Un periodista francés recibe cintas de vídeo en su casa en la que se le ve a él mismo en compañía de su familia e imágenes de su casa grabadas desde el exterior, todo ello acompañado de dibujos inquietantes e indescifrables. No se trata de amenazas explícitas, por lo que la policía no puede ayudarle, pero claramente alguien le vigila y acecha, posiblemente alguien procedente de su pasado.
Así arranca una de las películas más populares (junto a la tremenda 'Funny Games' y la multipremiada 'La cinta blanca') de uno de los cerebros más afilados y perversos del cine europeo, Michael Haneke. El director austriaco se adelantó con esta 'Caché (Escondido)' (que puedes ver en Prime Video), a principios de este siglo, con su habitual ojo clínico y frialdad expositiva, a un par de fenómenos sociales que adquirirían más y más relevancia con el paso de los años.
El primero de ellos es la hipervigilancia a la que nos vemos sometidos en la sociedad moderna. En una época pre-internet y, por supuesto, pre-redes sociales, Haneke ya intuía que la observación despiadada y sin coartadas del prójimo podía llegar a desprender un aire amenazante capaz de descomponer una familia y desestabilizar a una persona con la simple amenaza de que se le observa.
La segunda, el pasado que vuelve sobre nosotros, nos acecha y no nos permite olvidar lo que hemos sido. De nuevo, Haneke se adelantó a una sociedad que no nos permite olvidar las personas que dejamos atrás en nuestro pasado, y de nuevo plantea cómo eso nos afecta y condiciona a un nivel íntimo. Todo en una época en la que la tecnología de la observación y el control aún no mediatizaba nuestras vidas. Pero Haneke supo predecirlo con su afiladísimo bisturí conceptual.
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