturias las conexiones son muy pobres, con conexiones ADSL que no funcionan, o internet satelital, o soluciones móviles muy limitadas. Nosotros proveemos a los que no tienen acceso a la red porque las operadoras no quieren dárselo, ya que no les sale rentable".
Cuestión de agilidad
Con la misma idea trabaja la valenciana SVINT, que cubre casi todo el área metropolitana de Valencia y algunas zonas montañosas próximas. Está especializada, sobre todo, en sus urbanizaciones, donde suele haber más problemas de cobertura que en los cascos urbanos. Es lo que le ocurre a una de sus clientes, la periodista Laura Martínez:
"Vivimos en una urbanización en la montaña, cerca de un parque natural, y teníamos muchos problemas de servicio. Los vecinos hemos pasado por muchas compañías y o bien se caía la red o la velocidad era ridícula. La empresa contactó con los gerentes y nos ofreció hacer una instalación si accedía un número considerable de vecinos y aceptamos. Desde entonces no hemos tenido problemas".
Sus precios están entre los 18 y los 44 euros mensuales, en función de la velocidad, que en cualquier caso es más reducida que la que podemos encontrar en las grandes telecos que dan servicio a núcleos urbanos. Como Sestaferia.net, su dimensión tan pequeña les da más margen para hacer maniobras como la de desplegar instalaciones negociadas directamente con los vecinos. Y su baja estructura de costes es lo que les permite cobrar precios asequibles por ello. Este modelo es muy popular e incluso la Unión Europea publicó un manual de instrucciones para montar una operadora local de banda ancha.
Más al sur está TVT, más conocida como Tele Torrevieja, que parte de un escenario muy similar al de SVINT pero aplicándolo únicamente a la población que le da el nombre. Samuel Checa es su cliente por una razón muy simple: se convirtió en la única compañía que desplegó fibra óptica en su edificio. "Además, no me obligan a contratar una línea fija como por ejemplo Orange, la cual no voy a usar y me incrementa el precio en 18 euros adicionales", argumenta. En efecto, sus precios son otro punto fuerte: una conexión a Internet de 20 MB cuesta unos 20 euros al mes, y si queremos fibra de 100 MB, unos 24 euros al mes.
Tele Torrevieja es un buen ejemplo de la figura de la operadora local que nació en los ochenta o los noventa únicamente como televisión municipal y en los 2000 se metió en el negocio del teléfono e Internet. Hoy en día, en este tipo de operadoras en general y en el caso de Tele Torrevieja en particular, el mayor volumen de negocio está en las telecomunicaciones.
Sin especificar a qué negocio se refiere dentro de la empresa, Manuel Aparicio, su responsable técnico, nos dice que "a este tipo de operadoras nos interesa dar un servicio completo... aunque en algunos negocios no compense estar, no compensa el dinero que se gana para la molestia que genera". Deja entrever que si solo de números se tratase, únicamente proporcionarían el servicio de teléfono e Internet.
Así nos lo confirma otra fuente cercana a esta industria: "Las teles locales eran rentables hace veinte años, ahora lo que da dinero es el móvil e Internet. Los gastos no suelen ser muy altos, los equipos de vídeo no se renuevan con mucha frecuencia y los platós y decorados lo mismo. Pero normalmente hacen falta cinco o seis sueldos como mínimo, y si no se cierran esas teles es por no despedir a esa gente, y porque sobre todo la gente mayor agradece mucho poder tenerlas porque les cuentan lo que pasa en el pueblo o en la comarca. Antes o después acabarán desapareciendo, sobre todo cuando esa generación vaya muriendo y las que le sucedan hayan perdido ese interés tan local".
"La gran ventaja que tenemos es que al ser tan pequeños somos mucho más ágiles que las operadoras grandes. Enseguida podemos renovar la tecnología, la infraestructura. Ahora por ejemplo ya estamos dando fibra de 500 MB. Y no obligamos a la cuota de línea, no obligamos a contratar servicios empaquetados si el cliente solo quiere uno, damos un trato muy personal y todo se gestiona desde Torrevieja... El cliente local es lo que agradece".
Fran Correas vive en un valle del norte de Alicante, y trabaja en una urbanización residencial cercana. Áreas montañosas con chalés diseminados en los que hasta hace poco ni siquiera había instalación de fibra ni de cobre -nada de ADSL por tanto- y el 3G llegó "tarde y mal", según cuenta Fran. "Ni los routers 3G, con sus altos precios y limitaciones, lo hacían una solución factible". Ahí fue donde entraron varias empresas locales usando WiMAX (internet por radiofrecuencia).
Un alemán montó una empresa para dar Internet a esta zona con esta tecnología. "El problema de estas empresas son los costes de instalación de la antena y el cableado dentro de la casa". Unos 150 euros que pueden aumentar si no se cuenta con una antena existente o algo como un mástil en la azotea.
De tele local ochentera a descodificadores 4K y fibra de 500 MB como base
La historia del germen ochentero en forma de televisión municipal también se repite con Cableworld. Nació en 1988 con canales locales para pueblos alicantinos como Elda, Novelda o Aspe, en 2002 debutó en el negocio de Internet y en 2010, con la fiebre del smartphone terminando de estallar, en el de la telefonía móvil. Estos dos últimos conforman hoy la base de su negocio, que da trabajo a 260 personas. Cubren a varias ciudades alicantinas y también a Murcia capital.
Una anécdota: en septiembre ofreció una promoción a universitarios, 217 euros por diez meses -lo que dura un curso- de Internet en casa. "Cuando llegamos a Murcia vimos que había una población universitaria que no teníamos en el resto de ciudades, solo en San Juan (Alicante). Sacamos una oferta para ellos, muy barata y pagada al contado, que les viene mejor porque no suelen tener cuenta compartida. Fue un exitazo", cuenta la Directora General, Beatriz Miralles. No es un farol: quien escribe estas líneas vio las colas de veinteañeros en la puerta de su sede en la Gran Vía murciana. Como si fuese una Apple Store en el día del lanzamiento de un iPhone. Otro ejemplo de la agilidad de cintura de una teleco así: es capaz de ofrecer ofertas específicas a clientes de una sola localidad en base a la tipología.
Beatriz nos da las claves del negocio de una operadora de este tipo. Coincide con los anteriores: trato más personalizado y agilidad para cambiar de infraestructuras. "Desde hace unos meses hemos pasado a dar fibra óptica de 500 MB como servicio básico. Y en breve pasaremos al descodificador 4K". También presume de red propia. Como con los torrevejenses, Internet y el móvil se han comido al viejo negocio televisivo. "Ahora estamos creciendo sobre todo en líneas móviles".
Donde no llega la fibra tiran de WiMAX. De fondo, una empresa familiar. El presidente, Mario Miralles, es el padre de Beatriz. La otra Directora General -se reparten las zonas de cobertura-, su hermana María José. La subdirectora, su otra hermana, Chelo.
La misma fuente que nos hablaba de la rentabilidad de las teles locales nos da otra de las claves por las que la mayoría de operadoras locales no ofrecen tarifas móviles con bonos de Internet hinchados: el giga móvil es lo que más sube su factura. Por eso las subidas son tan paulatinas y moderadas, y ninguna es capaz de afrontar tarifas como las de 20 o 25 GB mensuales. "Para sacarlas adelante tendrían que ponerles precios mucho más cercanos a las tres cifras que a los diez euros estándar, y ni su cliente potencial tiene ese perfil, ni le beneficiaría a su imagen de marca espantar a la clientela anunciando precios así".
A falta de poder competir con las grandes telecos en cuanto a marketing e imagen de marca, todas coinciden en destacar la cercanía, la rápida asistencia técnica y los bajos precios como las mejores armas para pelear contra ellas. O directamente, en aprovechar de su desinterés por zonas que no consideran rentables. Ahí es donde entran las sestaferias.
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