La Eurocopa de 2021 está a punto de arrancar, y, como sucede en todos los campeonatos de fútbol, nuestro televisor reclama todo el protagonismo. Por esta razón es un momento perfecto para que nos planteemos si realmente le estamos sacando el máximo partido. Y es que nuestra experiencia no está solo en manos de los jugadores de la selección por la que nos sentimos representados; también depende de la fidelidad con que nuestro televisor traslada este evento hasta nuestro salón.
Nuestro margen de maniobra cuando nos proponemos que el fútbol y otros deportes se vean mejor en uno de los electrodomésticos en los que más dinero invertimos, y al que más tiempo dedicamos, no nos permite obrar milagros. Aun así, los televisores modernos incorporan varios parámetros que, cuando son correctamente manipulados, pueden mejorar su rendimiento al reproducir imágenes deportivas de una forma claramente perceptible.
Esto es precisamente lo que os proponemos: que descubramos juntos qué podemos hacer para mejorar la calidad de imagen global que nos ofrece nuestra tele no solo al ver fútbol, sino también cualquier otro deporte. Vamos allá.
El primer paso: el «modo deportes»
Los modos predefinidos por los fabricantes son una herramienta valiosa que nos permite adaptar la configuración y la calibración de nuestro televisor a los contenidos que estamos disfrutando en un momento determinado. Los nombres que reciben varían de unas marcas a otras, pero, al margen de cómo se llamen, habitualmente tenemos a nuestra disposición, al menos, estos cinco modos: cine o película (es el idóneo para reproducir contenidos cinematográficos), dinámico o intenso (satura los colores e incrementa el brillo para que los televisores luzcan bien en las tiendas), juego (deshabilita el procesado de las imágenes para reducir la latencia de entrada), PC (modifica el procesado de las imágenes para que los textos sean legibles y la latencia se reduzca) y, por último, deportes.
Los modos de imagen predefinidos por los fabricantes actúan sobre la temperatura de color, la corrección gamma, el realce de los bordes, el suavizado del movimiento y la atenuación de la retroiluminación
Este último modo de configuración predefinido es el que realmente nos interesa en este artículo. De hecho, debe ser nuestro punto de partida porque resuelve por sí solo buena parte de las limitaciones que acarrean los otros modos cuando vemos contenidos deportivos. En este contexto la clave reside en conocer qué efecto tiene realmente el «modo deportes» tanto sobre el procesado de las imágenes como sobre el sonido. Sí, también actúa sobre el sonido, aunque normalmente las marcas en este ámbito se limitan a modificar la ecualización para reforzar las frecuencias más graves, de manera que nuestra inmersión en el acontecimiento deportivo esté más lograda y el sonido sea más espectacular.
Algo que nos interesa tener en cuenta es que cuando activamos un modo predefinido algunos parámetros de ajuste quedan deshabilitados. Pero no son siempre los mismos; varían en función del modo que hemos seleccionado. No obstante, esto no significa que debamos aceptar lo que nos proponen los fabricantes sin rechistar. Ni mucho menos. Podemos actuar sobre estos modos para adaptarlos a nuestras preferencias, que, precisamente, es lo que os proponemos hacer.
Curiosamente, algunas marcas hilan aún más fino y cuando activamos el «modo deportes» nos instan a indicar qué tipo de contenido vamos a ver: fútbol, tenis, baloncesto, etc. Esta decisión tiene cierto impacto, sobre todo, en los parámetros que actúan sobre el color predominante. Lo interesante en este contexto es que los fabricantes se esfuerzan para que las imágenes sean lo más espectaculares posible, y una forma eficaz de conseguirlo requiere incrementar la saturación del color, aun a costa de la inevitable pérdida de naturalidad que acarrea.
En cualquier caso, la saturación y la temperatura de color es solo uno de los ámbitos en los que introduce modificaciones el modo de imagen que activamos en cada momento. Nuestra elección también impacta en el algoritmo de suavizado del movimiento, la atenuación de la retroiluminación, la corrección gamma y el realce de los bordes que tiene como objetivo incrementar la nitidez. Llegados a este punto es interesante que repasemos brevemente qué identifica cada uno de estos parámetros porque solo así podremos determinar con precisión cuáles nos interesa modificar y por qué.
La temperatura y la saturación de color
Dejando a un lado la definición formal de este concepto, que es bastante farragosa y poco intuitiva, podemos entender la temperatura de color como el tono hacia el que tiende el color blanco de una imagen. Atendiendo a esta idea podemos distinguir tres tipos de luz: cálida, que tiene un tono amarillento y se sitúa por debajo de los 3.300 grados Kelvin; fría, que tiene un tono blanco más intenso y se sitúa entre los 5.000 y los 6.500 grados Kelvin; y, por último, también tenemos la luz neutra, que se sitúa en el rango que queda entre los otros dos tipos de luz, entre los 3.300 y los 5.000 grados Kelvin.
Cuando activamos en nuestro televisor el «modo cine» o el «modo película» la configuración predefinida establece una temperatura de color cálida, lo que da a las imágenes un aspecto ligeramente amarillento, o, incluso, rojizo. Y así es como debe ser para disfrutar el contenido cinematográfico. Sin embargo, en el «modo deportes» prevalece una temperatura de color más fría, con blancos más intensos. Las marcas suelen decantarse por esta opción porque da a las imágenes un aspecto más espectacular y llamativo, pero en algunos televisores da buen resultado suavizar un poco la temperatura de color cuando vemos deportes para que los blancos sean un poco más cálidos.
Por esta razón, es una buena idea que, una vez que hemos activado el «modo deportes», nos dirijamos al menú Configuración/Imagen/Temperatura de color para reducir ligeramente la frialdad. Es un ajuste que suele funcionar bien en muchos televisores. No os costará identificar hacia qué extremo de la barra os debéis desplazar porque habitualmente aparecen indicados por las letras W (de warm, que significa cálido en inglés) y C (de cold, que equivale a frío en inglés). En lo que concierne al nombre de los menús suele haber diferencias sutiles entre unas marcas y otras, pero habitualmente todos los parámetros que vamos a manipular residen en el menú Imagen alojado en la categoría Configuración o Ajustes.
El otro parámetro al que también merece la pena que prestemos atención es la saturación del color, que suele aparecer indicada como Color o Matiz. Unos colores con una alta saturación tienen un tono muy intenso que a algunas personas les resulta atractivo, pero que no refleja fielmente el mundo real tal y como lo observamos con nuestros ojos. Por esta razón, reducir ligeramente la saturación también suele funcionar cuando activamos el «modo deportes».
El suavizado del movimiento
Este es, sin lugar a dudas, uno de los algoritmos más controvertidos de cuantos incorporan los televisores modernos. Sony lo llama MotionFlow, Samsung lo ha identificado como Auto Motion Plus, Sharp lo llama AquoMotion y LG lo conoce como TruMotion, que son denominaciones comerciales similares a las que utilizan las otras marcas. En cualquier caso, lo interesante de esta tecnología es que pretende ofrecernos un movimiento más suave de los objetos que aparecen en las imágenes, y, a la par, reducir el desenfoque de movimiento. Para lograrlo lo que hace es introducir fotogramas generados de forma artificial entre los fotogramas de la señal de vídeo original.
A priori parece que son mejoras interesantes, pero tienen una contrapartida: las imágenes adquieren un aspecto marcadamente televisivo, algo que los anglosajones conocen como «efecto SOE» (Soup Opera Effect), y que podríamos traducir como «efecto telenovela». Cuando vemos deportes las mejoras que nos ofrecen los algoritmos de suavizado del movimiento mediante la inserción artificial de imágenes suelen ser positivas porque reducen el desenfoque de los objetos que se desplazan rápidamente, como pueden ser los jugadores y la pelota de un partido de fútbol.
Sin embargo, cuando vemos una película ese aspecto tan artificial es contraproducente y está en las antípodas de la estética cinematográfica a la que estamos acostumbrados, por lo que normalmente es preferible desactivar completamente el algoritmo de suavizado del movimiento. De hecho, el único escenario en el que, en principio, puede merecer la pena mantenerlo activado es, precisamente, en el que nos encontramos: la reproducción de contenidos deportivos.
La atenuación de la retroiluminación
Cada una de las celdas de los paneles OLED emite su propia luz, pero los paneles LCD necesitan una fuente de luz externa, de ahí que la relación de contraste nativa de los primeros sea mucho más alta y sus negros más profundos. El problema asociado a los televisores LCD LED es que no es fácil controlar con precisión la intensidad de la luz que debe emitir cada una de las porciones del panel porque por el momento resulta inviable vincular un diodo LED a cada uno de los píxeles del panel, que sería la solución que permitiría a los paneles LCD rivalizar con el contraste y los negros que nos ofrecen los OLED.
El control de la atenuación de la retroiluminación de los paneles LCD LED ha mejorado mucho durante los últimos años, alcanzando su mejor versión en el sistema FALD (Full Array Local Dimming). Esta innovación requiere colocar detrás del panel LCD una matriz de diodos LED diminutos que es posible manipular en pequeños grupos, lo que permite controlar con precisión la iluminación de pequeñas áreas del panel LCD.
Esta estrategia ha permitido a los televisores LCD más sofisticados arrojar un contraste fantástico, aunque aún no tan bueno como el de los televisores OLED. Lo interesante en este ámbito es que el comportamiento de la retroiluminación puede ser en cierta medida gestionado por el usuario. Cuando vemos deportes el contraste no es tan relevante como cuando disfrutamos una película, por lo que una configuración del parámetro «Atenuación local LED» (puede que el nombre varíe de una marca a otra) menos agresiva suele ofrecernos un nivel de brillo más uniforme, algo que se agradece cuando estamos disfrutando contenidos deportivos.
Siguiente paso: la corrección gamma
Este parámetro está asociado a la capacidad que tiene el televisor de recuperar información tanto en las zonas más iluminadas como en las más oscuras de cada fotograma. Por esta razón resulta intuitivo darse cuenta de que está íntimamente ligado al contraste. En cualquier caso, lo interesante es que también podemos actuar sobre él. Eso sí, en algunos televisores no reside en el menú de ajustes básicos de la imagen, sino en el menú de ajustes avanzados. Esté donde esté no debería costaros demasiado encontrarlo.
Si reducimos el valor gamma obtendremos imágenes más brillantes, pero, a cambio, perderemos información en las zonas más iluminadas de cada fotograma. Por el contrario, si lo incrementamos reduciremos la dureza de estas últimas zonas, pero, a cambio, sacrificaremos nivel de detalle en las zonas más oscuras. ¿Cuál es la mejor opción cuando estamos viendo contenidos deportivos?
Dado que normalmente las imágenes cuando vemos deportes suelen estar bien iluminadas y no hay apenas regiones oscuras, suele funcionar bien un valor gamma relativamente alto. Por ejemplo, de 2.4 o «alto». Podéis tomarlo como una medida orientativa, pero os sugiero que hagáis vuestras propias pruebas.
El realce de los bordes
Este parámetro nos permite actuar sobre los píxeles que delimitan el contorno de los objetos de cada fotograma. Puede parecer que disfrutar unos bordes bien delimitados es una buena idea. Y en teoría es así. El problema es que la característica «nitidez» o «definición», que es como suele aparecer identificado este parámetro en la mayor parte de los televisores, también incrementa el ruido. Y, desafortunadamente, la mayor parte de los fabricantes abusa de la nitidez cuando activamos el «modo deportes».
Un nivel de ruido excesivo conlleva una reducción significativa del detalle de las imágenes, que es justo el efecto contrario al que buscamos. Y, a la par, también acarrea la aparición de un grano artificial y desagradable. Por esta razón este es otro parámetro al que merece la pena prestar atención al activar el «modo deportes». ¿Qué debemos hacer? Sencillamente, reducir su valor tanto como sea necesario hasta que el nivel de ruido nos parezca imperceptible.
Y, si no funciona, podemos volver a empezar
Si después de realizar todos estos cambios en la configuración de las imágenes de tu televisor no estás satisfecho con el resultado, no desesperes. Puedes volver a dejar tu tele tal y como estaba sin esfuerzo. Y, por supuesto, también puedes volver a intentarlo, empezando de nuevo desde el principio. Lo único que debes hacer es recurrir a la configuración predefinida de fábrica.
Esta opción suele llamarse «Reajuste de fábrica», o algo similar, y suele estar alojada en el menú Opciones del apartado Configuración o Ajustes. Como veis, podemos recuperar fácilmente nuestro televisor tal y como estaba en un principio, por lo que merece la pena intentar adecuar la calidad de sus imágenes a nuestras preferencias.
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