El debate sobre la vigencia y utilidad de la crítica cinematográfica y televisiva es una constante en el oficio. Existe, prácticamente, desde que existen las industrias audiovisuales como tal y su consideración vuelve cada cierto tiempo a ponerse en duda. Hoy, las grandes plataformas de VOD con Netflix a la cabeza, propician el debate estreno tras estreno: ¿Para qué sirve una crítica ante un catálogo de contenidos? ¿Los críticos son prescriptores? ¿Le importa a alguien lo que opinen, o solo deberíamos fijarnos en los datos de visionado?
No es algo nuevo, es una consecuencia lógica de un tejido cambiante. En los años cincuenta se debatía el papel de la crítica y su futuro ante los cambios de concepción de lenguaje propiciados por la nouvelle vague. Gente que había asimilado una visión del cine deudora del teórico cinematográfico André Bazin –como Truffaut, Godard y compañía-, hacía gala de ella desde las páginas de Cahiers du Cinéma, y empezaba a dedicarse al cine, cambiando desde la praxis, las reglas del juego.
En los ochenta se debatía la necesidad de una crítica que defendiese el cine autoral ante la progresiva globalización de fenómenos culturales. Aquella década vimos los últimos vestigios de lo que entendíamos como 'sistema de estudios'.
Llegaron los noventa, y estos pasaron a pertenecer a conglomerados empresariales para los que el cine solo era una rama más de negocio: Sony compraba Columbia, Viacom compraba Paramount, Warner se fusionaba con Time Inc… Y la crítica tenía que responder ante su independiencia, puesta en duda por quienes se percataban de que la empresa que publicaba una crítica era también la dueña de una película o una cadena de televisión.
Ahora: Internet y las ya-no-tan nuevas plataformas de VOD. Y sí, Netflix, el gigante del video on demand que no ha tenido reparo alguno en poner en tela de juicio la vigencia actual de la crítica televisiva y cinematográfica tal y como la conocemos. Ya fuere por su modelo de negocio, por las opiniones de sus altos ejecutivos o por la gestión de su comunicación y marketing.
Inmersos en un profundo cambio de paradigma de distribución y consumo de cine y series, vemos como Neftlix juega un papel fundamental mientras que la crítica parece tambalearse. Unas veces yendo a la zaga del fenómeno, como pasó con el estreno sorpresa de 'The Cloverfield Paradox', otras viendo anonadados cómo su opinión se cuestionaba con cifras de visionado con el paradigmático éxito de 'Bright'. Aunque nuestro saldo de prestigio no estuviese, precisamente, en situación de presumir… ¿Puede que los críticos de cine y series valgamos cada día menos?
Deberse a las cifras
El 22 de diciembre de 2017, ante la inminente época navideña e imitando el modelo de estrenos de un blockbuster de temporada, Netflix lanzaba mundialmente una superproducción que encendería el debate. 'Bright' era una película de 90 millones de presupuesto, protagonizada por Will Smith, Joel Edgerton y Noomi Rapace, con David Ayer tras las cámaras. Y, además, se trataba de un título de acción ambientado en un presente alternativo en el que seres humanos, orcos y elfos convivían entre tiroteos, barbacoas y cerveza. Netflix jugaba fuerte a ser Hollywood y la expectación era máxima.
Sin embargo, tras su estreno la crítica no escatimó en pedradas en forma de palabras. Mítica fue la que firmaba David Ehrlich, crítico de Indiewire, en la que aseguraba que era la peor película de 2017 y que tuvo su propia respuesta por parte de Ayer. Pero no estaba solo: la película corrió la misma suerte en la mayoría de medios de comunicación, así como en Rotten Tomatoes, donde hoy sigue con un 26% de ‘frescura’. Un descalabro que venía a significar una oportunidad perdida por parte de Netflix.
"Siempre es positivo tener buenas críticas, sobre todo para según qué producciones, pero diría que a Netflix lo que le importa es la notoriedad", opina Adriana Izquierdo, analista de guiones y colaboradora de Xataka, de Esta peli ya la he visto y del podcast de cultura audiovisual Ohhh! TV, sobre el batacazo de Netflix con 'Bright'. "Es algo que encaja con su modelo de negocio: ellos no necesitan que cantidades masivas de gente vean un título concreto, pero sí que algo tenga la suficiente conversación como para atraer nuevas suscripciones. Atrapan suscripciones con títulos muy comentados (para bien o para mal) y la mantienen con otro tipo de estrategias", explica.
"La campaña promocional que hicieron tan bestia surtió efecto", opina por su parte Natalia Marcos, redactora en El País y una de las responsables del blog Quinta Temporada. "No creo que les importara nada las malas críticas, pero tampoco parece que les importe en general. Y creo que hacen bien: se rigen por resultados de visionados como una cadena cualquiera, y si 'Las chicas del cable' funciona, da igual lo que diga la crítica. Y lo mismo ocurre con otras cadenas de televisión", opina Marcos.
Por su parte, John Tones, escritor, cocreador de Canino y colaborador de Xataka y Espinof, coincide en que Netflix se debe a sus datos: "Creo que la postura oficial de Netflix es que no le importan las críticas mientras haya visionados, pero también creo que Netflix no lo dirigen idiotas y saben que un backlash negativo constante puede ser perjudicial".
Según él, en el caso de 'Bright' hay mucho de lo que tela que cortar: "no hablamos solo de críticos profesionales, hablamos de un auténtico desastre en Rotten Tomatoes. La diferencia con distribuciones tradicionales, creo yo, es que con Netflix la película está disponible desde el minuto uno. Para cuando surgen las malas críticas hay millones de personas que la han visto en sus móviles, en sus trabajos a ratos, a doble velocidad, en modo podcast... Creo que no es tanto que a Netflix no le importa, como que no le importa mientras no se convierta en una costumbre", opina Tones.
La influencia de la crítica en entredicho
Ante la reacción de la crítica por el estreno de 'Bright', la plataforma respondió con datos: 11 millones de visionados en tan sólo tres días. Y no sólo eso, Reed Hastings, director ejecutivo de Netflix, aseguró que los críticos vivían desconectados de lo que el público deseaba ver. O lo que es lo mismo: Netflix estaba defendiendo públicamente que a ellos lo que les interesaban eran las cifras, y que los críticos no tenían ni idea.
"Esto es algo que la industria lleva diciendo desde el principio de los tiempos", opina Tones. "Del mismo modo que se cuelgan la medallita del 'Obra maestra' según un crítico del New York Times cuando les conviene. Críticos que coinciden o no con el público, que a su vez coincide o no con lo que les quieren vender las productoras ha habido, en todas las combinaciones y con todos los términos medios o extremos posibles, desde que existe la industria del cine".
Para Natalia Marcos, el papel del crítico sigue estando claro: "Los críticos son críticos y esa es su función, no conectar con el público. Siempre ha habido series y películas con muy buenas críticas que ha visto muy poca gente, no tiene nada que ver una cosa con la otra. A veces coinciden, pero solo a veces".
Para Adriana Izquierdo "la crítica maneja unos conceptos y un bagaje que no coinciden con los del público en muchos casos, pero diría que esto ocurre con géneros y tipos de cine concretos. La crítica americana, por ejemplo, se vuelve loca con los blockbusters; se entregan al puro entretenimiento igual que el público".
Según ella, "si la crítica no tiene tanta influencia como se cree en lo que el espectador ve en el cine, cuando hablamos de streaming en el salón esa influencia se reduce muchísimo. Por mucha mala prensa que tuviese 'Bright', la gente encendía la tele, ponía Netflix y ahí le aparecía Will Smith con un orco al lado, ¿cómo no van a darle al play?".
Ahora sí, antes no: la crítica y el ‘amodio’ a Neftlix
Tras aquello, Neftlix estrenó por sorpresa 'The Cloverfield Paradox' durante la Super Bowl. Muchos calificaron la jugada de maestra, pero aquella estrategia podía esconder cierto miedo a la reacción crítica. A repetir, como así fue, el fracaso anterior.
Adriana Izquierdo no lo ve así: "Yo insisto en que las malas críticas no le van mal a Netflix. Paramount se la encasquetó a Netflix por la friolera de 50 millones y Netflix, reyes de la notoriedad, aprovecharon la expectación: la sorpresa combinada con la visibilidad de la Super Bowl les daba una máquina de hacer suscripciones".
Es decir, que en realidad Netflix volvía a pasar de los críticos y miraba por sus cifras. "Además se ha percibido una estrategia clara en estos últimos meses con la ciencia ficción. 'The Cloverfield Paradox', 'Mute', 'Aniquilación','Altered Carbon'... Si entras por una, puede que te quedes por las demás. Aunque sean malas o tengan malas críticas. El baremo es diferente cuando pagas 10$ por una película a cuando pagas lo mismo por un catálogo", opina la colaboradora de Xataka.
"Creo que haciendo eso lograron mucha más repercusión mediática y ruido social que si lo hubieran hecho un estreno tradicional", remarca Natalia Marcos. "No creo que las malas críticas fueran un problema, solo buscaron la forma de sacar el mayor beneficio para una película que llevaba tiempo dando tumbos. No creo que temieran las críticas, hay que tener en cuenta que son los mismos que firmaron en 2014 un acuerdo con Adam Sandler para cuatro películas…", nos recuerda la redactora de El País.
Paramount había decidido no estrenar 'The Cloverfield Paradox' por estar descontentos con el resultado. Meses después pasaría lo mismo con 'Aniquilación': la última película de Alex Garland era también propiedad de la major, pero no la estrenó pensando que no tenía recorrido comercial alguno. Netflix compró y estrenó ambas con reacciones absolutamente dispares entre sí: la primera había sido recibida casi igual de mal que la de los orcos policías, mientras que la segunda fue alabada por la crítica como una de las mejores películas de ciencia ficción de los últimos años. ¿Estaba Netflix convirtiéndose en la esperanza de proyectos que las majors no querían estrenar?
"Creo que están experimentando con nuevas formas de difundir y publicitar. Comprobando lo que funciona bien y lo que no", opina John Tones. "Netflix se está encontrando con películas ya terminadas a las que les puede colgar la etiqueta de 'lo que los estudios no se atreven', pero dudo que quiera esa fama de contenedor de descartes".
Por su parte, Adriana Izquierdo opina que "los estudios grandes están abandonando las películas de presupuestos medios. Han dejado de arriesgarse, y las pequeñas productoras y/o proyectos más modestos tienen en Netflix un gran interesado", opina Adriana Izquierdo. "Estas películas tienen mucha más accesibilidad al estrenarse con ellos. 'Aniquilación' habría sido uno de esos estrenos limitados a unas pocas salas. Sin embargo Netflix tiene el potencial de llevar películas como esa u 'Okja' a personas que de otra forma no sabrían de su existencia", cree la analista de guiones.
Sin embargo, matiza su opinión, pues "falta un fundamento importantísimo en este asunto: saber las audiencias. Aunque no importen tanto en el modelo de Netflix, a la hora de hablar del impacto de la crítica en el comportamiento del espectador tendríamos que saber cuánta gente ha visto, por ejemplo, 'Aniquilación', ¿qué alcance ha tenido realmente? ¿Ha atraído nuevas suscripciones?".
Un futuro extraño pero prometedor
Ante la ausencia de datos en torno al impacto de 'Aniquilación' y la duda de si atrajo nuevas suscripciones a la plataforma confirmando su influencia, la vigencia de la crítica vuelve a quedar en entredicho. ¿Y cómo reaccionan los críticos ante el debate? Quien esté libre de pecado que tire la primera piedra: festivales como Cannes han vetado las películas de la plataforma, sentando un precedente que transmite un mensaje definitorio: cómo se estrenan online, no merecen la misma atención que el cine que pasa por salas. Es decir, que Netflix no merece la atención de la crítica.
"La crítica y, en general, el establishment del cine -como Cannes- aún tiene prejuicios heredados de las antiguas estructuras de distribución", opina John Tones. Además, "se sigue identificando Netflix con 'series', y la plataforma tendrá que hacer un gran esfuerzo para dejar atrás ese tópico. Es posible que de ahí venga cierta malinterpretación y ninguneo de la -potencial- calidad sus películas: si Netflix produce series, las películas que hace son 'telefilms', es decir, cine de segunda categoría”, explica el crítico.
A pesar de todo, Tones opina que "eso está cambiando según llegan nuevas voces a la crítica que atienden a nuevos modelos de espectador". Según él, "ahora la televisión es otra cosa. Y el cine para consumir en plataformas VOD también es otra cosa, quizás distinta a los blockbusters de salas, pero definitivamente también distinto a las clásicas TV Movies”.
Para Adriana Izquierdo, el impacto público de la crítica es muy diferente hoy, ante la multiplicidad de ventanas de distribución y consumo. "Ir al cine implica una participación muy activa por parte del espectador, que elige salir de casa, ir a ver algo en concreto y pagar una entrada. A la hora de decidir qué película merece ese esfuerzo por su parte, la crítica puede tener un papel", explica. Sin embargo, "ver algo en Netflix es muy pasivo: ya estás en tu sofá, ya has pagado una suscripción y tienes la película ahí delante, a tu alcance".
Además, cabría sumar el factor del sistema de recomendaciones. "Mi pantalla de inicio es diferente a todas las pantallas de inicio de amigos que he visto, por lo que quizá esa plataforma te está ofreciendo algo que te llama lo suficiente como para que ignores a la crítica. A mí me encanta el cine japonés; si Netflix me recomienda una película o una serie que ocurre en japón y que además tiene comida -Viva 'Samurai Gourmet'- me da igual que la crítica sea mala porque para mí esa combinación ya 'es un aprobado'", describe Izquierdo.
Ante la cantidad de frentes abiertos, a Natalia Marcos se le antoja más necesario que antaño el papel del crítico televisivo: "con la enorme cantidad de producción que hay ahora mismo, creo que la función del crítico como prescriptor y seleccionador de ese contenido es ahora más importante que nunca". Según la blogger de Quinta Temporada "en ocasiones el espectador se ve colapsado por la enorme cantidad de oferta que se encuentra y no sabe por qué camino tirar. Por eso las recomendaciones de gente en cuyo criterio confías, tanto profesionales de la crítica como tu círculo más cercano, son más necesarias que nunca. También quiero creer que la crítica es importante para la salud del mundo audiovisual. O eso espero", confiesa.
El auge del crítico-prescriptor, en cambio, hace dudar a John Tones sobre el futuro del papel la profesión: "Creo que cada vez se difuminará más y más la función de prescriptor, lo cual no deja de tener sentido. Si el único sentido que se le ve al crítico es el de recomendar películas, es comprensible el éxito de webs agregadoras de opinión como Rotten Tomatoes donde es el propio público el que prescribe".
Según el colaborador de Xataka, "la función del crítico va más allá de eso, es también el descubridor de películas ocultas, el que pone a la luz conexiones entre fenómenos distintos, el que tiene unos conocimientos que le permiten ubicar una película en un contexto, más allá de si es 'buena' o 'mala', o de si 'hay que verla'. Si el público va a seguir interesado en esa función en un futuro es algo que se me escapa".
El suelo sobre los pies de los críticos se tambalea. Si siguen dándole la espalda a la plataforma, como lo ha hecho Cannes, también se la darán al público pues, a pesar de la opacidad habitual de Netflix, se sabe que en 2017 habían duplicado el número de usuarios del año anterior en España: tenían 1.163.000 suscripciones (el 7,3% de hogares con acceso a Internet). Mientras que si la plataforma sigue dándole la espalda a crítica, Netflix perderá una parte esencial del engranaje de la industria del entretenimiento. Aunque tal vez descubramos que si la pieza falta, el mecanismo sigue funcionando.
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