Cuando Gigabyte presentó su tablet Gigabyte S1080, en abril de este año, debemos confesar que la primera toma de contacto nos dejó un poco fríos. Con un retraso de varios meses, la compañía por fín nos ha cedido temporalmente una unidad de muestra con la que trastear durante unos pocos días.
¿Existe hueco en el mercado para un tablet con Windows 7? La respuesta corta a esa pregunta sería: ‘Depende de qué uso queráis darle’. En un mercado en el que las principales marcas están enzarzadas por lograr el tablet más fino y liviano posible, la propuesta de Gigabyte, con sus casi 15 milímetros de grosor y 895 gramos de peso podría parecer descabellada pero, como veremos, quizá no lo sea tanto. Vamos con el análisis.
Exterior soviético, pero práctico
El Gigabyte S1080 mide exactamente 270 × 173 × 14.9 milímetros y pesa 895 gramos. Puede parecer mucho, pero no está muy lejos de tablets Android como el Motorola Xoom (249.1 × 167.8 × 12.9 y 730 gramos), o el Asus EeePad Slider (273 × 180 × 17.7 y 886 gramos).
En realidad, este peso y dimensiones ya están muy por debajo de la mayor parte de netbooks del mercado. La comparación con este tipo de ultraportátiles no es casual, y es que, como veremos, el Gigabyte S1080 tiene más de netbook que de tablet.
Lo que perdemos en tamaño y peso, que no es tanto, lo ganamos en conexiones. Salvo por modelos que vienen de marcas tradicionalmente asociadas al mundo de la informática como Acer o Asus, los fabricantes de tablets, quizá en su manía persecutoria por desbancar al iPad mediante la imitación, tienen la molestísima costumbre de reducir las conexiones de sus tablet hasta el mínimo más radicalmente absurdo.
Reconozco que no es muy bonito que los laterales de nuestro tablet estén trufados de conectores, pero es útil, muy útil. La oferta del S1080 es generosa. El dispositivo ofrece Puertos USB 2.0 y 3.0, VGA, ethernet, lector de tarjetas SD y slot para tarjetas SIM junto a los habituales puertos de audio.
¿Es necesario un puerto ethernet en un tablet? En mi opinión, un dispositivo móvil para trabajo debe ser lo más versátil posible y no será la primera vez ni la última que aterrizamos en un hotel o evento en el que, en vez de WiFi, nos plantan un cable de red. En esos momentos es divertido ver la cara que ponen los profesionales que sólo han llevado su iPad o tablet Android.
La mayor ausencia en conexiones es, sin embargo, bastante imperdonable. No hay HDMI. Entendemos que el S1080 está pensado para el mercado profesional, pero el HDMI es un estándar mucho más versátil y efectivo que el añejo VGA y ocupa menos espacio.
Pantalla y controles
Sea como sea, de poco nos iba a servir un HDMI en un equipo cuya pantalla sólo alcanza los 1024 × 600 píxeles. La resolución de pantalla del S1080 es, reconozcámoslo, pobretona. Más aún si pretendemos (cosa nada rara en un entorno Windows) instalar aplicaciones como Photoshop, cuyos requisitos de resolución mínimos son de 1024 × 768 píxeles.
Quitando el problema de la resolución, la pantalla se comporta con normalidad. La respuesta táctil capacitiva es buena, aunque el ángulo de visualización empeora ostensiblemente a poco que giremos el tablet.
Una buena idea del S1080 es la incorporación de un trackpad óptico muy efectivo y cómodo que, junto a un puñado de controles físicos, nos ayuda a manejarnos en Windows 7 cuyo interfaz táctil sólo puede ser calificado de horroroso.
Gigabyte ha intentado paliar esto con la inclusión de un par de aplicaciones táctiles que, en realidad no son más que accesos directos a distintos programas preinstalados de Windows. Mi filosofía al respecto sigue siendo la misma: ‘cuantos menos programas inútiles preinstalados, mejor’. Los del S1080 no son una excepción. Lo mejor es desinstalarlos o incluso reinstalar Windows de cero con una buena optmización a medida y los botones más grandes para no errar el tiro con los dedazos.
Rendimiento
El Gigabyte S1080 integra un procesador Intel Atom N570 de doble núcleo a 1.66Ghz con 2GB de RAM DDR3 y disco duro SATA de 320GB a 5400RPM. La buena noticia es que es potencia más que suficiente como para hacer correr la mayor parte de programas que uno pueda necesitar en Windows 7 Home Premium (se agradece que Gigabyte no haya incluido la infame versión Starter).
La mala noticia es que todo ese tinglado en una carcasa tan fina se calienta bastante y, lo que es peor, incorpora un sistema de ventilación que hace ruido. El volumen es bajo, pero no da muy buena imagen en un tablet.
Otro detalle que tampoco brilla mucho es la autonomía. A poco que conectemos algún periférico a los puertos USB y activemos el WiFi, las baterías exhalan su último aliento en poco más de tres horas. Esta marca está bastante lejos de los tablet que pueblan estos días el mercado.
Gigabyte S1080. La opinión de Xataka
Resulta paradójico que lo mejor del S1080 sea Windows, pero así es. La mayor parte de los tablet se conciben para consumir contenidos, no para crearlos. Por mucho que Android o IOS sean sistemas mucho mejores a nivel de interfaz y agilidad, al final resultan igual de problemáticos (en comparación con la misma actividad en un ordenador, sea Windows, OSX o Linux) a la hora de, por ejemplo, editar un texto en Word y subirlo a un servidor Wordpress. Windows 7 es un sistema operativo hecho y derecho en el que se pueden confiar estas tareas mejor que al mejor de los tablets.
Desgraciadamente, el hardware no acompaña. Quizá aquí Gigabyte haya pecado de quedarse corto. Este mismo dispositivo, con puerto HDMI, una pantalla de 1280 × 800 píxeles como mínimo, un disco SSD y un procesador AMD Fusion que moderase el excesivo consumo del disco duro y del procesador Atom hubiera tenido como resultado un dispositivo muy diferente al que tenemos entre manos. También sería mucho más caro pero, por lo que a mi respecta, la diferencia de precio estaría compensada con las ventajas.
Con todo, el S1080 sigue siendo válido para un amplio segmento de profesionales que necesitan un dispositivo móvil con un sistema operativo de ordenador, no un remiendo táctil surgido del mundo de los smartphones. El segmento tablet necesita que sigan existiendo dispositivos como el S1080 a los que tan sólo les falta la decisión suficiente para olvidarse de competiciones absurdas con otras marcas, ofrecer las prestaciones que deben y no quedarse a medias.
El teléfono ha sido cedido para la prueba por parte de Gigabyte. Puedes consultar nuestra política de relaciones con empresas