Desde sus lejanos inicios como red de distribución de DVDs por internet en 1997, Reed Hastings ha estado al frente de Netflix. Ahora, un cuarto de siglo después y con 230 millones de clientes, el fundador de la compañía abandona la proa del barco para tomar una posición más discreta y convertirse en director ejecutivo.
Su puesto lo ocupan a partir de ahora dos co-CEOs, Ted Sarandos (que ya lo era desde 2020) y Greg Peters, los dos grandes nombres propios que en los últimos años han ayudado a Hastings a convertir a Netflix en el mastodonte del streaming que es ahora. Ante sí, ambos afrontan una serie de desafíos en un momento complicado para la compañía: la plataforma tiene que afrontar los efectos de dos decisiones radicales, la apertura de un plan con anuncios y la eliminación de las cuentas compartidas, lo que posiblemente conlleve una reacción negativa por parte de muchos clientes.
De momento no sabemos si Hastings maneja datos sobre la primera reacción a estas dos decisiones que le han llevado a pasar a un segundo plano, pero sí sabemos quiénes son sus dos sucesores como co-CEOs. Posiblemente uno de ellos acabe dirigiendo Netflix en solitario. De momento, estos son sus perfiles.
Ted Sarandos: todo por el algoritmo
El Jefe de Contenido de Netflix (conservará el cargo aunque sea también co-CEO) desde el año 2000 ha supervisado la creación de series y películas originales de la plataforma. Es decir, es el responsable directo de que se hayan puesto en marcha series de gran éxito en Netflix como 'Orange is the New Black', 'Stranger Things', 'Dark', los episodios para la plataforma de 'La casa de papel' y películas como 'Roma'. Su carrera profesional comenzó en el mundo de la distribución de películas en formatos domésticos, como el VHS y el DVD.
Sin él, Netflix no habría dado un paso decidido en la producción propia, especialmente tras el éxito de 'House of Cards' en 2011. Sarandos también es el responsable de imponer el formato que sigue ahora la industria del streaming a la hora de plantear series: ya no hay episodios pilotos, sino que se encargan temporadas completas. Un formato más arriesgado pero también más coherente, y que se aleja de la televisión lineal tradicional, donde las series salían adelante según la recepción de un piloto inicial. Derivado de esto, Sarandos ha impuesto en Netflix la idea de que el auténtico poder de Netflix está en las cifras de suscriptores, no en las de audiencia. Es posible que esta perspectiva cambie parcialmente ahora que la plataforma también va a tener una opción con publicidad.
La gran aportación de Sarandos a Netflix ha ido la de dar preeminencia a la personalización de la plataforma según los gustos del espectador y no según una parrilla que se impone desde la dirección, algo para la que el algoritmo se convierte en herramienta esencial. Netflix es lo que es en gran parte gracias a Ted Sarandos, y su aportación al panorama general del streaming con su mandato, que ahora continúa sin Hastings, ha sido esencial.
Greg Peters: la sorpresa en la sombra
El nombre de Peters es mucho menos conocido y mediático que el de Sarandos. Sin embargo, algunos de los últimos y más sonados pasos que ha dado la compañía han sido bajo su égida. El ahora co-CEO era hasta este momento COO (director de operaciones, en el cargo desde 2008) y suya ha sido tanto la decidida incursión de Netflix en el mundo de los videojuegos como la polémica nueva opción de una suscripción con publicidad.
Pero no solo eso: Peters ha sido también responsable de funciones como la dirección de productos, el desarrollo internacional y las asociaciones de Netflix con empresas de electrónica, internet y distribuidores de vídeo multicanal. Suyo es también, como comprobamos cuando le entrevistamos en 2017 (en plena guerra con Movistar), todo el apartado técnico, de diseño y experiencial de Netflix. Peters estudió física y astronomía en Yale, lo que le da una preparación muy distinta a la de Sarandos, que siempre ha desarrollado una carrera laboral en el mundo del audiovisual.
Es quizás esta diversidad en los perfiles de los dos directivos (uno más centrado en los contenidos, otro en el soporte y sus posibilidades) lo que hace que, si uno de ellos acaba siendo nombrado CEO en solitario de Netflix, ambos orienten la plataforma en direcciones muy distintas. O por el contrario, puede que sus diferencias los hagan complementarios y funcionen como dos cabezas para un mismo cargo. En cualquier caso, está claro que arranca la era post-Hastings, una etapa continuista pero que puede dar grandes sorpresas.
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