Quizás Vileneuve pecó de ambicioso, quizás de imprudente. El moderado fracaso en taquilla de 'Blade Runner 2049', la ostentosa secuela del clásico absoluto de la ciencia ficción de Ridley Scott de los ochenta, no tiene un culpable claro. Ahora que vuelve a streaming con su aparición en el catálogo de Prime Video, podemos revisar la secuela y valorarla en su justa medida: ¿descalabro merecido o película clave de un autor visionario?
Lo que está claro es que el atrevimiento del director de 'Dune' es considerable: 'Blade Runner 2049' es una secuela continuísta y que incluso recurre a uno de los protagonistas de aquella, Harrison Ford (y a Sean Young, en formato de réplica digital, en una aparición que fue justamente discutida) para devolvernos a un mundo futuro aún más desolador y con menos esperanza que aquel.
'Blade Runner 2049' nos traslada treinta años después de lo que vimos en la primera película: un nuevo blade runner, K (Ryan Gosling) descubre un secreto oculto que podría reinventar la sociedad: la posibilidad de que los replicantes se alcen contra los humanos gracias a la aparición de una criatura renovadora. En su investigación tendrá que localizar a un Blade Runner retirado y que tuvo una relación con una replicante.
La película de Villeneuve desborda la misma brillantez visual que caracteriza a películas suyas aún más mastodónticas, como 'Dune', y eso es interesante, porque logra construir un mundo original a partir de algo tan gastado e imitado como el futuro de la primera 'Blade Runner'. Solo por eso vale la pena revisitar una película que a veces se ahoga en su propia propuesta, y que intenta inyectar profundidad emocional a un clásico que destacaba, precisamente, por sugerir con elementos muy parcos.
En Xataka | 'Blade Runner 2049' demuestra que puedes replicar todo salvo la alquimia de un clásico
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