Estas son las tecnologías de TV que más han sonado en el CES, y que seguirán dando de qué hablar

El CES es mucho más que una feria dedicada a la presentación de nuevos productos. Hace ya varias décadas (nació en 1967) logró consolidarse como un evento de referencia capaz de definir tendencias en el mercado de la electrónica de consumo. Esta es la razón por la que, año tras año, todos los adeptos a la tecnología seguimos pendientes de él.

En cualquier caso, esos productos y tendencias se sostienen sobre un nutrido grupo de tecnologías que no siempre son perfectamente conocidas por los usuarios, que, al fin y al cabo, somos mayoritariamente los destinatarios últimos de lo presentado en el CES. Precisamente, este es el objetivo de este post: explicar con la máxima claridad posible en qué consisten las innovaciones más cacareadas por los fabricantes en la última edición de este evento.

No todas las tecnologías que vais a encontrar en las siguientes líneas son nuevas. Muchas son muy recientes, otras no lo son tanto, y unas pocas llevan ya algún tiempo entre nosotros. Eso sí, todas están teniendo su dosis de protagonismo en este CES, por lo que, conscientes de que muchos usuarios no tienen por qué conocerlas, hemos decidido hablaros de ellas con el propósito de que, en adelante, os resulten mucho más familiares.

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Acoustic Surface y Crystal Sound

Los fabricantes de televisores saben que muchos usuarios no nos conformamos con el sonido que nos ofrecen los estilizadísimos productos que nos proponen. Y es que en un chasis tan fino como el de las teles actuales es difícil ofrecer un sonido pletórico, con un extremo grave de calidad. Por esta razón, la popularización de tecnologías como la que nos ocupa se agradece, aunque aún queda mucho por hacer en este terreno.

Estas dos técnicas generan el sonido mediante unos actuadores colocados detrás del panel

Sony y LG han puesto a punto, respectivamente, las tecnologías Acoustic Surface y Crystal Sound, que funcionan de una forma muy similar. Ambas recurren a unos actuadores colocados en la parte trasera del televisor, detrás del panel, que hacen vibrar ligeramente la pantalla con una frecuencia concreta. De esta manera, su gran superficie provoca la aparición en el aire de los cambios de presión que nosotros percibimos como sonido.

Sin duda, es una solución original, aunque aún está por ver si los usuarios más exigentes nos conformamos con este tipo de propuestas, o seguimos apostando por equipos de sonido dedicados, al margen de los que incorporan nuestras teles.

DCI-P3

Uno de los grandes «caballos de batalla» utilizados por los fabricantes de televisores en sus campañas de marketing para llamar nuestra atención es el espacio de color. Grosso modo, este concepto identifica qué gama cromática es capaz de reproducir un televisor, una prestación que depende no solo del tipo de panel utilizado y su profundidad de color (8 o 10 bits), sino también de la tecnología adicional encargada de controlar la luz, cuando esta es necesaria, como en los televisores LCD LED, y del tipo de procesado que efectúa.

El espacio de color DCI-P3 está sonando mucho en el CES estos días porque buena parte de los televisores de las gama media/alta, alta y premium son capaces de restituirlo. Lo que nos interesa saber es que se trata de un espacio de color RGB utilizado, y, por tanto, exportado, frecuentemente por la industria cinematográfica estadounidense.

Eso sí, es exigente, y contempla una gama de color un 25% más amplia que el espacio de color sRGB, lo que, combinado con lo último en HDR, nos permite obtener imágenes más parecidas a las que podemos observar en el mundo real.

HDMI 2.1

Todos sabemos qué es la interfaz de conexión HDMI utilizada mayoritariamente por los dispositivos de A/V que tenemos en casa, y cómo se utiliza. Si miramos las especificaciones de los nuevos televisores que están siendo presentados en el CES veremos que muchos de ellos incorporan la demandada revisión 2.1, aunque con matices.

HDMI 2.1 no solo permite reproducir contenidos a 120 Hz y 4K, sino también a 60 Hz y 8K

El HDMI Forum hizo públicas sus especificaciones durante el CES de 2017, pero tuvimos que esperar hasta finales del pasado mes de noviembre para conocer sus detalles finales, lo que ha impedido a la mayor parte de los fabricantes incluir puertos HDMI en sus televisores compatibles con la revisión 2.1. Aun así, algunos modelos, como los gama alta de LG, pueden reproducir contenidos HFR 120/4K, que son de los que demandan la interfaz HDMI 2.1, pero a través de Internet y mediante servicios como Netflix, YouTube o Amazon Prime Video.

Esto es posible gracias a que esta interfaz nos ofrece una tasa de transferencia de hasta 48 GB/s, suficiente para alcanzar resoluciones 10K. Además, es retrocompatible con todos los estándares HDMI anteriores y no solo habilita la reproducción de contenidos a 120 Hz y 4K, como hemos visto, sino también a 60 Hz y 8K.

HDR10+

Como os contamos en su momento, HDR10 y Dolby Vision son los dos estándares que pretenden dominar la implementación de la tecnología HDR en nuestros televisores. HDR10 es abierto y puede usarse sin pagar derechos de licencia, que es la razón por la que lo apoyan la mayor parte de los fabricantes. Por su parte, Dolby Vision es propietario porque ha sido desarrollado por Dolby, más exigente que HDR10, y solo algunas marcas lo apoyan.

Teniendo todo esto en cuenta, ¿qué pinta ahora otro estándar más? Sencillo. En realidad, HDR10+ es la evolución de HDR10 propuesta inicialmente por Amazon y Samsung, dos de las compañías involucradas en la definición de este estándar. Al igual que HDR10, es libre, y resuelve una de las principales carencias de este último: incorpora metadatos dinámicos.

Esta información va asociada a los datos que contienen el vídeo que estamos reproduciendo, y su misión más importante es, entre otras, indicar al televisor de forma dinámica, y, por tanto, en tiempo real, cómo debe iluminar cada secuencia, en vez de hacerlo solo al principio de la reproducción, sin posibilidad de actuar a posteriori.

Como es lógico, esta innovación permite que el HDR, en los televisores compatibles con HDR10+, como los nuevos OLED de gama alta de Panasonic, luzca mucho mejor y sea más impactante. Además, HDR10+ contribuye a reducir la distancia que, en este terreno, situaba a HDR10 un paso por detrás de Dolby Vision.

HFR

Esta sigla procede del término anglosajón High Frame Rate (HFR), e identifica a aquellos contenidos cinematográficos concebidos para ser reproducidos con una cadencia de imágenes superior a la habitual (24 fotogramas por segundo). Una de las primeras películas, o, mejor dicho, trilogía, que apostó por esta técnica fue El hobbit, dirigida por Peter Jackson.

Sus características más relevantes consisten en que incrementa la profundidad de campo, reduce notablemente el desenfoque de movimiento y minimiza el desfase temporal en secuencias con desplazamientos rápidos, por lo que percibimos las imágenes con una mayor nitidez y detalle.

Sin embargo, curiosamente, a algunas personas les da la sensación de que el movimiento es más artificial y menos «cinematográfico» que el de los contenidos 24p. Algunos televisores de última hornada, como los de LG, son capaces de reproducir este tipo de contenidos, alcanzando frecuencias de refresco de hasta 120 Hz con contenido 4K UHD.

Láser TV

Esta denominación es la utilizada por Hisense para identificar una de sus gamas de producto, aunque, curiosamente, en realidad no se trata de televisores, sino de proyectores. Y es que sus Láser TV son proyectores de tiro ultracorto con chip DLP, resolución 4K UHD y certificación HDR10 capaces de emitir imágenes de hasta 3.000 lúmenes.

Uno de los apartados más cuidados por esta marca asiática es, curiosamente, el sonido, diseñado por Harman Kardon y equipado con un amplificador que trabaja en clase D y eroga unos en absoluto despreciables 110 vatios a través de cinco altavoces. Eso sí, no es un producto barato: está a punto de llegar a Estados Unidos (y a más países un poco más tarde) a un precio de 9.999 dólares.

MicroLED

Samsung nos ha sorprendido a todos en esta edición del CES presentando un impactante televisor modular de 146” que no recurre a los paneles LCD u OLED por los que están apostando la mayor parte de los fabricantes. Ni siquiera cuenta con la tecnología QLED que la propia Samsung está defendiendo en sus últimos televisores. Lo que hace diferente, y, en cierta medida, sorprendente a este televisor es que apuesta por la tecnología MicroLED.

Los diodos utilizados en los paneles MicroLED emiten su propia luz y se mueven en la escala de tamaño del micrómetro

Los paneles que incorporan esta innovación están integrados por unos diminutos diodos LED muy similares a los que se utilizan en las pantallas LED empleadas en aplicaciones de cartelería profesional, pero de los que se desmarcan en una característica muy relevante: su tamaño. Y es que estos diodos se mueven en la escala del micrómetro, lo que los hace mucho más pequeños que los utilizados actualmente en la iluminación de los paneles LCD de los televisores.

Además, la tecnología MicroLED conlleva otra ventaja: permite construir módulos con forma variable que no tienen por qué respetar las relaciones de aspecto tradicionales de los televisores. Ni siquiera tienen que ser forzosamente rectangulares, lo que abre unas posibilidades de personalización que hasta ahora eran impensables en el mercado de los televisores.

En lo que concierne a la calidad de imagen, los diodos usados en estos paneles emiten su propia luz, al igual que los integrados en los paneles OLED, por lo que podemos esperar que los negros sean profundos y la relación de contraste elevada. Y, en lo tocante a la colorimetría, Samsung asegura que ofrecen una gama cromática muy amplia. Esta tecnología seguirá haciendo ruido, por lo que os contaremos más cuando tengamos más información relevante sobre ella.

OLED

Aunque esta tecnología ya lleva bastante tiempo entre nosotros, el hecho de que la mayor parte de los fabricantes de televisores haya apostado por ella recientemente (con la salvedad de LG, que la defendió el primero en teles de gran formato), y de que sea la más utilizada en la gama alta por los productos que hemos visto en este CES, contribuye a que sea un buen momento para refrescar qué nos ofrece OLED.

A diferencia de los LCD convencionales, los paneles OLED recurren a diodos emisores de luz orgánicos (Organic Light-Emitting Diode), que no son otra cosa que dispositivos dotados de una capa de elementos orgánicos capaces de emitir luz cuando se los estimula suministrándoles una corriente eléctrica. Sin ánimo de entrar en detalles químicos demasiado complejos, sí merece la pena saber que un compuesto orgánico se caracteriza habitualmente por contener carbono, aunque no todas las moléculas que tienen carbono son orgánicas.

En cualquier caso, lo que realmente nos interesa tener en cuenta es que los televisores que incorporan un panel OLED destacan por sus negros profundos, alta relación de contraste, amplio espacio de color y reducido tiempo de respuesta. Eso sí, no suelen ser tan luminosos como los mejores paneles LCD LED, y su latencia de entrada suele ser algo más alta que la de estos últimos.

QLED

El único fabricante que, por el momento, utiliza esta tecnología es Samsung. Mientras marcas como Sony, Panasonic o Philips siguen los pasos de LG, y apuestan por OLED en sus gamas altas, la compañía surcoreana se ha decantado por QLED (Quantum Dot Light Emitting Diode), que no es sino la evolución de la tecnología LCD LED que todos conocemos desde hace años, pero avalada por lo último en tecnología de puntos cuánticos.

Eso sí, el hecho de que QLED utilice paneles LCD, que precisan de una fuente de luz externa, al contrario que OLED, no significa que sus prestaciones no estén a la altura. De hecho, en ámbitos como el espacio de color que son capaces de restituir sin saturación, el ángulo de visión y el máximo nivel de brillo, aventajan a OLED. Pero en otros parámetros, como la intensidad del negro, el nivel de detalle en zonas oscuras y la relación de contraste, están un paso por detrás de OLED.

Obviamente, todo esto queda en gran medida matizado por la lógica de procesado que incorporan los televisores, que puede corregir en cierta medida las deficiencias del panel, e impulsar sus bazas. Eso sí, siempre y cuando esté correctamente implementada, que no siempre es así. Esto explica que, en ocasiones, las diferencias entre televisores que incorporan paneles con distinta tecnología no sean tan evidentes como cabría prever.

Nanocristales o puntos cuánticos

Quantum Dot, Nano Cell, Triluminos, ULED… Todos los fabricantes que tienen en su catálogo televisores de gama media y alta con paneles LCD apuestan por esta tecnología para propulsar las prestaciones de sus teles y aproximarlas, en la medida de lo posible, a lo que nos ofrecen los paneles OLED, que tienen unos costes de fabricación más elevados. Aunque cada marca la llama de una forma.

Esta tecnología recurre a unas partículas con estructura cristalina diminutas (son inferiores a los 100 nanómetros, y un nanómetro equivale a la mil millonésima parte de un metro) capaces de modificar la longitud de onda de la luz. Al depositarlas sobre un sustrato, como son las celdas del panel LCD de una tele, permiten controlar la luz con mucha precisión, brillando en cualquier tono del espectro al ser excitadas por una corriente eléctrica.

¿Sus bazas? Ayudan a los paneles LCD a alcanzar unos negros más profundos, un mayor nivel de detalle en zonas oscuras, una relación de contraste más alta y una gama cromática más amplia. Además, son en torno a un 30% más eficientes desde un punto de vista energético que la retroiluminación LED convencional.

THX 4K

Aunque la certificación THX es de sobra conocida desde hace muchos años, la reciente etiqueta THX 4K no lo es tanto. Aun así, el objetivo de ambas certificaciones es el mismo: garantizar que el dispositivo, o la instalación, sometido a análisis cumple un conjunto de exigencias bastante amplio destinado a garantizar una experiencia satisfactoria por parte de los usuarios. Esto es, al menos, lo que pretendía George Lucas cuando fundó esta empresa en 1983.

Las teles con certificación THX 4K deben superar un banco de 400 pruebas para demostrar su calidad

Según esta compañía, para que un televisor 4K UHD cuente con esta certificación es imprescindible que supere con éxito un banco de 400 pruebas diferentes ideadas para asegurar que el color, el tono, el contraste, el brillo, y, en definitiva, todos los parámetros que determinan la calidad de imagen, reflejan con precisión la visión que el director o la persona responsable del contenido cinematográfico tuvo cuando lo elaboró. Ni más ni menos.

Los detalles de esos tests no son públicos, pero no cabe duda de que este tipo de certificaciones de calidad pueden ayudarnos a hacernos una idea bastante precisa acerca de la calidad global de un televisor. Aunque, por supuesto, el veredicto final deben emitirlo, ante todo, nuestros propios ojos.

Ultra HD Premium

Podemos encontrar esta etiqueta adosada en la caja de muchos televisores 4K UHD de gama alta y última generación. Lo que nos interesa saber es que Ultra HD Premium es, en realidad, una certificación expedida por el consorcio Ultra HD Alliance, del que forman parte la mayor parte de los fabricantes de teles, productoras cinematográficas y estudios de televisión.

Su importancia reside en el hecho de que, para que un televisor cuente con esta certificación, debe satisfacer una serie de requisitos cuya finalidad es garantizar que el espacio de color que es capaz de restituir, su tasa de contraste y su resolución están a la altura de lo que exigen los contenidos audiovisuales más avanzados de los que disponemos actualmente.

Imagen | Giuseppe de Francesco
En Xataka | Ni OLED, ni LCD: lo último de Samsung es un televisor MicroLED modular de 146"

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