Toda pyme empieza de la misma manera: en un registro notarial con uno o varios autónomos haciéndose cargo de la marca. Nervios, ilusión, ahorros familiares, cierto vértigo y una idea. Los empleados, el crecimiento y la innovación vienen después, con mucho esfuerzo. ¿Y mientras tanto?
La idea, el capital inicial y los socios son el punto de partida. En el horizonte hay una oficina con cientos de personas y un modelo de negocio escalable. Pero son los primeros años los que marcan la diferencia, cuando el concepto de oficina todavía no ha aterrizado y el “garaje” es la opción económica.
Los inicios de toda pyme ‘startup’
Las pymes en España necesitan tecnología accesible para innovar
El concepto de _startup_ está muy relacionado con el de innovación y tecnología. Y por tanto con el futuro. Buena parte de las pymes que nacen en España lo hacen con una clara orientación a la emprendeduría tecnológica. Repasemos algunos datos relevantes:
- Según datos de la consultora BCG (2018), las 50 empresas más innovadoras del mundo usan la tecnología como núcleo de su negocio o apoyo clave.
- El Instituto de Estudios Económicos (IEE, también 2018) remarca que el 39,8% de las ofertas de empleo tienen que ver con la “alta o media tecnología” y “servicios intensivos en conocimientos”.
- El ‘Mapa del emprendimiento’ 2017, competición entre _startups_, orienta las pymes en sectores muy definidos: servicios y software (77%), suma de software (33%), servicios (27% y SaaS, software como servicio (17%). El resto es fabricación (11%), hardware (5%) y otros bienes (11%).
Esto significa que incluso las pymes y micropymes más pequeñas requieren de los mismos servicios B2B que tradicionalmente han caracterizado a la gran empresa o la industria; con la salvedad de que operan en oficinas reducidas y, en muchas ocasiones especialmente en sus orígenes, en los domicilios de los socios.
Porque incluso cuando varios socios levantan de la nada una _fintech_ (_fin-ancial tech-nology_), una _foodtech_ o una _insurtech_, entre otros mercados verticales, muy focalizados a un sector y por tanto específicos, necesitan un mínimo de seguridad y calidad en el trabajo. ¿Cómo se consigue eso en una oficina “de garaje”, por usar el término americano que caracterizó Sillicon Valley? ¿Cómo incluimos el máximo rendimiento en cualquier entorno a un coste competente?
Crecimiento modular, inversión modular
El mercado B2B orientado a las pymes _startups_ ha mejorado. Por ejemplo, hace décadas una pyme se veía obligada a pasar por un renting a tres meses o adquirir un vehículo al completo para poder desplazarse. En el ámbito del espacio de trabajo, necesitaba alquilar una oficina o edificio al completo.
El crecimiento modular permite adaptarse a las pymes
Ahora hay alternativas como el _carsharing_ para la movilidad o el _coworking_ para las oficinas. Servicios modulares en los que se abona el coste por uso real y que ayudan a las pymes en sus primeras fases. Esto facilita mucho el escalado e incluso desescalado de la empresa, alineando inversión y necesidades.
Hasta hace unos años, la misma situación se daba para los equipos informáticos. El ordenador modular no existía y los socios tenían que optar por estrategias “todo o nada”, invirtiendo un capital limitado en equipos de prestaciones sobredimensionadas.
Esto ocurría no solo en soluciones ofimáticas como PCs conectados a pantallas. Si un cliente necesitaba dejar un PC conectado a un centro de datos, o convertir un PC en un servidor, se veía obligado a adquirir todo el pack, pero le hubiese valido con un Mini PC.
Los Mini PC permiten ampliar la RAM fácilmente
Hoy día disponemos de ordenadores modulares con el sistema operativo más utilizado en el mundo de los negocios, Windows 10, sobre los que poder realizar modificaciones simples que amplíen sus capacidades básicas. Traemos esto a tierra con el ejemplo del Mini PC PN40, de ASUS (arriba).
Este Mini PC de 2 GB de RAM mínima puede ser acelerado hasta los 8 GB simplemente cambiando las tarjetas. Sin pasar por el servicio técnico, solo haciendo uso de un destornillador. Una pyme que acabe de arrancar quizá requiera de cierta potencia, pero el mínimo de 2 GB ya permite trabajar con documentos, en la nube, gestionar y enviar emails.
Es decir, es una base perfecta a la hora de empezar a bajo coste. Si nuestra empresa ni siquiera es aún una sociedad registrada y estamos en una fase de prototipado, adaptar el gasto a nuestra investigación resulta aún más importante.
Si en el futuro necesitamos más velocidad, bastará con desatornillar la carcasa y cambiar una tarjeta por otra. Y lo mismo ocurre con la capacidad física. En el despiece de arriba podemos observar cómo el disco duro de la carcasa puede ser sustituido fácilmente por otro de mayor capacidad usando simplemente un destornillados.
Las _startups_ no nacen con un equipo gráfico de diez personas o cinco ingenieros que hacen uso intensivo de AutoCAD, sino con un equipo modesto de personas que requieren diferentes herramientas básicas. Si son modulares, mejor, porque permitirán la adaptación de los equipos al crecimiento gradual de la marca.
Componentes, sistema operativo y tamaño compacto
En retrospectiva, esta modularidad y adaptación es coherente, pero los Mini PC son dispositivos que han necesitado que el mercado tanto de componentes como de sistemas operativos evolucionasen hasta el punto en que se encuentran en la actualidad.
Componentes miniaturizados y SO fluidos
En el caso del PC que observamos arriba y hemos tomado como ejemplo, hace una década hubiese sido complejo miniaturizar sus componentes para hacer caber un ordenador completo en el volumen que ocupa. También han necesitado que los sistemas operativos se hayan vuelto más livianos y fluidos, eliminando código innecesario.
Ahora usamos Windows 10, una versión estable, más segura y menos pesada que las versiones que le precedieron, y que hace posible que al pulsar el botón de encendido el SO arranque al completo. Pero es la síntesis entre este SO y la tecnología de componentes, que hace que todos trabajen al unísono y de forma eficiente, que el Mini PC puede trabajar con normalidad en un formato compacto.
Pymes adaptadas a un universo sostenible
Hemos mencionado de pasada el _carsharing_ de las ciudades, que tienden a ser eléctricos para no generar emisiones; o el _coworking_ empresarial, que condensa en un mismo HUB varias empresas, minimizando el impacto ambiental. Las marcas valoran cada vez más estos puntos por sus valores limpios y de futuro.
Sostenibilidad: valor buscado por marcas y clientes
Uno de los marcadores clave para medir el impacto es el CO2 equivalente. Con él podemos comparar actividades, servicios, equipamiento y, por qué no, unos dispositivos con otros. Cuando comparamos un Mini PC con un PC tradicional nos damos cuenta de que su huella de carbono ronda la tercera parte.
También hacen un uso económico de periféricos. Un VivoMini VC65 como el de arriba puede funcionar con cualquiera de las pantallas de nuestra oficina y vivienda gracias al estándar HDMI. Y si nos trasladamos a ordenadores “de bolígrafo” el impacto es aún menor. Como ejemplo, el VivoStick PC (abajo).
El VivoStick PC (a la izquierda de la televisión sobre su anclaje) mide 13,5 centímetros de largo y pesa 75 gramos. Cabe en un bolsillo pero es un PC por derecho propio. Dispone de 2 GB de RAM y 32 GB de almacenamiento, así como un puerto HDMI para conectarse a otros PC, a la televisión, a un proyector, etc.
No todas las empresas o negocios tienen las mismas necesidades. Muchas de ellas cuentan con oficinas clásicas mientras que otras necesitan la capacidad de un Mini PC para la señalización digital de su tienda (un conjunto de pantallas con anuncios, por ejemplo). Para resolver dudas sobre qué solución de alto rendimiento nos interesa más hemos preparado el espacio del enlace anterior.
Este es el tipo de flexibilidad y modularidad que las pymes _startups_ de hoy día necesitan para sus negocios. Ordenadores de bolsillo y PCs modulares que les ayuden a crecer de una forma sostenible y accesible económicamente; además de adaptarse a sus necesidades a medida que el negocio prospera.
Imágenes | ASUS
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