No te dejes engañar ni por el cuquismo del bebé dinosaurio, ni por el nombre de Jim Henson, ni por su apariencia de sitcom amable. 'Dinosaurios', cuyas cuatro temporadas Disney+ acaba de recuperar íntegras -como esperemos que hagan con todo el mundo Muppet, o nos tiramos a la calle- llegó disfrazada de subproducto para cabalgar la ola de 'Los Simpson', pero oculta una maravilla rebosante de sarcasmo y veneno
La mejor prueba está en el final. Porque 'Dinosaurios' es una de esas extrañas sitcoms que terminan. Y en este caso termina con una de esas tracas explosivas que no se olvidan, sobre todo si se pilla a la edad adecuada: los dinosaurios se extinguieron, y aquí nos explican cuál fue el proceso exacto. No es spoiler: al fin y al cabo, todo esto sucedió de verdad.
Ese final canaliza una de las grandes virtudes de la serie: cuando aún no estaba de moda o la sociedad no estaba tan concienciada, 'Dinosaurios' mandaba un mensaje ecologista muy claro (un tema que siempre preocupó a Jim Henson, como demuestran productos tan variados como 'Barrio Sésamo' o 'Cristal Oscuro'). Y eso no es todo, ya que en 'Dinosaurios' se deslizan multitud de reflexiones bastante avanzadas sobre las relaciones de poder en el trabajo y las familias, el racismo, la brutalidad policial (¡Tricera-Cops!), el uso de drogas, el acoso en el trabajo y muchas más.
Y todo eso, por supuesto, en un contexto de comedia absolutamente tronchante, con estupendos gags y un humor negrísimo que se beneficia de que los dinosaurios irán vestidos con ropa y irán a trabajar y al colegio, pero no son del todo humanos, sino animales. Una joya de la televisión que cumple ahora algo más de tres décadas pero que no ha perdido ni pizca de mordida.
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