Ha vuelto a Netflix un éxito de la literatura fantástica más retorcida, con ambientación renovada y nuevos enigmas

'El perfume' es uno de esos libros cuya lectura marca profundamente a sus lectores. Editado en 1985, el texto de Patrick Süskind se convirtió en un éxito de ventas en todo el mundo y fue elogiado por su especialísima atmósfera, que conseguía un imposible: transmitir solo con palabras algo tan complejo como los olores. Ambientado en el siglo XVIII, sigue la historia de un perfumista con un extraordinario sentido del olfato que se ve involucrado en una serie de crímenes y en la creación de un perfume que desata los instintos más incivilizados de quienes lo huelen.

Debido a su éxito, 'El perfume' se convirtió en un atractivo material para ser adaptado a distintos medios. Hasta 2006 no llegó esa versión a la gran pantalla, bajo el título de 'El perfume: Historia de un asesino' después de años en preproducción. Más recientemente, en 2018, llegó 'El perfume', una miniserie alemana que adaptaba la novela trayéndola a la época actual y que puedes ver también en Netflix. Ahora, de nuevo en Netflix, es el turno de una nueva película de 2022, 'El perfumista', que conserva la ambientación contemporánea pero le da un giro a la trama.

En este caso, hay elementos argumentales y algún personaje en común entre la serie y la nueva película, aunque se pueden disfrutar por separado. Conoceremos a una inspectora de policía sin sentido del olfato cuyo destino se cruza con un perfumista que usa métodos criminales para conseguir el aroma ideal. Como se puede ver, hay muchos elementos en común tanto con el libro como con sus adaptaciones, solo que en esta ocasión tenemos una ambientación de crudo policiaco moderno que remodela la historia original.

Es curioso cómo ha evolucionado la historia original, de una fantasía de época con tintes de misterio criminal a un policiaco en estado puro y de tintes claramente nórdicos, con asesinos en serie de métodos despiadados y simbólicos post-Seven y policías con problemones, al estilo noruego. Una evolución lógica pero sugestiva y, desde luego, muy significativa, para el texto clásico.