Guillermo del Toro tiene una notable filmografía que asienta sus raíces firmemente en el fantástico. Y aunque solo recientemente haya obtenido el prestigio de los Oscar, lleva toda su carrera encadenando cinematográficas odas a los subgéneros más diversos del terror, la fantasía y la ciencia-ficción: de los vampiros a las monster movies, pasando por el kaiju eiga o las historias de fantasmas.
A este último género, al que Del Toro se había aproximado tan temprano en su carrera como en la española 'El espinazo del diablo', se acerca con esta 'La cumbre escarlata', una maravilla gótica que acaba de aterrizar en Netflix aunque también la tienes disponible en Prime Video. Se trata de una propuesta que pese a su modesto presupuesto (apenas 55 millones de dólares, una cuarta parte de lo que cuesta una película de Marvel) es perfecta para experimentar unos cuantos escalofríos con sabor a literatura clásica de horror.
En ella se nos cuenta cómo a raíz de una tragedia familiar, una escritora se debate entre el romance seguro y algo siniestro que le espera en su matrimonio o la tentación de un desconocido. Un triángulo (en realidad, un cuadrilátero, porque hay una segunda mujer en liza) que podría protagonizar un culebrón decimonónico, pero que se ve agitada por una casa con un pasado aterrador, con habitantes incorpóreos y que sngra. Metafórica y literalmente.
Un fantástico reparto encabezado por Mia Wasikowska, Jessica Chastain y Tom Hiddleston dan empaque y sensibilidad trágica a una historia que bebe de relatos clásicos de fantasmas como 'Otra vuelta de tuerca'. Y unos efectos especiales soberbios (que mezclan muy habilidosamente trucos tradicionales y CGI de gran calidad) y un diseño de producción espectacular (tanto la casa como los propios espectros son una maravilla) redondean una propuesta que no está entre lo más conocido del director, pero que merece figurar entre sus mejores obras.
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