En la actualidad, London Underground tiene una longitud total de 408 kilómetros y 274 estaciones
Pero la iniciativa comenzó hace más de 160 años con una conexión entre Paddington y Farringdon
London Underground, conocido en nuestro idioma como el Metro de Londres, es una de las redes de transporte público más famosas del mundo. Con más de 543 unidades, 408 kilómetros de longitud y 274 estaciones, esta preciada pieza de la capital de Reino Unido es capaz de manejar hasta cinco millones de pasajeros al día.
Ahora bien, este servicio no se convirtió en lo que actualmente es de la noche a la mañana. London Underground tiene una historia fascinante, una historia que, por cierto, comenzó hace más de 160 años con un proyecto completamente innovador para la época: la construcción de un ferrocarril subterráneo. Volvamos el tiempo atrás.
La necesidad de mejorar el transporte de una ciudad en pleno crecimiento
En la década de 1830, Londres era la ciudad más grande del mundo. Era un epicentro económico global en pleno crecimiento que necesitaba descongestionar sus calles, por lo que surgió la idea de que los trenes empezaran a moverse bajo tierra. El problema era que hasta ese momento no se había implementado nada parecido.
Después de muchos años siendo solo una propuesta sobre el papel, el 1855 se construyó un túnel de prueba en Kibblesworth. Tras este paso, que resultó ser un éxito, se inició la obra del primer ferrocarril subterráneo del mundo, un circuito entre Paddington (entonces Bishop's Road) y Farringdon que entró en servicio el 10 de enero de 1863.
Las locomotoras funcionaban con motores de vapor y los vagones eran iluminados con gas. Era básicamente como poner un sistema ferroviario tradicional en un lugar cerrado, lo que se traducía en molestias para los pasajeros, que muchas veces debían viajar en un ambiente contaminado y con temperatura elevada.
En cualquier caso, la metrópoli seguía creciendo y había cada vez más iniciativas de transporte con inversión privada. Por lo tanto en 1868 se inauguró la primera sección del Ferrocarril del Distrito Metropolitano. Se trataba de un servicio que cubría el trayecto entre South Kensington y Westminster (ahora parte de las líneas District y Circle).
Ambos servicios continuaron expandiéndose al tiempo que se mejoraban las técnicas de construcción de túneles. El 18 de diciembre de 1890, The City and South London Railway puso en marcha el primer ferrocarril eléctrico. Este fue un avance importantísimo porque permitió solventar algunos de los principales inconvenientes del servicio.
En 1905, la electrificación llegó a las líneas District y Circle, pero la red de subterráneos de Londres funcionaba como sistemas separados. Esto cambió a partir de 1906, cuando las compañías empezaron a abrirse camino en lo profundo de la ciudad para unificarse. A todo esto, el nombre 'Underground' todavía no existía.
Las compañías que se habían unido para el proyecto propusieron diferentes nombres, entre ellos ‘Tube,’ ‘Electric’ y ‘Underground’, pero este último fue el ganador. De esta forma, en 1908 apareció por primera vez el nombre 'Underground’ en las estaciones, y lo hizo con el símbolo del redondel que conocemos en la actualidad.
El progreso tecnológico del Metro de Londres parecía imparable. Ese mismo año llegaron las máquinas electrónicas de emisión de billetes y en 1911 se instalaron las primeras escaleras mecánicas. En 1929 comenzaron a extinguirse las puertas de accionamiento manual. Estas fueron actualizadas con sistemas neumáticos.
Hasta este punto, el servicio era operado por la Underground Electric Railways Company of London (UERL). En 1933, no obstante, los servicios de transporte subterráneo se fusionaron con los ferrocarriles y los servicios de autobuses bajo la marca London Transport, que era supervisada por la Junta de Transporte de Pasajeros de Londres.
Ese mismo año apareció el mapa de Harry Beck, un elemento destinado a orientar a los usuarios. El sistema había crecido tanto que algunas estaciones estaban a pocos metros de distancia, mientras que otras se encontraban a kilómetros. Se trata de una cartografía que fue recibida con escepticismo, pero que acabó triunfando.
Por primera vez, las decisiones sobre los servicios de transporte públicos de Londres estaban perfectamente coordinadas. Esto permitió mejorar el servicio y diagramar un ambicioso plan de mejora. Sin embargo, la irrupción de la Segunda Guerra Mundial en 1939 hizo que el plan no pudiera ser completado como se había ideado originalmente.
El servicio de transporte subterráneo se convirtió en un enorme refugio antiaéreo entre septiembre de 1940 y mayo de 1945. Algunas estaciones también fueron utilizadas durante la guerra como un depósito para mantener a salvo elementos históricos de valor, por ejemplo, piezas del Museo Británico.
Tras la guerra, ya en 1948, la Junta de Transporte de Pasajeros de Londres adquirió un rol público. Se nacionalizó y se conviritió en el Ejecutivo de Transporte de Londres para años más tarde ser renombrada a Junta de Transporte de Londres y operar bajo la órbita del Ministerio de Transporte.
El sistema también sufrió varias tragedias. En 1975 un tren que se dirigía en dirección sur no se detuvo en la terminal final y se estrelló al final del tuno. Murieron 43 personas y se registraron 74 heridos. En 1987, un incendio se cobró 31 vidas en la estación King's Cross. Más tarde, en 2005, un atentado contra el sistema de transporte de Londres hizo que 52 personas perdieran la vida.
Unas tarjetas sin contacto llamadas Oyster se implementaron en el Metro de Londres den 2003, pero para 2014 ya se podía pagar directamente con tarjetas bancarias sin contacto. Para 2016 algunas líneas prestaban servicio nocturno los fines de semana. En la actualidad el servicio está a cargo de un organismo llamado Transport for London (TfL) que gestiona de manera integral la estrategia de transporte estatal de la ciudad.
Imágenes | Joël de Vriend | Nelson Ndongala | Tomas Anton Escobar | Tom Parsons | Will H McMahan | The Graphic (Wikimedia Commons) | John Jackson
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