En España, los interesados podemos plantarnos y decir que estamos celosos, solo hay que ver que por ahí fuera hay mucho crecimiento e interés por instalar puntos de carga para que el coche eléctrico realmente sea práctico, ese coche que solo funciona con baterías. Hay toda una industria detrás intentando llevar la velocidad de este cambio, pero algunas empresas, y los propios conductores, tienen mucho que decir en el avance.
Ayer os hicimos una buena fotografía del estado del coche eléctrico en el planeta, poniendo el foco en un mercado tan destacado como Noruega, pero ahora os traemos información sobre otro que está al nivel, con sus particularidades. Nos vamos a Japón a conocer cómo el futuro eléctrico es una realidad bastante presente en las infraestructuras.
Japón es un lugar peculiar con la tecnología, supieron liderar décadas muchos negocios relativos, pero China y Corea le quitaron el puesto, por lo que decidieron virar y apuntar a otras cosas como robots o vehículos alternativos al petróleo: electricidad e hidrógeno. Una buena prueba de este camino son los 40.000 puntos de carga rápida que hay a lo largo del archipiélago.
Superando a las gasolineras
Ese número suena más impresionante si lo comparamos con la cantidad de gasolineras normales que hay en Japón: unos 34.000 surtidores. Pero hay truco, o al menos, un parámetro importante a tener en cuenta, y es que en esa cantidad de puntos de carga se suman las estaciones colocadas en la calle, también las que tienen los japoneses en sus hogares.
Lo dicho, los números están muy condicionados por la cantidad de cargadores en garajes privados, que no invita a pensar en una red para todos, más bien en una sociedad concienciada en el cambio, que asume el gasto de colocar la infraestructura en casa.
Obviamente esto no quiere decir que los coches eléctricos se hayan reproducido sin control, siguen siendo una porción muy pequeña del mercado. El gobierno está haciendo esfuerzos por colocar más estaciones de tipo CHAdeMO, pero la realidad es que no son tan rápidas como llenar un depósito, y si no lo tienes en casa, se pierde bastante flexibilidad en el uso. También ha presentado un programa de ayudas muy potente para comprar coches eléctricos: descuentos y reducción de impuestos.
Una comparación rápida con el resto del planeta la tenemos con el número de cargadores tipo CHAdeMO, que es de 6.469 en Japón. Parecen pocos cargadores rápidos, pero en toda Europa no hay un número mucho mayor que 3.000, y en Estados Unidos no llegan a 1.700. Las mejores proyecciones en Japón hablan de tener 2 millones de enchufes para coches en 2020, con un crecimiento del 50% en las ventas de este tipo de coches.
Toda esta información es compartida por Nissan, uno de los principales interesados en que esto funcione, con vehículos muy bien instalados a nivel global como el compacto Leaf. El coche lleva ya algunas generaciones actualizándose, podríamos decir que es el Tesla de los que tienen menos posibilidades, y todo un éxito en Noruega. Es justo decir que también tienen una pequeña furgoneta, e-NV200, que está funcionando muy bien.
¿Cuántas estaciones hay a mi alrededor?
Muy interesante encontrarnos con una web como PlugShare, que ofrece un servicio para todo el planeta. Sobre un mapa nos pinta la localización de los puntos de carga disponibles, una especie Airbnb con enchufes para coches. Nos enseña las privadas de la red, las montadas por negocios y gobiernos, los cargadores rápidos, incluso si están en uso.
Metemos a este tipo de iniciativas en el artículo porque tienen mucho que decir en el futuro de los coches eléctricos. Compartir el enchufe también puede ayudar a expandir la venta de vehículos eléctricos, bien sea pagando, o por poder utilizar el de otros a cambio de dejar el tuyo.
¿Qué pasa con el hidrógeno?
También hay una oportunidad para esta tecnología, que fue promocionada por el gobierno japonés más incluso que la alternativa eléctrica. De hecho es la opción que más gusta y han tenido a empresas como Honda, Toyota y Nissan, trabajando en soluciones reales.
Mientras el eléctrico crece, la infraestructura del hidrógeno tampoco se quiere olvidar y se desarrolla en paralelo. Para que los coches de hidrógeno funcionen, se necesitan estaciones de servicio con surtidores de hidrógeno. Como medida más rápida, se pueden adaptar las gasolineras existentes.
En Japón una estación con hidrógeno cuesta entre cinco y seis veces más que una gasolinera normal. Datos de hace un par de años nos hablan de un par de mangueras, con su tanque, medidas de seguridad, etcétera, vienen a costar entre 500.000 y 700.000 euros. Hay países más avanzados en este sentido, como Alemania, Dinamarca o Estados Unidos.
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