Ryan Murphy es uno de los indiscutibles chicos de oro de la televisión actual. Algunos de los grandes éxitos de los últimos años llevan su firma: 'Glee', 'American Horror Story', 'American Crime Story' o 'Pose' son algunas de ellas, a las que se suma la reciente y popularísima 'Dahmer - Monstruo: La historia de Jeffrey Dahmer' para Netflix. Sin duda la era del streaming le ha beneficiado, aunque sus producciones se remontan a principios de siglo.
Ya en 2003 firmaba uno de sus primeros éxitos, 'Nip/Tuck', que acaba de llegar completa a HBO Max y Prime Video, y que permaneció siete años en FX, propiedad de Fox. La serie era ya entonces un muy personal batiburrillo de crimen, terror, comedia, melodrama y sátira, tal y como lo han seguido siendo muchas de las apuestas posteriores de Murphy. Y ya entonces se dejaba notar cierto gusto por usar la frivolidad y la extravagancia como herramienta satírica.
En 'Nip/Tuck' conoceremos a dos prestigiosos y lujosos cirujanos plásticos de Miami (que en la temporada 4 se trasladan a Los Angeles). Cada uno de ellos tiene su propia vida privada, y al estilo de los 'Inseparables' de Cronenberg, uno es más tibio, tímido y familiar, y el otro un mujeriego triunfador y fóbico al compromiso. Aunque no está muy claro quién de los dos es más perverso. Un punto de partida aparentemente minoritario, pero que le valió un Globo de Oro en 2004, venciendo a nada menos que 'Los Soprano'.
Dylan Walsh y Julian McMahon, responsables de dar vida a los cirujanos protagonistas, conforman dos magnéticos vórtices para la serie, que jugó al desfase casi continuamente con escenas de gore quirúrgico y tramas que se prolongaban durante varias temporadas, como la de un asesino en serie que mutilaba el rostro de sus víctimas. Una serie fría, excéntrica y que hoy sigue llamando la atención por su sentido del riesgo. Cuando parecía que la televisión iba a cambiarlo todo, todo y todo.
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