Hace apenas unos meses, en pleno culebrón sobre la llegada o no de Netflix a España, gran parte de los comentarios reflejaban una visión mítica del servicio de vídeo bajo demanda. Si uno leía entre líneas, las expectativas respecto a Netflix venían a componer un cruce entre Series Yonkis, con catálogo completo, estreno inmediato de series, subtítulos, alta definición y todo ello por unos diez euros.
Con esa idea en la cabeza, los pioneros en España del vídeo “over the top” (distribuido por internet para cualquier conexión, no ligados a nuestro proveedor como el caso de Imagenio u Ono) tenían que enfrentarse a un rival que todavía no ha aterrizado y que, cuando lo haga, tendrá dos vías: o invertir muchísimo o jugar en el mismo terreno en el que todos pelean.
Los problemas de Netflix en Estados Unidos
De hecho en Estados Unidos la realidad de Netflix dista de ser la que muchas veces proyectamos bloggers y publicaciones. Esta tira de The Oatmeal refleja que Netflix tiene un serio problema allí también de catálogo y, luego incidiremos en esto, ventanas de explotación.
Un caso crítico es con HBO, que prefiere seguir ligando su catálogo (no sólo Juego de Tronos, también The Wire, Los Soprano y tantas otras series magníficas, los que verdaderamente han impulsado la era dorada de las series en la que estamos, véase Vayatele) de forma preferente al cable en Estados Unidos, en lugar de ofrecerlo en las plataformas online o incluso en su propio servicio independiente. Por mucho que los usuarios estén clamando “Take my money HBO“, los números siguen encajando con la estrategia que han mantenido los últimos años, como explica Dan Frommer.
Más crítica que amplitud de catálogo y precio: la ventana de explotación
Generado por: Actibva
Echando un ojo a esta infografía podemos diagnosticar que más que un problema de amplitud de catálogo y precio tenemos un problema con la ventana de explotación. ¿Qué significa esto? Que hasta que una película o serie llega a una tarifa plana de consumo por internet pasan años, o meses en el mejor de los casos.
Y claro, esta es la batalla de todos los actores que están intentando luchar por crear una tarifa plana de consumo de contenidos audiovisuales en España. Los Filmin, Youzee, Wuaki y compañía tienen enfrente unos productores y propietarios de los derechos que tienen un incentivo claro para mantener las ventanas de explotación actuales: ingresos en un ciclo de vida amplio del producto que bajarían si se achican o desaparecen las ventanas. Y los ingresos que vendrían de esa tarifa plana no se acercan ni de lejos.
Algunas cosas sí que están cambiando
Este problema lo tendría también Netflix si aterrizase finalmente en España y no tiene fácil solución. O se invierte mucho dinero en comprar derechos de forma que compensen a los propietarios de los mismos por la pérdida de una ventana anterior o la industria en su conjunto asume que el mercado internet exige que se replantee todo lo que se ha estado haciendo hasta ahora.
No soy demasiado optimista con ninguna de las dos vías a corto plazo y eso que quedan actores por entrar a fondo, los Imagenio, Amazon, Canal + Yonvi… algunos de los cuales pueden poner sobre la mesa el contar con acuerdos para estrenar antes que el resto (caso Canal +) o con derechos deportivos incluidos.
De lo que tenemos ahora tenemos realidades compitiendo, adaptadas a las ventanas de explotación que a día de hoy permiten tarifa plana para el fondo de catálogo y estrenos muy alargados en el tiempo en pago por visión (que muchas veces se va a los 3 euros y más): Youzee, quizás demasiado lejos de la tele todavía, Filmin posicionada en cierto tipo de cine (por cierto, tienen Arrugas en pago por visión, merece cada céntimo que cuesta) y Wuaki que ha creado grandes expectativas con la nueva tarifa a la que uno se puede apuntar en su web (pero que tampoco me crearía una visión mítica, lo esperable es que esté en consonancia con lo que hay en el mercado).
A medio plazo creo que la situación no puede sino mejorar, la demanda empuja hacia vídeo bajo demanda, over the top y con tarifas planas más agresivas. Cierto que puede cundir cierto desencanto porque pasa el tiempo y a industria parece gastar más energía en leyes Sinde que en la transformación que muchos deseamos. Pero puede que esta no sea una película vertiginosa repleta de giros, sino una serie que, capítulo a capítulo y con unos actores que se merecen lo mejor por ser capaces de estar abriendo camino, nos lleve a un buen final.