Max ha llegado a nuestras pantallas tomando el relevo de HBO Max y una de las primeras críticas que ha suscitado su llegada es la escasez de novedades que presenta su oferta con respecto a lo que ya teníamos en la plataforma precedente. Es cierto: Max es, ante todo, un lavado de cara y una reorganización de la programación, separando HBO del resto de series y películas y poniendo más a la vista documentales y realities de Discovery.
Pero hay una novedad, que podemos entenderla como casi una celebración de esta esperada llegada de HBO a nuestras pantallas: el estreno en streaming de 'Dune: Parte dos', la secuela dirigida -como la primera entrega- por Dennis Villeneuve y que adapta el arranque de la primera novela de la saga de Frank Herbert. Las dos entregas juntas forman un todo, ya que ponen en imágenes este primer volumen al completo, en una adaptación ambiciosa y que ha rendido en taquilla, convirtiendo a Warner en una de las majors más potentes del momento (más allá de sus problemas presupuestarios con el streaming).
'Dune: Parte dos' arranca unos meses después de lo visto en la primera parte: el joven Paul Atreides, acompañado por su madre, se une a la tribu de los Fremen y comienza un viaje tanto físico como mental para convertirse en el Mesías que está predicho por las Bene Gesserit. Tendrá que combatir las visiones de una Guerra Santa en su nombre, y enfrentarse a los poderosos Harkonnen, brazos ejecutores de la caída de la Casa Atreides.
'Dune: Parte dos' supera a su precedente en muchos aspectos (más allá del obvio: vemos al fin a Paul cabalgar un gusano de arena, que es a lo que veníamos), ya que pasan a primer plano las luchas políticas entre clanes y lo íntimamente relacionadas que están con un poder que aquí adquiere importancia: el religioso. Los auténticos temas de 'Dune' quedan así muy a la vista en una película cuidada hasta el más mínimo detalle y que presenta una saga de la que aún nos queda mucho por descubrir.
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