No está muy claro qué falló en 'El juego de Ender' (que puedes recuperar en Netflix y Movistar Plus+) para que pinchara en taquilla de la forma en que lo hizo: 110-115 millones de presupuesto para solo 125 millones de recaudación en todo el mundo, algo insuficiente en una producción de esta categoría, que lleva aparejados una gran cantidad de gastos en términos de marketing y promoción. Se dice que parte de la culpa la pudo tener el boicot de varios grupos defensores de los derechos LGTBI como oposición a unas declaraciones de Orson Scott Card, autor del libro original, acerca del matrimonio gay.
Fuera cual fuera la razón, el caso es que el alcance de la película no estuvo a la altura de su ambición. La película podría haberse expandido a lo largo de las nada menos que dieciséis novelas de las que consta el Enderverso, y tenía abundantes papeletas para lograrlo: la novela original, de 1985, está considerada una historia adelantada a su tiempo, con elementos como los juegos militares preparatorios para un conflicto real que han sido muy influyentes en posteriores piezas del género.
La película cuenta la historia de Ender Wiggin, un niño prodigio que es reclutado por las fuerzas militares de nuestro planeta para liderar la defensa de la Tierra contra una raza alienígena conocida como los insectores. Ender es sometido a rigurosos entrenamientos y simulaciones de guerra en la Escuela de Batalla, demostrando su ingenio y liderazgo excepcionales, y enfrentándose a dilemas morales sobre la guerra y el sacrificio.
La ambición de la película se reflejó no solo en su apartado técnico y sus notables efectos visuales, sino en el propio reparto: Harrison Ford, Ben Kingsley y Viola Davis encabezaban los actores adultos, mientras que el joven Asa Butterfield, que se dio a conocer poco antes en 'La invención de Hugo' de Martin Scorsese, da vida al protagonista de esta aventura galáctica que mereció mejor suerte.
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