Hay un tópico generalizado, y que se ha quedado viejo a una velocidad asombrosa, acerca de que mientras que la industria del cine produce, en su mayor parte, contenido muy poco original (franquicias, secuelas, remakes), es al streaming donde tenemos que mirar en busca de material genuinamente nuevo. Los números demuestran hasta qué punto ese tópico no es del todo cierto.
Todos son iguales. A veces olvidamos que los grandes nombres del entretenimiento en streaming (Netflix, Disney, Amazon, Warner) son, o bien exactamente los mismos que siguen imponiendo criterios de repetición e innovación escasa en la gran pantalla (Warner y Disney, los dos grandes explotadores de franquicias con décadas de antigüedad), o bien empresas que han aprendido a replicar las políticas y estrategias de sus predecesores. Esto es, las majors tradicionales que han determinado el gusto y las modas de los espectadores desde hace más de un siglo.
Inicios modestos. Desde que nació en 2007, Netflix ha vendido la idea de que sus producciones funcionaban a la contra del cine y la televisión tradicionales. Siguiendo los pasos de HBO, Netflix jugó en sus primeros años (especialmente desde 2011, cuando comenzó a producir su propio contenido) a una posición elitista donde la calidad estaba por encima de cualquier otra consideración. Uno de sus primeros éxitos, 'House of Cards', es una perfecta muestra de ello, que continúa hasta nuestros días con producciones como 'The Crown'.
Cambios paulatinos. Sin embargo, Netflix ha acabado convirtiéndose en una superpotencia del entretenimiento, y en una de las marcas más conocidas del audiovisual moderno, muy por encima de otros sellos que reinaron en el cine en su día, como Columbia, Metro o Fox. Y eso que empezó siendo afín a ese propósito inicial con sus primeras películas, como 'Beasts of No Nation'. Pero actualmente, la película que ostenta el record de lo más visto en Netflix es una explotación de espías protagonizada por The Rock, Gal Gadot y Ryan Reynolds. Los tiempos, definitivamente, han cambiado.
A por el éxito. Y si bien es cierto que a menudo Netflix desafía las mecánicas de distribución (el éxito de 'La sociedad de la nieve' es buena prueba de cómo ir estratégicamente a la contra con una película cien por cien comercial) e incluso apuesta por películas aparentemente no comerciales ('Roma' fue un bombazo, pero sobre el papel nadie podría haberlo previsto), lo cierto es que Netflix es un gigante. Y eso lo ha conseguido apostando por lo seguro y produciendo éxitos garantizados.
Las cifras. Así lo demuestra '¿Cómo de originales son las películas originales de Netflix? Mapeando y entendiendo el reciclaje de contenido en la era del cine en streaming', un estudio de Eduard Cuelenaere, que analiza el catálogo entero de películas originales de Netflix entre 2015 y 2022, es decir 658 películas. El resultado es que un 33% de las películas estrenadas en ese periodo por Netflix y producidas por la plataforma (218 en total) son material que este Cuelenaere califica de "reciclado", es decir: adaptaciones, readaptaciones (adaptaciones de otros medios, como libros o cómics), spin-offs, secuelas, remakes y precuelas.
Cada vez más. Si atendemos a esas cifras por año, y reflejadas en el gráfico que tenemos sobre estas líneas, podemos ver cómo cada año ha habido un incremento de las producciones de forma más o menos paralela, salvo en 2020, cuando se produjeron muchas más películas originales (26) que recicladas (7). La situación da un vuelco, no obstante, al año siguiente, cuando el número de producciones originales con respecto a 2022 se mantiene: 106 producciones originales se rodaron tanto en 2021 como en 2022, mientras que las recicladas pasaron de 52 en 2021 a 67 en 2022.
Se compran IPs. Este último estancamiento en las producciones originales e incremento de las recicladas puede deberse a algunas maniobras estratégicas por parte de Netflix. La principal es la apuesta por las franquicias consolidadas. Por ejemplo, en 2021 Netflix adquirió la Roald Dahl Story Company. También compró los derechos para producir secuelas de 'Puñales por la espalda'. Es decir, hay una tendencia conservadora en ese sentido.
Y la rueda sigue. Las conclusiones del estudio apuntan a que Netflix está tomando nota de las tendencias más seguras del mercado del cine y el entretenimiento. Por ejemplo, con 'The Gray Man' quiere abrir una franquicia que genere spin-offs y secuelas. Este es el plan con muchas de sus propiedades, ya que Netflix no ha dejado en ningún momento de ser una productora que quiere, ante todo, llegar a la mayor cantidad de público posible. Y en ese campo, los experimentos están vedados.
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