La memoria es uno de los componentes esenciales de los smartphones. Sea la memoria RAM o la de almacenamiento interno, este componente define de un modo significativo a los dispositivos móviles y puede suponer la diferencia entre tener una experiencia de uso satisfactoria o deficiente.
La memoria RAM es la que usa la CPU para ejecutar aplicaciones y procesar datos. Es volátil de modo que cuando se apaga el terminal, su contenido se pierde. El almacenamiento interno es el que se usa para guardar las aplicaciones y los datos y es de tipo no volátil, por lo que sus contenidos se mantienen, aunque apaguemos el móvil o se agote la batería.
La memoria RAM no se puede ampliar. Es fija y tendremos que decidir en el momento de la compra si queremos un móvil con más o menos RAM. La tendencia actual para terminales de gama media y alta es la de integrar 3 GB o 4 GB de RAM.
El almacenamiento interno, por el contrario, puede ampliarse en muchos casos mediante la instalación de tarjetas de memoria microSD. No siempre está presente la ranura correspondiente, pero en la mayor parte de los casos contaremos con ella.
RAM y almacenamiento interno: eMMC
Los progresos en la integración de componentes han conseguido que, por ejemplo, las dos memorias (RAM y almacenamiento) se “empaqueten” en un único chip denominado eMMC. De este modo, los fabricantes suelen elegir diferentes combinaciones de RAM y almacenamiento para segmentar en precio: 2 GB de RAM y 16 GB de almacenamiento, por un lado. 3 GB y 32 GB, o 4 GB y 64 GB respectivamente.
Así, por ejemplo, un terminal como el ASUS Zenfone 3 puede encontrarse en versiones de 3/32 GB y 4/64 GB, de modo que el usuario pueda elegir un modelo que se adapte con más precisión a sus necesidades.
El almacenamiento interno es el que permite tanto instalar aplicaciones como guardar documentos, fotos o vídeos entre otros tipos de archivos. También es el lugar donde se instala el sistema operativo, así como los ficheros temporales y caché de las aplicaciones. Al final, incluso con 32 GB o 64 GB de capacidad, podemos encontrarnos con mensajes advirtiendo que la memoria interna está llena si hacemos un uso intensivo de las apps o la cámara.
En los móviles con buena cámara hay más posibilidades de que la memoria se llene, a poco que los usemos con frecuencia para hacer fotos o grabar vídeo. O en aquellos que tengan un sonido especialmente bueno, en cuyo caso la tendencia será la de llevar cuantas más canciones mejor en su memoria.
Ampliando la memoria: tarjetas microSD
En el caso de que el terminal tenga una ranura para tarjetas de memoria microSD, podremos pensar en adquirir una ampliación para el almacenamiento interno. Por defecto, se usará para almacenar fotos, vídeos o documentos. Pero también puede usarse para mover aplicaciones desde la memoria interna, liberando espacio en ella, y dejando espacio para los archivos del sistema, sean temporales o de caché, o sean aplicaciones que el sistema no deja mover a la de ampliación en forma de tarjetas microSD.
La razón estriba en una circunstancia que no siempre se tiene en cuenta, pero es de gran relevancia: las tarjetas microSD no son tan rápidas como la memoria interna. Al menos, no lo son en la mayor parte de los casos, dependiendo esta velocidad del tipo de memoria que integren los fabricantes en sus tarjetas microSD. Por este motivo, en general, el propio sistema operativo “decide” si una aplicación puede moverse o no a la memoria externa, para asegurar un funcionamiento ágil del terminal.
El precio de las tarjetas depende de dos factores principales: la capacidad y la velocidad. A más capacidad, más precio, y a más velocidad también. La capacidad es un parámetro fácilmente identificable sin más que examinar la caja o la propia tarjeta, pero la velocidad es un parámetro menos fácil de identificar a simple vista.
El almacenamiento adaptable: el secreto mejor escondido de Android
En la práctica, Android, a partir de la versión 6, ha incluido una opción en el sistema operativo para que la memoria externa pueda manejarse de un modo similar a como se usa la memoria interna desde el punto de vista del sistema. Esta opción se llama “Almacenamiento adaptable” y permite al usuario formatear las tarjetas microSD para que se “vean” como parte de la memoria interna del terminal.
Es una opción, no obstante, que no siempre está habilitada precisamente porque si se activa usando una tarjeta microSD lenta, el impacto en el rendimiento puede ser significativamente negativo, aunque la capacidad haya mejorado. Existen trucos para habilitar esta opción en los terminales que no la tengan habilitada por defecto. En el caso del ASUS Zenfone 3 es posible tal y como se indica aquí, pero antes de lanzarte a activar esta opción, espera a aprender a identificar correctamente la velocidad de una tarjeta microSD.
Cómo saber si mi tarjeta microSD es rápida o lenta
Las tarjetas de memoria empiezan a parecerse a jeroglíficos egipcios. Están repletas de números, letras y símbolos que no siempre son fáciles de asimilar a primera vista. Pero la verdad es que en las propias tarjetas está, casi siempre, toda la información necesaria para identificarla.
El tamaño es el parámetro fácil, ya sean 8 GB, 16 GB, 32 GB, 64 GB y así hasta 2 TB como máximo teórico, aunque en la práctica las tarjetas más “grandes” con precios terrenales están en torno a los 200 GB. De todos modos, aquí ya nos encontramos con las primeras siglas, ya sean HC (High Capacity) o XC (eXtreme Capacity).
microSD | microSD HC | microSD XC | |
---|---|---|---|
Capacidades | Hasta 2 GB | 2 GB a 32 GB | 32 GB a 2 TB |
El apartado de la velocidad es más complejo, aunque tiene su lógica. A medida que la tecnología ha ido permitiendo que las velocidades sean mayores, se han ido creando las especificaciones correspondientes. Así, podemos encontrarnos con símbolos como una C con un número dentro, sea 2, 4, 6 o 10. Números romanos, sean I, II o III, así como una U con un número dentro, que puede ser 1 o 3. Sin olvidar una V seguida de un número o una A seguida de un número.
Llegados a este punto, podemos diferenciar dos tipos de especificaciones. Por un lado las que aluden al bus empleado por la tarjeta, que está definido por los números romanos, I. II y III, como abreviatura de UHS-I (Ultra High Speed I), UHS-II y UHS-III. Por otro lado, las que aluden a la velocidad de la tarjeta (speed class), dada por la Clase C1, C2, C4, C6 y C10, o U1 y U3 o V6, V10, V30, V60 y V90. Puedes tener una tarjeta con un bus UHS-I y una clase U1 y una con bus UHS-I con clase U3, por ejemplo.
Es importante diferenciar este punto para no confundir el tipo de bus con la clase de velocidad. El bus UHS-III es tan reciente como febrero de 2017, por lo que no es fácil encontrar tarjetas (o dispositivos) compatibles con él. El anuncio más cercano en el tiempo, con más interés para los usuarios de terminales móviles, es de la “speed class” A para aplicaciones, donde lo importante no es tanto la velocidad sostenida como la “agilidad” para leer y grabar, que se mide en IOPs. Esta “agilidad” es la que importa para ejecutar aplicaciones.
Fuente: SDcard.
La clase de velocidad para vídeo también es reciente y facilita la identificación de la tarjeta correcta para grabar contenidos multimedia, sean Full HD, 4K o incluso 8K en un futuro. Para grabar vídeos con tan alta resolución es necesario que la velocidad sostenida de la tarjeta sea suficientemente elevada, y esto es precisamente lo que indica la “speed class”: la velocidad mínima que puede mantener la tarjeta en funcionamiento.
A modo de resumen, podemos incluir también una tabla de la SD Association que contiene un compendio de clases de velocidad para tarjetas.
Fuente: [SDcard](Fuente: https://www.sdcard.org/consumers/choices/speed_class/index.html )
El número que acompaña tanto a la C como a la U y la V indica la velocidad mínima sostenida que soporta la tarjeta en MB/s. En el caso de U1, el 1 representa 10 MB/s y el 3, 30 MB/s pero hay una relación clara entre el dígito y la velocidad. Con A1 y A2 no es tan claro, pero baste con saber que A2 es mejor que A1 para ejecutar apps en la tarjeta microSD.
V60 y V90 están reservadas para el bus UHS-II, sin que haya tarjetas UHS-I compatibles con estas velocidades de transferencia.
Sí, pero ¿cuál necesito?
Para un móvil con capacidad para grabar vídeo 4K, una UHS-I o UHS-II con un modelo de microSD de “speed class” U1 o V10 debería bastar. Si quieres asegurarte de que no habrá problemas incluso con la tarjeta fragmentada por el uso, una U3 o V30 es mejor opción. Para la mayoría de los usuarios, será suficiente, especialmente si eliges un modelo de teléfono con 64 GB o más de memoria interna, donde no es probable que necesites activar la opción de “Almacenamiento adaptable” para usar la microSD como memoria interna.
Si, no obstante, así fuera, lo suyo sería usar una tarjeta de clase A1 o A2 para aplicaciones como una velocidad U1 o U3 para la transferencia.
Una tarjeta de clase 10 (C10) podría servir, pero es más segura la apuesta por UHS, que además te permitirá obtener mejores rendimientos en dispositivos tales como lectores de tarjetas u ordenadores compatibles con este bus.
En cuanto a capacidad, depende del precio, aunque es interesante contar al menos con 32 GB para que tengamos margen de maniobra. En general, a más capacidad mejor, pero ten en cuenta que si eliges una muy grande, si en algún momento necesitas liberar espacio será más largo el proceso de transferencia de los contenidos a un disco externo o a otro soporte alternativo o la nube.
Aquí, el cuello de botella puede ser el propio smartphone si no admite tarjetas de gran tamaño, aunque ya hay terminales que admiten hasta 2 TB de capacidad como citado el ASUS Zenfone 3.
Una velocidad para cada necesidad, con mucha capacidad donde elegir
Elegir una tarjeta de ampliación para el móvil puede ser un tanto tedioso al principio, pero es menos lioso de lo que parece si pensamos de un modo sistemático: elige tamaño. Luego velocidad a partir de la "speed class" sea C10, U1, U3 o alguno de los "V". Menos de Clase 10 hoy en día no tiene demasiado sentido.
En caso de que el presupuesto lo permita, elige UHS-II, sino quédate con UHS-I a la espera de UHS-III. Y si lo que más te interesa es ejecutar aplicaciones, elige un modelo con "Application class" A1 o A2, con una "speed class" lo más alta como sea posible.
Foto | Tarjeta micro SD con los pines del bus UHS-II a la vista
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