En 1958 dos pilotos sobre un desierto del suroeste de Estados Unidos consiguieron una hazaña que a día de hoy aún no ha sido superada: volar un avión dos meses seguidos sin pausa alguna. Esta es la historia del Cessna 172 y sus dos pilotos Bob Timm y John Cook. Hoy los récords en el aire son algo distintos.
En las primeras décadas del siglo XX durante años los pilotos de aviones han estado estableciendo récords de resistencia en el aire. La idea era ver quién conseguía el vuelo más eficiente sin tener que repostar. Sin embargo, en 1923 se consiguió el hito de repostar por primera vez en el aire. Con 37 horas y 15 minutos de vuelo empezó una nueva carrera por ver quién se mantenía más tiempo en el aire, consumiendo todo el combustible que fuese necesario.
Durante los siguientes años las 37 horas fueron superadas hasta que empezó a contarse en días y no en horas. Para 1935 el récord ya estaba en 27 días, 5 horas y 34 minutos. Catorce años más tarde, en 1949, el récord ya estaba en 46 días y 20 horas. Pero es que subió aún más, en 1958 el récord se situó en los 50 días en el aire, con un total de 1.200 horas y 16 minutos.
Dos meses sin tocar tierra
Desde entonces, sólo una vez más se llegó a superar esa cifra. Fue en 1958 también y los dos pilotos que estaban en el avión volaron sin cesar durante 64 días, casi 65 días de hecho. Todo comenzó cuando Bob Timm, mecánico de máquinas tragaperras en el Hotel Hacienda de Las Vegas, tuvo una idea. Le propuso al propietario del hotel patrocinar un vuelo de resistencia con el avión. Con el nombre del hotel pintado en un lateral del avión, el propietario accedió a la idea.
Antes de alzar el vuelo, Bob Timm adquirió primero un avió Cessna 172 y lo modificó para la hazaña. Estas modificaciones incluían quitar todo el interior, añadir una plataforma de repostaje al vuelo o hasta un pequeño "baño" para que los dos pilotos se pudiesen asear fácilmente. Con el avión preparado realizaron diferentes vuelos de prueba para ver cómo se comportaba el avión. Finalmente, el 4 de diciembre de 1958, los dos pilotos despegaron con el Cessna 172 desde el McCarran Field en Las Vegas.
Evidentemente el avión necesitaba repostaje, del mismo modo que los pilotos comida y agua. Para ello el avión descendía dos veces al día cerca de una carretera en Las Vegas sin llegar a tocar nunca suelo. En ese momento un camión cisterna se alineaba con el avión y mediante una plataforma especial suministraba combustible al avión en vuelo. Así es como obtenía víveres también los pilotos. El proceso de repostaje se realizó 128 veces durante los 64 días de vuelo.
A medida que pasaron los días el avión comenzó a debilitarse y sufrir fallas. Esencialmente estuvo en marcha durante dos meses, por lo que desde luego fue toda una hazaña que no se rompiese a pedazos antes. Los pilotos por su parte también fueron acumulando cansancio (dormían, pero en horarios interrumpidos y en el ruidoso avión) y estrés.
Así es como los dos pilotos pasaron la Navidad y el Año Nuevo en el avión y sobrevolando Nevada. Para el 23 de enero ya habían superado el récord anterior, pero se mantuvieron en el aire dos semanas más hasta el 7 de febrero de 1959. Fue en ese momento cuando aterrizaron de vuelta en el McCarran Field en Las Vegas, completando así 64 días, 22 horas y 18 minutos de vuelo.
Vía | AOPA, Jalopnik y Disciples Flight
Ver 16 comentarios