Traiciones palaciegos, erotismo desbocado, conspiraciones en la sombra...
'Dune: La profecía' es la largamente esperada serie que funciona como precuela remotísima (diez mil años en el pasado) de las dos películas de Denis Villeneuve. Pero viéndola, uno puede llegar a pensar que una producción de estas características estaba desde el principio en los planes de Warner, ya que es obvio que tiene como claro referente uno de los mayores éxitos de HBO: 'Juego de Tronos'.
Cinco años de búsqueda. Hace ya cinco años del discutidísimo final de 'Juego de Tronos', y el trauma fue doble. Primero, los fans quedaron enormemente descontentos con la conclusión, lejos de las promesas de la serie en temporadas anteriores. Segundo, se inició una carrera por dar con "el siguiente 'Juego de Tronos' que de momento no ha cuajado, aunque nos ha brindado aproximaciones interesantes como 'The Witcher' o la propia precuela de la serie original, 'La Casa del Dragón'. Sin embargo, el ansia no se ha disipado: seguimos buscando "la nueva 'Juego de Tronos'.
Una nueva aspirante al trono. No al de hierro, sino a convertirse en la serie de intrigas pseudo-medievales llamada a suceder a la creación de George R.R. Martin. 'Dune: La profecía' reúne las características gracias a las especialísimas características del universo creado por Frank Herbert en sus novelas y que explicamos extensamente en su momento: el motivo de que estemos en un cosmos sin la tecnología punta habitual en las historias de ciencia ficción es que en el pasado los hombres y las máquinas libraron una cruenta guerra. Después de que los humanos vencieran, las inteligencias artificiales quedaron prohibidas, lo que supuso un retroceso efectivo de la tecnología, pese a que avances como los viajes espaciales son comunes.
Casas en conflicto. Los parecidos entre la obra de Herbert y la de Martin son tan notorios que parece obvio que el segundo tomó algunos elementos de 'Dune' para adaptarlos a su antojo. En ambos casos tenemos un poder central (el Emperador en 'Dune', el rey en 'Juego de Tronos') a cuyo alrededor orbitan importantes casas que se disputan sus favores y ceden sus recursos para que el imperio siga adelante, sorteando, provocando y manipulando guerras y conflictos. Para aderezar, hay traiciones, cotilleos en los pasillos de palacio, relaciones dudosas entre familiares de primer grado, erotismo desenfrenado y explosiones de violencia ocasional. Hay hasta criaturas de grandísima envergadura (gusanos, dragones) que ayudan a decantar el poder en una u otra dirección.
Alguna diferencia. Las auténticas protagonistas de 'Dune: La profecía' (como lo son en las películas de Villeneuve, pero más en la sombra) son las Bene Gesserit, una congregación de mujeres con poderes que a través de manipulaciones de los poderosos que se acercan en ciertos momentos a la eugenesia, quieren orientar las líneas de sangre de las distintas casas para facilitar el nacimiento de un futuro mesías. Será Paul Atreides, pero aquí estamos diez mil años antes, con la Madre Superiora de los Bene Gesserit (Emily Watson) asegurándose de que no pierde el favor del Emperador pese a la irrupción en la Corte de un soldado con extraños poderes, ganados según dice después de haber sido tragado por un gusano en Arrakis. Es decir, lo importante aquí no es la corte y sus habitantes, sino los innumerables poderes en la sombra.
Un buen momento. Si 'Dune: La profecía' funciona, y todo parece indicar que así es, HBO estará encadenando una serie de franquicias con gran potencial que ha cuajado en series de éxito. Por una parte, 'La Casa del Dragón', cuya segunda temporada ha tenido un gran seguimiento y asegura la supervivencia de la marca 'Juego de Tronos'. Después, 'El Pingüíno', que demuestra que las propiedades DC son perfectamente rentables si se sabe como explotarlas. Y ahora 'Dune: La profecía', que prácticamente anuncia por todo lo alto que, después del bombazo comercial de las películas de Villeneuve, Warner posee otra potente franquicia en su catálogo.
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