La polémica adaptación de Tolkien tiene mucho que demostrar en su segunda temporada
La primera temporada de 'El Señor de los Anillos: Anillos de Poder' fue, sin duda, la apuesta más atrevida que hizo Amazon en toda la carrera de Prime Video. Licenció los derechos de una de las franquicias de fantasía más queridas y leídas de todos los tiempos y planteó su propia visión, una que se se distanciaba en parte del canon de las novelas de Tolkien y las películas de Peter Jackson que residen en el imaginario colectivo.
Más de 700 millones a todo o nada. La inversión económica que ejecutó Amazon no tenía precedentes: como sabemos, Netflix estaba dispuesta a pagar 250 millones de dólares solo por los derechos, pero su enfoque estilo Marvel no convenció a los herederos de Tolkien, que cedieron los derechos por algo menos a Amazon. Los gastos no habían hecho sino empezar: Prime Video acabó invirtiendo 465 millones de dólares en el desarrollo de esta primera temporada, más lo que le costaron los derechos.
Cuánta gente la vio. Aunque el habitual oscurantismo que rodea a las audiencias de Amazon nos impidió tener cifras más específicas, Amazon anunció tras el estreno del primer episodio que 25 millones de personas vieron la serie en su primer día. En Variety, la jefa de Amazon Studios Jennifer Salke declaró, cuando la primera temporada había superado su ecuador, que se acercaban ya a cien millones de espectadores, con expectativas de que creciera.
Un punto de vista no oficial. Analistas de datos como la compañía Parrots Analytics midieron la demanda de la serie según el impacto en redes sociales o el número de descargas, y el resultado que arrojaban estos estudios era indiscutiblemente positivo: 'Los Anillos de Poder' tenía 30,5 más veces de demanda que la media de series estadounidenses en su primer mes de vida. Los mismos cálculos la ponían por debajo, eso sí, de su competidora más directa, 'La Casa del Dragón', a la que calculaban el doble de audiencia. Es decir, comparativamente se le pueden poner pegas, pero el balance global es positivo.
Mala acogida. Nada de esto compensa, posiblemente, la mala fama que la serie tiene entre el fandom más recalcitrante. En webs agregadoras de puntuaciones copmo Rotten Tomatoes hay espectaculares discordancias entre la opinión de la crítica y la del público y Amazon incluso ha patinado en este terreno con alguna decisión inapropiada, como cuando borró puntuaciones exageradamente bajas de agregadores de notas de su propiedad, como IMDB o la propia plataforma de Prime Video. En sus palabras (y no sin razón, que ya sabemos cómo funcionan los fans), para evitar el review bombing.
Qué cambia en la segunda temporada. Menos cosas de las que parecen, sobre el papel. John D. Payne y Patrick McKay repiten como showrunners, lo que cuenta como revalidación de lo que propusieron en la primera temporada. Es cierto que en más de una ocasión han declarado que la hoja de ruta estaba establecida desde el principio y para cinco temporadas, así que cabe pensar que, por muchas críticas negativas que haya recibido Amazon, si las cifras de audiencia han sido mínimamente satisfactorias, seguirán cerca de lo planeado.
Más Sauron. Desde el arranque de los primeros capítulos de la segunda temporada, está claro sobre quién va a versar (como mínimo) esta segunda temporada: Sauron fue poco menos que un acertijo en la primera temporada, pero en esta, ya revelada su identidad, se intuye que conoceremos de él más datos sobre su origen. Se hizo ya en el caso de Galadriel, y si se repite el experimento con Sauron y se permanece fiel al canon de Tolkien, veremos la aparición de Morgoth y otras deidades y escenarios poco habituales en las adaptaciones de la Tierra Media. Lo que sin duda será un refrescante cambio para variar.
Malos tiempos para el streaming. Desde hace unos meses estamos contemplando cómo las plataformas de streaming repliegan más y más sus políticas de gastos. Apple, tras unos fracasos consecutivos en cines, deja directamente para su plataforma los estrenos (y posiblemente dejaremos de ver producciones de doscientos millones). Max, que lleva más de un año de recortes, licencia sus contenidos a discreción al resto de las plataformas. Netflix puede ser la vencedora de la guerra del streaming, pero sus clientes no se libran de restricciones de compartir cuenta y notorias subidas de precio cn las tarifas.
Aguante Amazon. La impresión que el espectador puede tener de las finanzas de Prime Video es que Amazon le proporciona un chorrazo inacabable de efectivo para financiar series carísimas y que no terminan de cuajar, como 'Citadel', uno de los pinchazos más notorios de los últimos meses. 'El Señor de los Anillos: Los Anillos de Poder' no está en una situación tan desesperada porque, como hemos visto, se mantiene firme en su propuesta, y por lo que sabemos, hasta ahora las audiencias da una de cal y otra de arena. Pero ninguna empresa puede permitirse tirar 700 millones de dólares al año.
El negocio de Amazon. Recordemos que Amazon no está aquí para brindarnos historias inolvidables, sino para que funcione su negocio primordial: la tienda on-line. Desde ese punto de vista, Prime Video es la mejor (y más costosa) promoción posible para su servicio de suscripción Amazon Prime, que es lo que en realidad pagan los espectadores de Prime Video. El negocio de Jeff Bezos ingresó gracias a estrategias así 574.000 millones de dólares en 2023, así que de momento no se puede decir que sea un mal plan. Aunque para según qué propósitos, ni siquiera Tolkien es infalible.
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