La diferencia entre la versión estadounidense de 'The Office' y la versión original británica (que puedes ver íntegra en Prime Video y Filmin) es, esencialmente, la misma que hay entre el jefe al que encarnaba Steve Carell y al que da vida Ricky Gervais. Michael Scott es un inepto insufrible pero de buen corazón, mientras que David Brent es un inútil cargante, vanidoso y con muchísimo peligro dentro del salvaje marco de la oficina.
Por eso Scott acabó convirtiéndose en un personaje simpático con el paso del tiempo en 'The Office', pero cuesta trabajo imaginar un arco de red para el despótico e imbécil Brent, encarnado por un Ricky Gervais menos preocupado que nunca en caer bien al espectador. Esa es la clave de esta pequeña obra maestra de BBC: entre idiotas y malos compañeros, casi no hay donde agarrarse.
El fan de la serie estadounidense -mucho más popular y extensa, ya que duró nueve temporadas mientras que esta solo tuvo una vida de dos años y un par de especiales, ya que no tuvo muy buena audiencia durante su emisión original- encontrará personajes que identificará sin problemas: Dwight es aquí Gareth, mientras que Jim y Pam son Tim (Martin Freeman) y Dawn. También verán desarrollarse una relación, aunque de forma mucho más rápida y fulminante que la que vivieron sus contrapartidas norteamericanas.
Ambas series parten de un arranque similar (un equipo de televisión rueda el día a día en una oficina), pero la versión de la BBC, como no podía ser de otro modo, es mucho más oscura y despiadada. Aunque seguimos teniendo a Tim y Dawn como anclas de normalidad frente a las miserables personalidades de Brent y su minion Gareth, hasta ellos dos son perdedores sin demasiada remisión, y se les mira con menos compasión. Los orígenes de un clásico moderno de la televisión están aquí, pero cuidado: es solo para sensibilidades curtidas.
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