No hay programa típicamente navideño que se vea más en los televisores de todo el mundo. Sus audiencias son virtualmente desconocidas, pero... ¿quién no ha puesto en cualquiera de las plataformas de streaming la correspondiente chimenea en bucle? Las hay con villancicos de fondo, las hay con el simple sonido del crepitar de los troncos, pero son una cita imprescindible en casas y apartamentos que no se pueden permitir una chimenea tradicional. ¿De dónde sale esta costumbre y por qué vuelve año tras año?
Calentito y confortable. Aunque parezca un invento reciente, los vídeos de chimeneas no nacieron precisamente ayer. De hecho, datan de hace ya de más de medio siglo. Arrancaron en la neoyorquina WPIX-TV y les funcionó, el 24 de diciembre, como una especie de tarjeta de felicitación para sus espectadores, sustituyendo durante tres horas a la programación. Se emitió en un loop de 17 segundos, y mostraba una lujosa chimenea rodada en la casa del alcalde, con acompañamiento musical de Nat King Cole.
La emisión fue un éxito: por una parte, batió récords de audiencia para el canal. Por otro, dio un respiro a los trabajadores del mismo, que pudieron disfrutar de la Nochebuena con sus familias. Durante más de veinte años, la chimenea permaneció en la programación navideña del canal hasta que fue retirada. Solo las protestas de espectadores que habían crecido con el tronco la devolvieron en 2001 a la parrilla de la WPIX-TV.
Nostalgia del tronco. Para entonces, la chimenea se había convertido en uno de los casos más extraños de televisión de culto de la historia, y desde 2003 la empresa propietaria de WPIX comenzó a emitir nuevas versiones de la chimenea en televisiones locales de todo el país, tomando la forma con la que conocemos ahora el programa. Pronto comenzaron las imitaciones, y la chimenea (o 'Yule Log', como se le conoce en los países anglosajones) se vio en todo tipo de canales a lo largo y ancho del país.
El salto a otros formatos estaba cantado: el tronco pronto pasó a VHS que se podían alquilar en videoclubs, en versiones digitales para salvapantallas y demos técnicas de tarjetas gráficas (en 1985, para publicitar la EGA) y, cómo no, en streaming. Pronto se ha convertido en un programa recurrente en Prime Video (aunque su 'Fuego de chimenea' no se puede ver fuera de Estados Unidos), en HBO (que tiene chimeneas temáticas de Hogwarts y Poniente), Disney+ (también temática, de 'Frozen') y Netflix.
La chimenea posmoderna. Esta última plataforma es la que ofrece más variedad y, a la vez y muy en su línea, un curioso comentario irónico. No solo tiene una temática de 'The Witcher', sino que sus distintas versiones de 'Chimenea en tu hogar' incluyen versiones con música de ascensor, villancicos o en silencio. Lo curioso es que, para promocionar estas chimeneas, Netflix ha creado un trailer paródico de los blockbusters de Hollywood y un divertido making of que incluye una entrevista con el supuesto director del vídeo de la chimenea.
La chimenea gratis. Y por supuesto, distintas variantes de la chimenea están en Youtube, que es a donde la gente suele recurrir para disfrutar del chimeneísmo descontrolado. Es allí donde se pueden encontrar chimeneas de diez horas de duración, una hora de chimenea con Michael Bublé de fondo o excesos técnicos como diez horas a 4K, 50fps y Ultra HD. También en youtube hay chimeneas temáticas como la magnífica de Nick Offerman o mi favorita: la de los Fraguel en directo.
Es aquí donde podemos ver algunas cifras: el mencionado Youtube de diez horas acumula 110 millones de visualizaciones desde hace seis años. Teniendo en cuenta que muchos espectadores (hay 78.500 suscriptores al canal) verán solo una parte, es mareante pensar en cuanta gente se conectará partes y no quedan reflejados en esas cifras. Y es fácil extrapolar a Netflix, y pensar en cuánta gente tendrá de fondo, y contando como visionados, ese tronco chisporroteante, aparentemente inane. El programa más barato de producir, la audiencia más fácil jamás conseguida en streaming.
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