Zack Snyder vuelve derrochando billetes y estética de segunda mano para poner en pie su propia 'Star Wars'
De los cheques en blanco que Netflix brinda a autores para que plasmen sus visiones en proyectos que no han encontrado financiación en ningún otro sitio se puede hablar largo y tendido. Porque llevan unos cuantos proyectos ya, y los resultados son muy dispares. Hemos tenido desde discretas obras más o menos crepusculares, como 'El irlandés' de Martin Scorsese (más o menos, que ahí está 'Los asesinos de la luna' para demostrar que el tío sigue en forma) a producciones muy defendibles y que, en efecto, no encontraban acomodo en ningún otro sitio, como 'Ruido de fondo'.
Hemos visto películas irreprochables para crítica y público, como 'Roma' de Alfonso Cuarón y aparentes contradicciones como la de David Fincher, que ha firmado una de sus peores películas ('Mank') y una de las mejores ('El asesino'). A veces es complicado incluso determinar hasta qué punto Netflix colabora en una producción o la cubre por completo, o simplemente distribuye el producto final, pero una cosa sí está clara: sus negocios con Zack Snyder no están funcionando demasiado bien.
Ya no lo hizo su primera película para Netflix, aquella 'Ejército de los muertos' que palidecía al compararse con la que sigue siendo su mejor película: 'Amanecer de los muertos', su debut con guión de James Gunn. Netflix le dejó continuar una historia que Gunn había trazado meticulosamente como homenaje y actualización de la clásica 'Zombi' de George A. Romero, y el resultado fue muy discreto: los excesos visuales de Snyder despojaban al argumento de la estimulante mirada crítica del original.
La jugada ha salido aún peor con 'Rebel Moon', una película que, según cuenta la mitología que se ha generado en torno a ella, nació como una propuesta de Snyder a Lucasfilm para rodar una secuela de 'Star Wars', y que fue rechazada. Una vez vista, cabe pensar que una de las razones de ese rechazo es la desvergüenza con la que roba ideas de películas... a las que ya robó Lucas para montar su trilogía original, especialmente el cine de Kurosawa. En efecto, el argumento de 'Rebel Moon' está calcado de 'Los siete samuráis', una película que ya hasta ha sido reformulada en clave espacial, en la trotona 'Los 7 magníficos del espacio'.
Tremendo batiburrillo
Pero es que una vez dentro del redil de Netflix, y obligado a des-starwarsizar la película, lo que queda en 'Rebel Moon' es una película demasiado parecida a 'Star Wars' (o a sus réplicas de serie B en los ochenta, como 'Star Crash', 'Flash Gordon' o, ejem, 'Siete hombres de oro en el espacio', pero por supuesto, sin nada de su rampante desvergüenza o su saludable sentido del humor). Hay malvados biónicos, robots con suaves voces humanas, espadas láser, un aura de misticismo, campesinos espaciales que se rebelan, uniformes demasiado parecidos a los de los nazis... y un Imperio que se llama Imperium.
Es cierto que Snyder consigue rascar, entre las múltiples referencias de las que bebe, algo de saborcillo pulp y aires a portada de 'Metal Hurlant': que si una araña gigante, que si naves de desproporcionadas formas fálicas (aunque esto es algo que obsesiona a Snyder desde siempre), que si cierta mezcla de western fronterizo y space opera que no es especialmente original pero por eso mismo entra plácidamente, que si un diseño de vestuario de saludable extravagancia... Snyder se deja caer a plomo sobre el piano para ver cuántas teclas suenan, y algún acorde agradable extrae de ello, pero 'Rebel Moon' tiene más problemas que virtudes.
El principal es la absoluta falta de carisma de su grupo de héroes. Se trata de una carencia a la que Snyder nos tiene ya acostumbrados, tras una filmografía con la colección de protagonistas más antipáticos de todos los tiempos. No nos importa demasiado nada de lo que les sucede, y sus virtudes lo son porque se enuncian (¡el general que es un genio de la estrategia y lo único que hace es empinar el codo!), no porque las veamos. No se trata de dar lecciones de teoría del guión: hay una consecuencia básica para un desarrollo de personajes tan deficiente, y es que la película es aburrida.
Aburrida y hortera como ella sola (las secuencias iniciales, entre labores en el campo a cámara lenta y atardeceres con colores imposibles, son el anuncio de colonia más caro del año), Rebel Moon es el perfecto ejemplo de lo que sucede cuando Netflix no discrimina a la hora de adjudicar sus cheques en blanco. Porque un criterio útil que la compañía podría poner en práctica es la de determinar si sus beneficiarios, para empezar, tienen algo que contar.
Cabecera: Netflix
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