Dicen que hay una delgada línea entre el bien y el mal, entre el amor y el odio y puede que la haya entre las leyes de YouTube y las del mundo tangible. Hoy es noticia el enésimo caso de sobrepasar límites con vídeos de YouTube, protagonizado por Felix Kjellberg, alias PewDiePie, a quien Disney da un portazo cancelando el contrato con él por haber difundido bromas anti-semitas.
El youtuber más seguido de todos los tiempos había firmado un acuerdo para un nuevo programa llamado Revelmode, pero la compañía decidió rescindir el contrato con el que Kjellberg tenía independencia editorial. Esto ocurre poco después de otros sucesos relacionados con bromas pesadas de youtubers que también han sido polémicas, acumulando miles y millones de visitas, pero con una reacción en contra por parte de la gente cada vez más fuerte.
Millones de visitas que ya no serán tantos dólares como antes
El WSJ ha realizado un seguimiento del contenido de PewDiePie y según vieron hubo hasta nueve vídeos con simbología nazi o bromas sobre los judíos. El periódico además contactó con Disney en relación a estos vídeos, y desde la compañía comunicaron que para ellos "había ido demasiado lejos en este caso y los vídeos resultantes eran inapropiados".
En este vídeo vemos el contenido por el que se desató la última polémica, con el mensaje Death to All Jews ("Muerte a todos los judíos") y parte de otros anteriores, estando reportando contenido antisemita y con otras ofensas desde el pasado mes de agosto según la publicación.
Hasta el momento ha sido el propio Kjellberg quien ha quitado parte de los vídeos polémicos (tres de los nueve a los que se refería el WSJ), además de subir alguno con "explicaciones" o disculpas. YouTube no ha retirado ninguno y en principio sólo actuó eliminando los anuncios de parte de los vídeos, pero hoy mismo es noticia también que la compañía de streaming corta la relación con el youtuber cancelando el lanzamiento de la segunda temporada de Scare PewDiePie, la serie propia de emisión exclusiva en YouTube.
Una información que YouTube confirma a The Verge y que, aunque no hay un comunicado que se cite directamente los vídeos polémicos, viene tras la decisión que Disney tomaba el lunes y que se acompañará finalmente de la eliminación del canal en el programa preferente de ads de Google. De este modo, Kjellberg recibirá bastantes menos ingresos, dado que dicho programa se reserva para ciertos creadores y reporta más ingresos que una suscripción estándar.
¿Compensará todo esto? Los ingresos serán menores, pero hay que ver el nivel de visitas que de momento mantiene el canal. Echando un vistazo rápido a los vídeos de su canal vemos que la media de visualizaciones por contenido es de unos 4-5 millones, y de hecho el WSJ reportaba que los vídeos retirados juntaban un total aproximado de 23 millones. De este modo, la polémica parece estar funcionándole bien, creándola tanto en YouTube como en Twitter, y no es ni mucho menos un caso aislado.
La moda de las bromas pasa factura a otros
De Wismichu hablaron en Magnet a fondo, explicando el porqué de su éxito, sus inicios y sus proyectos actuales. Ahí ya vimos que se trataba de otro caso de "fama por polémica", con vídeos de provocación y "bromas" en tono machista, racista, pedófilo y otros enfoques similares. Según su punto de vista, su tono jocoso se entiende y "los chavales saben perfectamente que lo que yo hago en mis videos no es un ejemplo a seguir”, como defendía en el programa Al Rincón de Pensar (de Risto Mejide), aunque añadía que también ha retirado de motu proprio algunos de sus vídeos.
Otra polémica con fin de contrato es la que veíamos el pasado verano con JPelirrojo, que definía la muerte del torero Víctor Barrio como una “placentera justicia poética” en un tweet que borró posteriormente. Esto hizo que Nestlé, con quien el youtuber tenía una campaña publicitaria, cortó las relaciones con él retirándolo como imagen oficial de la campaña de promoción que protagonizaba.
Uno de los últimos casos de broma de mal gusto y búsqueda de la polémica ha sido el sonado "Caranchoa", protagonizado por el (ex)youtuber MrGranbomba y que se viralizó porque con la provocación base de la "broma" se acabó llevando una bofetada de la víctima de la misma. En ese caso ya vimos que en las redes la reacción se dividía entre quienes apoyaban al youtuber en su intención de emprender acciones legales y quienes opinaban que la bofetada era merecida.
El vídeo fue eliminado por el propio autor (que acabó retirándose y entregando su canal a Hawkers), como también lo fue el que ha ocasionado la última gran polémica de "broma" pesada de la mano de un youtuber llamado Reset, la cual consistía en dar a un vagabundo galletas rellenas de pasta de dientes. Aquí la crítica fue instantánea y en las redes leímos críticas y manifiestos en contra de este comportamiento. Y aunque no se trata de un youtuber con la fama de los anteriores, el vídeo contó al menos con 700.000 visualizaciones.
El "no me gusta" del mundo real, cada vez más fuerte
El de PewDiePie es el último suceso que viene de lo que se asentó como una rama potente de la que ya se conoce como "cultura youtuber" y que se lleva millones de visualizaciones con su beneficio. Pero al mismo tiempo que ciertos youtubers se acomodan en este tipo de contenidos (que como vemos ha experimentado un auge importante en los últimos meses) e incluso se burlan de las normas que censuran los contenidos no adecuados para YouTube, también hay una reacción patente del "mundo real" cada vez más intensa, es decir, de los espectadores y la sociedad en general, que se posicionan en contra criticando y condenando estos comportamientos.
En ocasiones las críticas parten de otros youtubers, como vimos en el caso de Dalas que pasó de subir gameplays a crear contenido polémico y arremeter contra otros youtubers), y a quien además se acusó de haber cometido abuso de menores.
De hecho, como veíamos en el caso de MrGranBomba la popularidad le valió tanto para ganarse la (efímera) fama como para que su carrera como youtuber se viese finalizada por presión social. La táctica parece subir vídeos que sobrepasan ciertos límites para posteriormente borrarlos y emitir una respuesta a modo de disculpa o "aclaración", pero lo que vemos que hay una fuerte respuesta social en redes como ocurrió en el caso de Reset, dejando patente que esos comportamientos no encajan en las normas del "mundo real" y que pueden tener consecuencias legales.
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