Los tablets de pequeño formato parecen seguir teniendo sentido para Lenovo, del que hemos podido analizar el Lenovo Yoga Tablet 2. Este dispositivo está basado en Android y es claramente una versión reducida del Lenovo Yota Tablet 2 Pro que analizamos el pasado mes de noviembre y que destacaba por la integración de un proyector.
En esta versión no encontramos esa curiosa prestación, pero sí hay una apuesta por aprovechar los buenos elementos de diseño que ya se habían aprovechado en el Pro unidos a una propuesta hardware más modesta pero que puede satisfacer las necesidades de ciertos usuarios. Este es nuestro análisis del Lenovo Yoga Tablet 2.
Un diseño muy conocido
En este apartado las similitudes con su hermano mayor son evidentes: como en el caso del Yoga 2 Pro el tablet está coronado en uno de sus "lados largos" con ese cilindro que se utiliza como borde inferior o superior y que permite un cómodo agarre del dispositivo cuando lo llevamos en la mano e incluso cuando lo sujetamos para leer en el dispositivo.
Casi recuerda a un libro tradicional al manejarlo en modo retrato, y desde luego ese elemento de diseño aporta valor en ese escenario aunque perjudique al grosor y peso final del dispositivo. Las dimensiones son de 255,4x183,3x7,2 mm (aunque el grosor se triplica en el borde protagonizado por ese cilindro), mientras que el peso llega a los 619 gramos, elevado pero que se compensa gracias a ese singular diseño.
Ese cilindro es el responsable también de ser pieza fundamental para el pequeño soporte que permite apoyar el tablet en distintas posiciones de forma que podamos disfrutar de la experiencia sin problemas dejándolo en cualquier superficie. El metal domina el diseño del pie de apoyo y el mencionado cilindro, mientras que en el frontal el cristal que protege la pantalla es absoluto protagonista. En la parte posterior encontramos plástico con un patrón en forma de un relieve que le confiere a esa parte una textura agradable, algo rugosa, pero interesante para mejorar el agarre en dicha superficie.
A ambos lados del cilindro encontramos las salidas del altavoz (dos unidades de 1,5 W), y mientras que en un extremo encontramos el botón de encendido y apagado -recuerda mucho a los viejos VAIO de Sony- en el otro, que antes era ocupado por la lente del proyector, encontramos una toma de auriculares de 3,5 mm. Si desplegamos ese pie de apoyo encontraremos una pequeña pestaña que da acceso a la ranura microSD para ampliar la capacidad de almacenamiento disponible.
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En ese diseño posterior el borde con el cilindro también le resulta útil a Lenovo para integrar la cámara posterior, situada en la parte superior izquierda -si miramos de frente esa parte posterior- mientras que la webcam frontal se encuentra en uno de los lados cortos, algo curioso teniendo en cuenta que esa posición es más propia de un smartphone y no de un tablet en el que las videoconferencias en formato apaisado son más naturales. Incluso el propio soporte del Yoga Tablet 2 refuerza esa suposición, pero parece que los ingenieros y diseñadores tomaron otra decisión en este caso.
Lo que apenas encontramos en ese diseño son ranuras de conexión: salvo por la ranura microSD y la citada toma de auriculares, solo encontraremos una entrada Micro USB 2.0 para cargar el dispositivo. En ese mismo lateral también está el control del volumen, mientras que el otro lateral del dispositivo solo presenta una pequeña toma de micrófono.
Como sucedía con el soporte metálico de su hermano mayor, los filos de ese soporte están pulidos pero no resultan del todo suaves, algo que hace algo incómodo su manejo. Existe una curiosa abertura en medio del soporte que sirve para poder colgar el tablet de la pared, una opción curiosa que puede ser útil en algunos escenarios aunque esa diagonal de 10,1 pulgadas parece algo reducida como para ver vídeos o fotos desde una distancia algo más grande de lo normal.
Unas especificaciones y un rendimiento solventes
Como ocurre con el resto de apartados, el Yoga Tablet 2 hereda buena parte de los componentes que ya habíamos visto en la versión Pro. Aunque la diagonal de pantalla baja, volvemos a la resolución de 1.920 x 1.200 píxeles y a una densidad de pantalla de 224 ppp. La calidad ed la pantalla es más que decente, con un buen brillo (400 nits según el fabricante) y contraste.
Los altavoces que encontramos en los laterales de ese cilindro tienen una potencia de 1,5W cada uno y ofrecen una calidad de sonido igualmente sorprendente para ser tan reducidos. El volumen que podemos lograr es elevado y aunque obviamente la mejor opción sea utilizar unos buenos auriculares para la reproducción multimedia o de audio, la experiencia sin altavoces es destacable. En Lenovo integran además una aplicación específica de Dolby para ajustar los ecualizadores de los altavoces tanto con perfiles predefinidos como con otros que podremos personalizar.
En el interior encontramos el procesador Intel Atom Z3745 que puede llegar a los 1,86 GHz de frecuencia, además de 2 GB de memoria RAM y 16 GB de capacidad de almacenamiento. Ese apartado se puede ampliar en 64 GB adicionales gracias a la ranura microSD. Contamos con conectividad WiFi 802.11n (lástima que a estas alturas no dispongamos de 802.11ac) y de Bluetooth 4.0.
Ese procesador ofrece un rendimiento notable: en nuestras pruebas logramos 34.502 puntos en AnTuTu, 16.098 en Quadrant y 2.354 en las pruebas con Geekbench. Las pruebas con juegos como Asphalt 8 demostraron que la GPU Intel HD Graphics y ese procesador son suficientes para poder disfrutar de este tipo de títulos sin problemas, aunque como veremos en el apartado software hay algunas inconsistencias en el rendimiento general.
Lo que sí destaca es la batería: los 9.600 mAh de capacidad que logra Lenovo hacen que la autonomía sea fantástica. El fabricante es optimista y habla de 18 horas de autonomía, y aunque la cifra no ha llegado a tanto en nuestro caso, sigue siendo sobresaliente: más de 13 horas de uso continuado (algo de música, vídeo o gestión del correo electrónico, mucha navegación web y bastante conexión a redes sociales) dan mucha tranquilidad en este sentido. La carga, eso sí, es lenta, y completarla cerca de 4 horas.
Software: KitKat sigue siendo suficiente... ¿o no?
Estamos cerca de la llegada de Android M, y la cuota de Android Lollipop sigue siendo muy reducida 8 meses después de su lanzamiento, lo que hace que muchos fabricantes sigan decidiéndose por Android 4.x KitKat para sus productos. Es el caso de este tablet de Lenovo, que llega con Android 4.4.2 al que se le ha añadido una capa de personalización importante.
Lo que más destaca de esa capa de personalización es el hecho de que desaparece el cajón de aplicaciones: todas ellas aparecerán en los distintos escritorios virtuales con sus respectivos iconos, de modo que si somos organizados probablemente prefiramos esta opción, pero si queríamos tener un único escritorio con las aplicaciones más frecuentes y luego ir utilizando el cajón de aplicaciones, no podremos hacerlo.
Los iconos de esas aplicaciones -sobre todo en el caso de las proporcionadas por Lenovo- son muy coloridos y recuerdan a los de iOS 8, y hay otras "inspiraciones" de esa plataforma ya que el menú de ajustes rápidos usa iconos de alto contraste que recuerdan al diseño de los de Apple también. Curiosamente Lenovo ha decidido dividir el comportamiento del deslizamiento hacia abajo de pantalla: normalmente obtenemos notificaciones y ajustes rápidos con ese gesto, pero aquí solo obtenemos notificaciones. Para lograr acceder a los ajustes rápidos -aunque aparecen muchos más, y eso nos gusta- hay que hacer el gesto contrario, desde el borde inferior, de abajo hacia arriba.
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El fabricante ha incluido varias aplicaciones propias que son interesantes, como SecurityHD para proteger los contenidos y nuestro acceso a las aplicaciones o a las opciones del dispositivo, la herramienta SHAREit para compartir contenidos vía WiFi Direct, o la herramienta Lenovo eFrame para utilizar el tablet como un marco de fotos digital. Además de eso hay herramientas preinstaladas como Skype, Facebook, Twitter y Evernote. Para los usuarios de esos servicios esa opción es interesante, pero ocupar espacio de serie con herramientas que no sabemos si vamos a utilizar es perjudicial ya que entre otras cosas resta espacio en el sistema de almacenamiento del tablet.
El rendimiento de todas ellas es muy decente, pero curiosamente hay algún que otro problema con el de la fluidez de Android como tal: tanto al cambiar la orientación del dispositivo como al activar la gestión de tareas el tablet tarda algo más de lo esperado, dando una sensación de que algo falla aunque en realidad todo va normal salvo por esos tiempos de espera.
Una de las opciones más interesantes a nivel software es el modo multiventana que ofrece el fabricante y que permite situar varias aplicaciones en pantalla de forma simultánea. Podremos combinar 2, 3 o 4 aplicaciones al mismo tiempo en pantalla dividida, lo que maximiza el aprovechamiento de la pantalla.
Lamentablemente no es posible redimensionar esas pantallas divididas (haciendo que una aplicación ocupe más espacio que otra, por ejemplo) y además solo una pequeña selección de aplicaciones (correo, Chrome, galería, navegador de archivos, calculadora y reproductor de vídeo) pueden ser usadas en este modo. No hay soporte para Gmail, Facebook o Twitter, por ejemplo, algo que hubiera hecho ganar varios enteros a esta solución tan curiosa de Lenovo que ya hemos empezado a ver en otros tablets con vocación de ser más y más productivos.
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Las cámaras de este Lenovo Yoga Tablet 2 coinciden con las del Pro: contamos con una trasera de 8 Mpíxeles y una frontal de 1,6 Mpíxeles. En el primer caso las tomas en exteriores pueden salvarnos de algún apuro -los colores aparecen algo apagados-, pero desde luego poco más. El pulso debe ser además bueno porque de lo contrario las imágenes aparecerán borrosas, mientras que en condiciones de baja luminosidad o interiores esas capturas son más bien pobres.
Lenovo Yoga Tablet 2, la opinión y nota de Xataka
El Lenovo Yoga Tablet 2 de 10 pulgadas (existe una versión de 8 pulgadas) se convierte en una alternativa interesante por esos 299 euros que cuesta -349 euros para la versión con conectividad LTE, una opción especialmente llamativa-, y sobre todo es destacable por esa buena pantalla y esa autonomía de batería que permite utilizar el dispositivo sin miedos a la falta de enchufes.
La experiencia multimedia es notable y ese soporte tan funcional son también puntos muy a favor de aquellos que puedan sacrificar algunos enteros en peso y dimensiones. Puede que este tablet sea más voluminoso, pero la comodidad que aporta ese soporte es enorme.
Es una lástima que en ese conjunto no haya una salida de vídeo que podríamos aprovechar para conectar a televisores o monitores de mayor tamaño, y salvo por esas cámaras tan limitadas -prueba de que un sensor de 8 Mpíxeles puede no ser nada del otro mundo-, lo cierto es que la propuesta de Lenovo en rendimiento, eficiencia y experiencia de usuario (con esa personalización que tiene más luces que sombras) es muy decente.
8,5
A favor
- Calidad de la pantalla
- Diseño y soporte abatible
- Buena personalización de Android
En contra
- Más pesado y voluminoso que tablets "puros"
- Sin salidas de vídeo
- Las cámaras son muy pobres
El terminal ha sido cedido para la prueba por parte de Lenovo. Puedes consultar nuestra política de relaciones con empresas
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