Por norma general, comprar un nuevo televisor suele ser una tarea que puede parecernos excesivamente complicada o compleja. Se cuentan por decenas los diferentes modelos disponibles en el mercado, un montón de marcas diferentes y muchas tiendas en las que los precios varían una enormidad.
¿Qué hacer?. ¿Por dónde empezar?. Recientemente me he estado cuestionando estas preguntas, ya que iba a renovar mi fantástico televisor FullSD (Full Standard Definition). Buscaba algo bueno, bonito y barato.
La primera duda que se planteó fue el tamaño. El actual televisor de tubo que tanto tiempo me ha acompañado tiene un tamaño de 21 pulgadas, y formato 4:3. Su sucesor más lógico sería un LCD 26 pulgadas, formato panorámico 16:9, aunque también podría aceptar un 32 pulgadas con el mismo formato panorámico, ya que el espacio donde lo voy a colocar lo permite.
Así pues, primera duda más o menos resuelta: inicialmente miraré televisores LCD de 26 o 32 pulgadas, lógicamente con formato panorámico. Hasta aquí ha sido bastante sencillo.
Segundo punto con el que luchar: el fabricante. Todos tenemos, en mayor o menos medida, marcas que nos gustan más, y otras que preferimos dejarlas de lado. Es una opinión totalmente subjetiva, pero válida ante todo: ¿quién se está comprando el televisor?. Pues eso.
Con esto, mis fabricantes prioritarios son Sony, Philips, Samsung y LG, aunque no rechazaré cualquier otro fabricante si se plantea una buena oferta.
Partiendo de esos cuatro fabricantes lo siguiente es proponernos un rango de precios. Para esto lo mejor es echar un vistazo rápido a tiendas tanto online como físicas, simplemente para ver cómo está el mercado y cuál será el desembolso aproximado que deberemos realizar. En mi caso parto de un presupuesto inicial de, a lo sumo, 700 euros, aunque lógicamente… cuanto menos, mejor. ¡No olvidemos que estamos en crisis!
Respecto al precio, cada uno tenemos que ver cuánto estemos dispuestos a desembolsar. Todos los televisores funcionan, desde el de 250 euros hasta el que vale más de 2.000. Ahora bien, es un aspecto totalmente subjetivo y que cada uno debe determinar por su cuenta y riesgo.
A raíz de ese límite lo siguiente que haremos ya es ir a por todas, coger el toro por los cuernos. Con esto quiero decir algo que explicado puede parecer muy complejo, pero que a la hora de la práctica no tiene mayor dificultad: abrir una hoja de cálculo y apuntar.
¿Qué apuntamos?. En mi caso me cree una hoja en Google Docs para tener acceso desde cualquier ordenador de mi casa, y la información que apunté fue la siguiente:
Fabricante.
Modelo.
Tamaño (ya que estaba indeciso entre 26 o 32 pulgadas).
Resolución (HDReady o FullHD).
Contraste dinámico.
Brillo.
Tiempo de respuesta.
Conexiones de vídeo (tantos HDMI, cuantos euroconectores, USBs o componentes, por ejemplo).
Conexiones de audio y potencia de sonido.
Otras características.
Precio (o precios si lo hemos encontrado en varias tiendas).
Lugar donde se encuentra (tienda física o enlace a la web).
Enlace directo al producto en la web del fabricante.
Con esto ya podemos tener una gran tabla en la que podremos comparar todos los diferentes modelos que, al menos en un principio, satisfacen nuestros requisitos iniciales. Recuerdo: tamaño y fabricante.
Lo ideal es que una vez que hayamos visto un determinado modelo en una tienda, ya sea online o física, vayamos con ese nombre de modelo a la web del fabricante. Mucho ojo, puesto que hay muchas veces que las tiendas online tienen las especificaciones técnicas mal escritas o incompletas.
Una vez realizado este paso, posiblemente el más tedioso, ahora viene ir filtrando los resultados. En mi caso me hice con una lista de 12 modelos de televisores, cada uno con sus respectivos valores en cada una de las columnas.
Con esto tenemos una maravillosa tabla con toda la información, y nuestra tarea ahora es empezar a filtrar. Éste proceso tiene que tener muy en cuenta nuestras necesidades, y lo que vayamos a utilizar o no. Por ejemplo, en mi caso prefiero que si es 32 pulgadas sea un FullHD, que los hay y entran dentro del límite monetario marcado (al menos en mi caso).
Una pequeña recomendación: utilizar celdas de colores ayuda mucho a la toma de decisiones. Con esto podemos descartar un modelo con un color gris de fondo, y utilizar un verde o un azul para los modelos que nos resulten más interesantes.
Tras echarle unos cuantos vistazos a la tabla, uno se da cuenta rápidamente de cuáles son los dos o tres mejores modelos de toda la lista. En mi caso, un Sony HDReady de 26 pulgadas por 550 euros y un Philips FullHD de 32 pulgadas por 600 euros.
Antes de continuar, ¿por qué estos?. Los dos son televisores que cuentan con entradas HDMI más que suficientes (3 y 4, respectivamente), puerto USB, componentes o euroconectores; y en el apartado del sonido andan bastante bien, son dos altavoces de 10 y 15 vatios con sus respectivas tecnologías de sonido.
Una vez que hayamos llegado a este punto ya queda poco, muy poco. En mi caso la decisión final fue por el televisor Philips FullHD de 32 pulgadas, ya que esa diferencia de 50 euros respecto del Sony 26’‘ no compensaba. Además la compra es una oferta en una tienda física bastante tradicional en España, que me ofrece los dos años de garantía en la propia tienda y me lo llevan a casa y me lo instalan gratis, lo cual siempre es de agradecer.
Como habréis visto, el proceso que hemos seguido es bastante sencillo y llevándolo paso a paso no resulta nada complejo. Con un par de horas da más que suficiente para recopilar toda la información necesaria para ya empezar a ir filtrando los resultados.
¿Mi recomendación?. Que inicialmente tengamos muy presente cuál va a ser el presupuesto máximo con el que contamos y las características más básicas: tamaño y resolución.
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