Fue un éxito sin precedentes para Netflix. Se estima que 'El Juego del Calamar' hizo ganar más de 900 millones de dólares, siendo una de las series más rentables en la historia de la plataforma de streaming. Sin embargo, no todos los implicados tuvieron tantas alegrías.
Sin bonus para el creador, director y guionista. La revista Time incluyó a Hwang Dong-hyuk como una de las 100 personas más influyentes del mundo. Pero lo cierto es que el creador, director y guionista surcoreano no recibió por la serie más que "para poner comida en la mesa", como crudamente ha definido en una entrevista con The Guardian.
La explicación es que el contrato de Netflix se basa en salarios predefinidos, donde no se añaden bonus ni extras derivados de los posibles royalties generados. Es decir, los creadores de la serie no obtienen beneficios adicionales por el merchandising o la propiedad intelectual derivada que se pueda generar en casos como este, de éxito internacional.
Series de bajo coste, máxima rentabilidad. 'El Juego del Calamar' es muy representativa porque es el ejemplo más claro de una obra cuyo coste de producción fue muy bajo y los beneficios enormes. Netflix encontró en Corea del Sur un filón. Un hecho que el propio Hwang acepta con resignación con la idea en mente de "nutrir todo el ecosistema" y mirar en el medio y largo plazo.
Un caso contrario fue '1899', la serie de los creadores de 'Dark' que finalmente fue cancelada porque aunque fue un éxito de visitas, su presupuesto era demasiado elevado.
Netflix se niega a pagar 'royalties'. Ted Sarandos, CEO de Netflix, justifica el modelo de negocio de la compañía. Su política es no pagar 'royalties' a los creadores, simplemente defiende que son "compensados justamente".
En vez de aportar un bonus en caso de que la serie explote, desde Netflix justifican que "pagan muy por encima del mercado" y que "en el caso del éxito de una serie, nos aseguraremos de que los creadores sean compensados de una manera correcta en la próxima temporada". En caso que se haga, claro.
Ni un 0,5%. Michaela Coel, creadora de 'I may destroy you', explicaba en Vulture su caso. Rechazó un millón de dólares de Netflix porque estos se negaban a darle al menos un 5% de los derechos de autor sobre la serie. Tampoco aceptaron negociar cuando bajó esta cifra al 0,5%. "Así no es como se hacen las cosas con Netflix", recibió como respuesta.
A la huelga. El pasado mes de mayo se hizo la primera huelga de guionistas de Hollywood de los últimos 15 años. Una huelga en plena era del streaming donde, entre otras peticiones, el asunto de los 'royalties' estaba muy presente. Una de las solicitudes de la asociación 'Writers Guild of America' es que el montante de residuales esté basado en el número de suscriptores en el extranjero. Es decir, cobrar en función de los seguidores conseguidos. Una forma de ligar su remuneración al éxito de sus creaciones.
En Europa ya hay una normativa que ha intentado solucionar el problema. La directiva 2019/790 sobre derechos de autor y derechos afines intentó lidiar con este asunto. En el momento que una serie producida en Europa supera los 10 millones de cuentas que hayan reproducido el 90% de una serie, Netflix debe pagar royalties al equipo creativo.
En países como Alemania ya se trasladó esta directiva y Netflix ha acordado pagar royalties a los creadores para cumplir con la ley.
En España ya se pagan. Debido a la transposición de la normativa europea, Netflix también ha empezado en España a pagar a actores y actrices por el dinero que ganan sus series. Así lo explica la entidad AISGE, que describe que actores como los de 'La casa de papel' o 'Élite' cobran royalties en función de lo que Netflix gana en España. En el caso de los beneficios de estas series en otros países, los royalties se deberán gestionar en cada mercado por separado.
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