Quizá seas uno de los 30.000 españoles que ya conduce un vehículo eléctrico según la DGT. O quizá estés pensando en dar el salto a la movilidad eléctrica debido a toda la nueva oferta que están poniendo encima de la mesa los fabricantes. En un caso u otro, seguro que estarás ya al tanto de apps y opciones para conocer rápidamente los puntos de carga que tienes más cerca por si en medio de un trayecto las baterías te piden un enchufe.
Pero pongamos que estás haciendo un viaje y más allá de recargar quieres hacer un parón en una estación de servicio para comprarte algún refresco, ojear alguna revista o, quién sabe, te ha dado un ataque de nostalgia y quieres ver si has topado con alguna en la que aún venden cintas de cassette. En ese caso, si apuestas por la movilidad eléctrica, lo tendrás por el momento bastante complicado. De hecho si tienes mala suerte hasta podrías pasar por 100 gasolineras hasta encontrar una en la que además de repostaje convencional haya un enchufe para tu vehículo.
Según los datos de Electromaps, en la actualidad en España hay cerca de 2.500 puntos de carga para vehículos eléctricos con más de 6.800 enchufes disponibles entre todos ellos, pero de estos apenas 116 se encuentran en estaciones de servicio, las gasolineras de toda la vida. Esto significa que solo una de cada 99 estaciones -en total en España hay 11.495- prestan actualmente servicio a los eléctricos.
En Xataka hemos hablado con expertos del sector, firmas líderes en el repostaje convencional como Repsol y otras gasolineras independientes para saber cómo la movilidad tradicional está transitando hacia lo eléctrico con el fin de responder a una pregunta: ¿Podremos algún día los conductores eléctricos aprovechar toda la red de repostaje actual? Spoiler: hay algunas firmas que lo están intentando con fuerza, pero otras parece que no se lo plantean ni por asomo.
“Si las gasolineras no desarrollan infraestructuras de carga, se desarrollarán en otros lados”
España parte en desventaja con respecto a otros países europeos en lo que respecta a su red de carga y a la implantación del vehículo eléctrico. Como hemos dicho antes, y aunque las matriculaciones tienden al alza, solo recorren nuestras calles 30.000 eléctricos (de los que solo 17.000 son turismos) de los más de 23 millones de autos que hay matriculados. España se ha comprometido con Bruselas a reducir un 26% sus emisiones de gases de efecto invernadero de cara a 2030, y según un informe de Deloitte, el país necesitaría llegar en los próximos años a una cifra de 300.000 vehículos eléctricos y una red de carga de 11.000 electrolineras. Es decir, que queda mucho trabajo por delante a no ser que todas las gasolineras actuales se adapten.
Arturo Pérez de Lucía es el director de AEDIVE, la Asociación Empresarial para el Desarrollo e Impulso del Vehículo Eléctrico en España, y le hemos preguntado cómo valora la posición de las grandes firmas de repostaje españolas sobre la movilidad eléctrica. En su opinión, “existen compañías petroleras que han sabido ver en el cambio hacia una movilidad eléctrica una oportunidad para posicionarse, pero otras empresas están más atrasadas o a la espera de ver cómo evoluciona el sector”, sostiene.
Pérez de Lucía incide en que la 'revolución eléctrica' será con las gasolineras si ellas quieren, pero también será sin ellas. “Las compañías petroleras y gasolineras tienen que ser conscientes de que si ellas no propician que las infraestructuras de recarga se desarrollen en sus espacios, se desarrollarán en otros”, algo que les interesa porque “la ganancia de una estación de servicio por el combustible es un 1% y la de la tienda es un 35% y, en ese sentido, el usuario de vehículos eléctricos se puede convertir en un gran cliente para este tipo de establecimientos”, explica.
Esta adaptabilidad cuenta además un factor importante. Para el establecimiento de puntos de carga eléctricos no hace falta contar con franquicias o estar ligado a una red de repostaje; el mercado es libre, y ya ha dado lugar a algunas iniciativas independientes o la entrada en el mercado de las grandes eléctricas. Endesa quiere instalar 600 puntos de carga públicos de aquí a 2020, y tanto ella como Iberdrola están entrando ya en el mercado de los puntos de carga en los hogares. Dicho de otra forma, si las gasolineras convencionales no entran habrá alguien ocupando su hueco.
En España Repsol ya cuenta con 1.200 puntos de carga gracias a Ibil. Cepsa se mantiene más atrasada
Dentro de España, De Lucía destaca el caso de Repsol. La petroquímica española se ha introducido en los últimos años en nuevas ramas energéticas hasta el punto de que en su plan estratégico 2018-2020 se ha incluido el objetivo de comercializar gas natural y electricidad de forma autónoma. En otras palabras, es una compañía que toca todas las opciones energéticas y que además cuenta con 3.544 gasolineras en el país, siendo la empresa que más tiene por delante de Cepsa con 1.512.
Su amplitud a nuevos sectores es tal que al preguntarle sobre sus planes en cuanto a movilidad desde Repsol se definen a ellos mismos ya no como líderes por su red de repostaje de combustible convencional -que también-, sino como “líder en el suministro de energía para la movilidad en España”. En la actualidad Repsol bascula entre la distintas opciones sobre la nueva movilidad. Más allá de los carburantes, el año pasado lanzó su plan para implementar en España el uso del Gas Licuado del Petróleo (GLP), con una red de carga de 400 estaciones, y también por la eléctrica, con un listado de puntos de carga que ya supera los 1.200 en todo el país, de los que 26 37 son de carga rápida.
Esta red es posible gracias a IBIL, empresa fundada y participada por el Ente Vasco de la Energía y la propia Repsol y lanzada en 2010. Desde entonces los enchufes de IBIL se han propagado hasta convertirse en la mayor red nacional gracias en buena parte a su introducción en las gasolineras de Repsol. Este sistema de participación en nuevas compañías es el que también ha usado la energética para hacerse desde 2014 con el 17% de Silence, empresa española dedicada al desarrollo de motos eléctricas y que han tenido especial éxito en le sector de empresas e instituciones, utilizándolas compañías como Correos, SEUR o el Ayuntamiento de Madrid.
A su vez Repsol está entrando en la movilidad eléctrica a base de alianzas. Durante este mes de junio se presentará oficialmente WiBLE, un sistema de 'carsharing' que operará por el momento en Madrid en colaboración con Kia. Su novedad con respecto a otros modelos que ya operan en la capital es que esta vez se trata de híbridos enchufables para que estos coches compartidos puedan salir de la M-30 con garantías de autonomía. Desde Repsol, preguntados sobre por qué no se apuesta desde el inicio por 100% eléctrico, nos cuentan que más allá de la autonomía, “en el momento en el que la tecnología eléctrica permita ofrecer el mismo tipo de servicio con garantías se producirá un cambio de flota”, refiriéndose al compromiso que hace unas semanas dijo el CEO de WiBLE, Javier Martínez Ríos, al afirmar que “se sustituirá la flota de Kia Niro por vehículos 100% eléctricos en dos años”.
La apuesta de algunas compañías parece mayor que la confianza en el eléctrico de sus presidentes
En Xataka hemos intentado ponernos en contacto con Cepsa, la segunda empresa con la mayor red de gasolineras de España, sin obtener respuesta por el momento, aunque Arturo Pérez de Lucía señala desde AEDIVE que esta firma no ha puesto todavía el foco en la movilidad eléctrica. Un posicionamiento que resulta cuanto menos curioso si se tiene en cuenta que Cepsa, en alianza con Endesa, participó en la puesta a punto de la primera electrolinera que hubo en España en 2010, ubicada en el Campo de las Naciones de Madrid.
Pese a esto, es remarcable cómo las intenciones de algunas firmas de repostaje chocan un tanto con la opinión que han mostrado en público sus principales responsables. La propia Cepsa emitió a finales del año pasado un informe sobre sus perspectivas a nivel mundial sobre movilidad. En el documento se señalaba que la entrada en el mercado de forma fehaciente del sector eléctrico se retrasaría cuanto menos hasta 2030, y que entonces tampoco tendría una implantación mayoritaria. "En 2030, la flota de vehículos de pasajeros será un 25-30% más eficiente de lo que es hoy en día y, aunque los vehículos eléctricos ganarán terreno, esta flota seguirá siendo abastecida mayoritariamente por combustibles fósiles", señalaba el informe.
Por su parte, Antonio Brufau, presidente de Repsol, señaló el pasado mes de mayo durante la junta de accionistas de la empresa que “existe cierto ilusionismo” en torno al vehículo eléctrico, retrasando su rentabilidad hasta 2025, y llegando a poner en duda que su implantación a día de hoy sea tan beneficiosa como se pretende. En su opinión, con cada ayuda a la compra de eléctricos que se ha dado se podría haber renovado 7,5 coches de combustión, más eficientes en sus emisiones que los antiguos. Aún con todo, el directivo también señala que a futuro, el coche eléctrico “será una gran oportunidad”.
A nivel internacional esta dicotomía entre las dudas sombre la competitividad del eléctrico en las petroleras también existe, aunque con excepciones. Shell, el gigante anglo-holandés, por ejemplo ha invertido en Sennon, un fabricante de baterías, “y también ha llegado a un acuerdo con Ionity (la red de carga de fabricantes como BMW, Daimler, Ford y Volkswagen), con más de 30.000 cargadores, para asentar su apuesta”, explican desde AEDIVE.
Las independientes también suman
Pero no solo de lo que puedan hacer o no Repsol y Cepsa vive el futuro conductor de coches eléctricos, ni mucho menos. Otras compañías de repostaje con menor peso como la vasca AVIA han firmado acuerdos con Iberdrola para instalar sus 27 puntos de carga eléctricos en estaciones de varias autonomías. Mientras, los pequeños grupos independientes, también hacen su parte.
Zoilo Ríos es una empresa independiente aragonesa con 15 estaciones de servicio, de las que algunas operan bajo las marcas de Repsol y Cepsa. En una de sus estaciones de Zaragoza se puede ver desde hace un año uno de los Supercharger de Tesla, el segundo que hay en toda la comunidad autónoma de Aragón, pero antes, en 2015, ya habían instalado una electrolinera convencional.
“Cuando Tesla abrió el primer supercargador en España nos pusimos en contacto con la compañía para ofrecerles una de nuestras estaciones por su ubicación estratégica a medio camino entre Madrid y Barcelona y en una autovía que es la principal vía de comunicación por carretera entre amos puntos. Tardaron un tiempo en valorarlo, pero finalmente el proyecto salió adelante incluso con mayores dimensiones de las inicialmente planteadas, porque que aunque en principio iban a instalar 5 puntos de recarga, finalmente fueron 10. Es cierto que no hay muchos vehículos Tesla en España todavía, pero no lo es menos que todos los días paran 2 o 3 a recargar sus baterías, y estamos convencidos de que la tendencia es creciente”, cuenta desde el grupo aragonés, donde confirman que su apuesta se basa en ser menos contaminantes y complementar todos los tipos de movilidad que pueda haber en el futuro.
Imágenes | Ibil, Zoilo Ríos
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