Uso el iPad desde 2011. Desde entonces he tenido modelos sin apellido, modelos Pro, modelos Air y modelos mini. Este último, de sexta generación, es el que uso ahora. La evolución a la baja puede sonar rara (¿quién pasa de un Pro a un mini?), pero ha ido en consonancia con mi fe en el iPad como una herramienta con la que trabajar: para los creativos que usan el Pencil es fantástico, pero no para mí, así que acabé apostando por el mini para limitarlo al consumo multimedia durante los viajes.
Todos los iPad que he usado, sin excepción, han coincidido en algo: cuando no los usaba, a veces durante días, a veces durante semanas; acababan en cualquier rincón, quedándose sin batería poco a poco. Para cuando volvía a usarlos, siempre tenía que cargarlos primero.
La Pixel Tablet que acaba de lanzar Google al mercado (no al español) es una muestra brillante de ingenio y cierta generosidad para dotar a la tablet de una vida útil en casa que no solo le da sentido cuando no la usamos como tablet, sino que además evita el problema de encontrarla siempre sin batería.
Software + hardware
La solución de Google es de las que suele presumir Apple: la mezcla perfecta entre hardware y software. Solo que incluyendo un producto adicional en la caja, algo que Apple no hace desde 2007.
Se trata de, por un lado, el hardware: una base de carga con altavoz incorporado que permite cargar la Pixel Tablet a la vez que la sostiene de forma erguida y reproduce en su altavoz la música que estemos haciendo sonar en la tablet.
Por otro lado, el software: una interfaz adaptada a cuando la tablet está conectada a esta base. La convierte, con algunas reducciones, en un Google Nest Hub: muestra varios tipos de paneles de información pensados para verlos desde lejos. De esta forma podemos colocarla en el salón, la cocina o un despacho y así tener el equivalente a una pantalla inteligente... sin necesidad de hacer esa compra específica.
Y lo más generoso: Google incluye esta base de carga con altavoz en la caja de la Pixel Tablet. Eso sí, no la cobra barata cuando queremos comprar más, por ejemplo para tener varias repartidas por la casa y así poder simular la pantalla inteligente en varias estancias. Cada unidad adicional cuesta 149 euros (mercado alemán, el más cercano que tenemos en España).
Dicho sea de paso, es poco comprensible ese precio: altavoz y conectores de carga por 149 euros... cuando por 99 euros se puede comprar directamente un Google Nest Hub, que incluye la pantalla y el propio altavoz.
Así y todo, esta forma de orientar un producto es envidiable para los que usamos el ecosistema de Apple. Google no ha intentado reinventar la rueda ni redefinir año sí, año también, rara vez con éxito, los flujos de trabajo en torno a una pantalla.
Google se ha limitado a intentar que la función elemental de una tablet, el consumo multimedia, sea lo más satisfactoria posible... y de paso, a darle una vida doméstica que hasta ahora no tenían las tablets. Ahorrando también el problema de la batería drenada.
El mercado de tablets (que no convertibles, solo tablets) es un mercado acaparado por el iPad. En la última década, la mayoría de fabricantes Android se han ido bajando del carro y ninguna alternativa ofrece una tienda de software de la calidad del iPad y su App Store.
Ahora bien, el enfoque de Google es especialmente gentil y una demostración de ingenio que permite al usuario ahorrar dinero tras una compra, no incitarle a seguir gastando. Envidiable para los que estamos acostumbrados al proceder de Apple, y más tras un iPadOS 17 extremadamente continuista.
Imagen destacada | Google.
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