Muy, muy complicado lo tenían David Benioff y D.B. Weiss para dejar atrás el recuerdo de 'Juego de tronos', Posiblemente nunca lo consigan, para ser honestos: el momento en el que se produjo aquel éxito de HBO, la narrativa que desarrolló, hasta la monumental decepción de su final, todo forma parte de una era de la televisión en la que la saturación no era la norma. 'Juego de tronos' es irrepetible: pero a nivel cualitativo, 'El problema de los tres cuerpos' puede medirse con aquella.
Por supuesto, esta no es una superproducción de la misma envergadura. Pero no anda corta de ambición: se trata de una adaptación de la novela más popular del escritor de ciencia ficción chino Liu Cixin. Una que es vitualmente inadaptable en muchos aspectos: algunos aspectos de su narrativa, como los saltos entre tiempos, los largos diálogos explicativos o las mastodónticas escenas que abarcan, literalmente, el movimiento de planetas y civilizaciones, habrían echado atrás a más de una productora.
Benioff y Weiss, sin embargo, no se han achantado, y sin duda ese es el gran valor de esta adaptación que Netflix estrenará el próximo 21 de marzo y que nosotros hemos tenido ocasión de ver en su integridad, y que ya apunta a ser una de las mejores series de 2024. Quien haya leído la novela se preguntará si algunos de los aspectos más paradigmáticos de la misma (los disparates que transcurren en el entorno virtual del videojuego 'Tres cuerpos', los personajes a los que vemos madurar a lo largo de décadas) se mantendrán intactos.Y sí, con obvias variaciones para adaptarse a otra narrativa, pero están aquí.
De hecho, en ciertos aspectos están mejorados, por mucho que los devotos de Liu Cixin quieran interpretarlo como una afrenta a la prosa del autor chino. Por ejemplo, la espectacularidad y el extraño espíritu evocador de las secuencias en el videojuego de 'Tres cuerpos' aquí son visualizadas mucho más detalladamente. Casi más ceremoniosamente. El libro parece querer adentrarse en los aspectos más metafísicos de la materia, pero lo cierto es que aquí veremos a tres millones de soldados dar forma a un ordenador humano. Tal cual.
Una invasión que no acaba de llegar
'El problema de los tres cuerpos' cuenta, tanto en la novela como en la serie, la historia de una invasión. En la China comunista, una joven científica contacta con una civilización extraterrestre. En el presente, un grupo de personas tiene ocasión de probar un sofisticadísimo videojuego, con una tecnologóia que no parece de este mundo, en el que tendrán que intentar resolver un problema astronómico milenario. No lo conseguirán, pero son solo algunos mimbres de lo que parece la visita de una legión extraterrestre.
Para depurar la a veces confusa narrativa del libro original, Benioff y Weiss han tomado una serie de decisiones que, sin duda, estaremos dist¡cutiendo en las próximas semanas, cuando la serie sea lanzada definitivamente por Netflix: hay más personajes (muchos de ellos, sí, de razas diversas y de género femenino) y también tenemos un trasfondo de cierta profundidad para muchos de ellos. No es algo que moleste: la novela de Liu Cixin a veces peca de un exceso de esquematismo, y Netflix se encarga de hacer su historia más accesible y amable. Por una vez, para bien.
'El problema de los tres cuerpos' en formato serie deja de ser ciencia ficción de superficie árida para convertirse en una aventura de resistencia terrestre en la sombra ciertamente adictiva gracias al elemento extravagante que ya tenía la novela. El videojuego, las sectas que desean el advenimiento de los alienígenas, el dichoso problema astronómico, los delirantes saltos en el tiempo. Todo ello está perfectamente narrado, con una notable generosidad de medios, y con una innegable atención a que un planteamiento espinoso sea asequible.
Francamente, es complicado vaticinar si la serie, que será un éxito con toda probabilidad porque será uno se esos lanzamientos que "hay que ver" para poder hablar de ello -como pasó en su día con 'El juego del calamar'-, será del gusto de todos los que se pasen por sus ocho episodios. Porque si aquí tenemos un planteamiento que ya tiene cierta ridiculez -de nuevo, el videojuego; o la absurda cuenta atrás flotante- sobre el papel, aquí, en imágenes, es en ocasiones chocante y despertará odios furibundos y adhesiones incondicionales. Todo eso le viene bien a Netflix, claro. Lo importante es que hablen de uno, aunque sea mal. Pero lo que no se le puede negar a 'El problema de los tres cuerpos' es cierto valor y arrojo para lanzarnos una propuesta diferente. Entre tantas propuestas cortadas por patrones clónicos, yo no me pienso quejar.
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