BOE y TCL, los dos mayores fabricantes chinos de paneles LCD, se están preparando para irrumpir en el mercado de los paneles OLED de gran formato. La primera de estas dos compañías compite desde hace varios años en el de las matrices orgánicas de pequeño y medio formato. De hecho, suministra paneles OLED a Apple, al igual que Samsung y LG, así como a otros fabricantes de teléfonos móviles, ordenadores portátiles y otros dispositivos.
Todavía no sabemos cuándo llegarán a las tiendas los primeros televisores equipados con un panel OLED fabricado en China, pero es probable que este hito se produzca antes de que expire 2025. A mediados de 2022 la consultora DSCC confirmó que BOE planea entrar en el mercado de las matrices OLED que van desde las 55 hasta las 95 pulgadas, lo que le permitiría competir de tú a tú con los dos grandes fabricantes surcoreanos de paneles orgánicos.
Por otro lado, TCL presentó a principios del pasado mes de junio un televisor de 65 pulgadas que incorpora una matriz orgánica plegable con resolución 8K y tecnología de impresión de inyección de tinta o IJP (Ink-Jet Printing OLED). Esta innovación aspira a consolidarse como una alternativa a las matrices W-OLED que produce LG y a los paneles QD-OLED que fabrica Samsung. Sea como sea la entrada de China en el mercado de los televisores OLED se acerca. Y para Corea del Sur su irrupción representa un auténtico desafío.
LG y Samsung están decididas a proteger su negocio a cualquier precio
El Ministerio de Economía y Finanzas surcoreano ha incluido la tecnología OLED en la lista nacional de tecnologías estratégicas por un buen motivo: la entrada de BOE y TCL en este mercado representa una amenaza. Sin embargo, para nosotros, los usuarios, representa una oportunidad. La oportunidad de poder acceder a televisores con panel orgánico a precios mucho más bajos que los actuales gracias a la probable irrupción de esta tecnología en las gamas media y de entrada.
BOE está construyendo en Chengdú una planta de fabricación de paneles OLED de 9.000 millones de dólares
BOE, que es propiedad del estado chino, está construyendo en la ciudad de Chengdú, en el corazón de China, una planta de producción de matrices orgánicas de generación 8.6 y pequeño a mediano formato que tendrá un coste total de 9.000 millones de dólares. Es evidente que, al igual que TCL, va muy en serio. En esta coyuntura Samsung y LG están formalizando un acuerdo para reforzar sus posiciones en detrimento de sus competidores chinos. Hasta ahora Samsung compraba a sus proveedores en China, principalmente a BOE, el 55% de las matrices LCD que necesitaba, pero durante 2024 planea reducir esta cifra al 38%.
Para hacerlo posible comprará menos matrices LCD a BOE y más a su compatriota y competidor LG Display en un claro intento de reducir su dependencia actual de los fabricantes chinos de paneles. "Samsung y LG se necesitan mutuamente debido a que la guerra sin cuartel en el ámbito de las pantallas que libran Corea del Sur y China se ha extendido al mercado prémium", sentencia Nam Sang-uk, un investigador del Instituto Coreano para la Economía y el Comercio. Samsung y LG no han confirmado oficialmente su presumible alianza, pero en la coyuntura actual este movimiento es absolutamente creíble.
Más información | Financial Times
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