Que el mercado del miniPC está creciendo es algo de lo que no hay duda. En el pasado CES 2017 ya se percibía un cambio: las marcas vieron en AMD Ryzen e Intel Kaby Lake la suficiente potencia para convertir algunos de sus equipos más “sencillos” en poderosas máquinas de juego. Estamos viviendo un interesante cambio tecnológico en la arquitectura de los procesadores.
Y los fabricantes quieren que saques tu PC de la oficina o despacho y lo instales en el salón. O, como mínimo, que esa opción exista y no sea un simple quiero y no puedo. Los dongles o PC-on-a-stick ya no son juguetes, sino alternativas complementarias a los sistemas tradicionales.
Informática modular
Parte de este cambio ha venido propiciado por la informática modular, convirtiendo al periférico en algo más. Pero mientras que en un PC tradicional te encuentras, tarde o temprano, con algún componente incompatible y con una caja demasiado grande y pesada para llevar encima, un miniPC cabe incluso en una mochila. En serio, la mayoría de estos equipos están testados ante pequeños golpes, movimientos diarios y un poco de "maltrato".
Un miniPC puede servirnos como HD multimedia, segundo equipo o videoconsola
Piensa en un disco duro multimedia con el que puedas ver tus películas a 4K, tanto desde un servidor, mediante archivo o mediante unidad óptica.
Piensa en un PC para llevar encima y conectar a cualquier monitor, ideal para pantallas de kioscos, señalización digital, monitorización de circuitos de seguridad, y cualquier proyecto urbano donde entre en juego el IoT (internet de las cosas).
Entre casa... y el trabajo
Como decíamos, hasta hace bien poco los miniPC nunca habían contado con grandes cifras de rendimiento. No, al menos, como para tenerlas en cuenta dentro de entornos laborales. Ese escollo ha sido superado: equipos como los Vivo Mini VC66 de ASUS pueden montar hasta 32 GB de memoria DDR4 sobre procesadores de séptima gen i3-7100, i5-7400 y i7-770, subiendo hasta los 4.2GHz.
Estos equipos pueden montarse sobre una superficie, incluso encastrarse a la pared con su adaptador VESA
Con el almacenamiento sucede algo similar. Estos equipos montan combos de disco físico (SSD) + mecánico (HHD), pudiendo configurarse en RAID. Con una salvedad: un PC de sobremesa no puedes esconderlo detrás de la TV —o incluso montándolo en la propia pared, gracias a su adaptador VESA—.
Lo que nos lleva a pensar en las conexiones. Las conexiones son el pulmón de estos sistemas: cuantas más opciones, más versátiles serán. El citado Vivo Mini VC66 integra HDMI, DisplayPort, DVI-D, varios USB traseros y delanteros, puerto Gigabit Ethernet, lector de tarjetas, etcétera.
Es decir, conectividad con un montón de sistemas, desde máquinas de autoservicio o TPVs y pasarelas de control de pagos, hasta los típicos proyectores, impresoras o lectores de códigos de barras. Ordenadores perfectos para pequeños negocios o tiendas donde la propia barra de caja hace de oficina.
Cuando menos es más
El trabajo a distancia se ha disparado. Ya ocupa el 43% del trabajo global. Ya ha demostrado ser una alternativa solicitada y funcional para todo tipo de edades. Y los miniPC son perfectos para cubrir todo tipo de necesidades informáticas. Puedes guardar tu proyecto o crear una copia en la nube y volcarlo al disco interno.
La propia ASUS cuenta con su servicio WebStorage, lo que se traduce en 100GB de almacenamiento gratuito durante un año. Y tampoco necesitamos andar buscando el cable ethernet: la conectividad inalámbrica es capital en estos equipos. WiFi 802.11ac y Bluetooth 4.1 son estándares que encontrarás en cualquier modelo.
Por eso cuentan con una virtud adicional: no montan más componentes de los necesarios, lo que redunda en un menor gasto energético. Al final del mes notarás ese ahorro. El anterior modelo de ASUS, el VC65, alcanzaba un TDP máximo de 35 W, mientras que el VC66 baja hasta los 19 W. Muchos de estos miniPC’s no montan unidad óptica, por lo que evitan una serie de componentes mecánicos y rentabilizan ese espacio para montar más memoria.
Consumir menos energía desemboca en generar menos calor, menos necesidad de disiparlo y menos ruido ambiental. Si un PC normal se acerca a los 45-50 decibelios en mitad de un rendimiento normal, miniPC’s como Vivo Mini VC66 apenas llegan a los 20 decibelios.
Jugando (y trabajando) en cualquier parte
Durante los pasados meses hemos visto equipos mini a los que conectarles hasta cuatro pantallas, con los que gestionar nuestras librerías o jugar a prácticamente cualquier videojuego. Claro, tampoco esperes jugar a 8K con todos los requisitos en ultra: estos miniPC no quieren sustituir a los sistemas tradicionales, sino ofrecer un camino alternativo, con buen diseño y acabados de calidad.
No se trata de apostar por el equipo más rápido posible, para instalar Battlefield 1 y jugar desde un escritorio, sino en buscar algo flexible y versátil, enfocado a entornos multitarea. Además, estamos hablando de un ahorro interesante sobre cualquier portátil. El Vivo Mini VC66 tiene un precio oficial de 589 euros. Al contar con Windows 10 puedes instalar Steam y jugar a toda tu librería, desde clásicos emulados hasta los lanzamientos más recientes.
Equipos que consumen menos energía, generan menos calor y, al disiparlo, menos ruido ambiental
Sí, puedes ver Netflix en una TV 4K, pero eso puedes hacerlo con cualquier Smart TV. Además, las smartTV están bastante limitadas, incluyendo sistemas operativos poco funcionales. Si a un miniPC como Vivo Mini VC66 le sumamos un combo de teclado y ratón inalámbricos, pasamos a tener las mismas opciones que con un sobremesa.
En definitiva: esta segunda juventud de la informática portátil parece haber llegado con más fuerza que nunca. 2017 es el año de los miniPC por pura practicidad: por fin contamos con equipos capaces, pequeñas cajas ideales para transformar en una segunda consola, en el centro multimedia del hogar o en ese equipo de oficina perfecto para arreglar el día cuando tu PC de escritorio te ha dejado colgado.
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