Una longitud de 63,1 metros, una altura de 18,9, puede cargar 51 toneladas y 4.000 kilómetros de alcance
La demanda de aeronaves comerciales ha crecido enormemente en las últimas décadas. Airbus entregaba poco más de 300 aeronaves por año en 2003, según datos de Statista. En 2012, sin embargo, el número de pedidos por completar había crecido hasta aproximadamente 600 unidades. La empresa europea, que es una de las más importantes de la industria, se enfrentaba por aquel entonces a un enorme desafío: aumentar rápidamente su producción.
Evitar retrasos en las entregas le permitía posicionarse mejor en un mercado donde su principal competidor es Boeing, el gigante aeroespacial estadounidense. Si los aviones no llegan a tiempo a los clientes, estos pueden decidir elegir otro fabricante para futuros pedidos e incluso cancelar los pedidos en curso. Airbus quería evitar ese escenario y, aunque había optimizado su línea de producción, tenía un importante problema logístico.
El avión necesario para poder construir otros aviones
Sus cinco aviones de carga Airbus Beluga originales no podían transportar eficientemente todas las piezas de los aviones de una punta a la otra del continente. Recordemos que, por lo general, los aviones de Airbus se ensamblan en Toulouse, Francia, pero muchas piezas, incluidas las alas, provienen de otras partes. Antes de pensar en construir un nuevo avión, como señala FlightGlobal, Airbus consideró utilizar el Antonov An-225, tristemente destruido en la guerra de Ucrania.
El problema era que el An-225, pese a ser considerado el avión más grande del mundo, tenía una bodega de carga demasiado estrecha. Descartada esta opción, evaluaron la posibilidad de recurrir a su principal competidor y solicitar sus servicios de transporte con el Boeing Dreamlifter, un 747-400 modificado para convertirse en una auténtica bestia del transporte aéreo. Esta opción también fue dejada de lado. ¿Qué quedaba entonces? Construir su propio avión, después de todo este es su principal negocio (y habilidad).
Ahora bien, construir un avión desde cero es una tarea muy compleja que puede llevar años en completarse, además de requerir un enorme presupuesto e investigación. En este sentido. Airbus tampoco podía darse ese lujo. Necesitaba un avión de carga lo suficientemente grande como para transportar dos alas de un Airbus A350 al mismo tiempo. Como recoge la propia Airbus, la compañía decidió construir el nuevo avión sobre una plataforma existente, la del A330.
Con esa decisión, Airbus se acababa de ahorrar una buena parte de los problemas de un plumazo. La plataforma A330 había estado dominando los cielos desde principios de la década de los noventa. Además, una de sus propuestas más confiables. La idea de los ingenieros fue, literalmente, cortar el avión por la mitad. Mientras que la parte inferior conservaba el fuselaje original, la parte superior recibía nuevos paneles que daban forma a una enorme bodega de carga y que otorgaban al avión un aspecto de ballena. El proyecto del Airbus BelugaXL empezó formalmente en 2014.
El nuevo avión tomó forma gracias al esfuerzo del trabajo conjunto de equipos repartidos en distintos puntos del continente. De acuerdo a Aerospace Technology, el morro, la cabina y las puertas de carga principales fueron construidas por Stelia Aerospace, en Francia. Deharde Aerospace, en Alemania, se encargó del fuselaje superior. Aernnova Aeroestructuras, en España, desarrolló los paneles superiores traseros y el estabilizador vertical. Rolls-Royce, envió desde el Reino Unido los dos motores turbofán Trent 700.
Todas las piezas llegaban a las instalaciones principales de la compañía, en Toulouse. Allí aguardaban miles de trabajadores preparados para ensamblar el avión. Además, se trataba del punto neurálgico del proyecto al que habían sido convocados cerca de mil ingenieros de la compañía de distintas partes del mundo. Para octubre de 2017, de acuerdo a un comunicado de prensa oficial, el 75% de las tareas del montaje estabas terminadas y se habían integrado los sistemas mecánicos y eléctricos. La construcción avanzaba a buen ritmo.
A principios de 2019 en Beluga ya estaba listo para sus primeras pruebas. Después de la instalación de los motores, los ingenieros probaron la aeronave en tierra durante meses y entrenaron a los pilotos en simuladores. Finalmente, el 19 de julio voló por primera vez ante la atenta mirada de las miles de personas que habían participado del proyecto, los directivos de Airbus y la prensa internacional. El trabajo conjunto de franceses, españoles, alemanes, británicos y personas de otras nacionalidades se acababa de hacer realidad.
El resultado se ha convertido en un enorme avión de transporte cuyo peso vacío es de 127 toneladas. El BelugaXL, que tiene una longitud de 63,1 metros y una altura de 18,9 metros, puede cargar un máximo de 51 toneladas y tiene un alcance de 4.000 kilómetros. La aeronave, que es operada por dos pilotos, forma parte de Airbus Transport desde el 9 de enero de 2020. Bajo esta compañía transporta piezas de aviación entre sus plantas ubicadas en distintas partes de Europa.
Imágenes | Airbus
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*Una versión anterior de este artículo se publicó en noviembre de 2022
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