“Se acerca el tsunami de la demanda. No creo que la industria de las baterías esté preparada”. La reflexión es de Sam Jaffe, directivo de la firma de investigación E Source, y habla con datos en la mano. Según un estudio reciente de su organización, recogido por la CNBC, el sector se enfrentará a medio plazo a una escalada en los costes de fabricación de vehículos eléctricos. El motivo: la escasez de materias primas fundamentales para las celdas de las baterías.
Los datos de E Source son claros. Tras años con un descenso en el precio de las celdas de baterías, una tendencia favorecida por el aumento de producción, su coste sufrirá un repunte hasta pasada la mitad de la década. A día de hoy calcula que cuestan de media 128 dólares por kilovatio-hora, un valor que podría bajar aún a 110 para 2023. A partir de ahí, E Source prevé que entre 2023 y 2026 los precios experimenten un alza del 22% hasta situarse en un máximo de 138 dólares.
Sus investigadores pronostican además que ese incremento en los costes de producción se trasladarán al precio de los propios vehículos eléctricos (VE). En concreto, cree que podría traducirse en unos 1.500 o 3.000 dólares más en los automóviles comercializados en 2026. E Source también ha reducido entre alrededor de un 5 y 10% sus proyecciones de ventas para ese horizonte.
"Hay escasez y va a haber más"
¿A qué se debe el alza de costes? La clave es la cada vez mayor demanda de materias primas fundamentales, como el litio. “Hay escasez y va a haber más”, reconoce Jaffe.
La falta del recurso explica que el precio del litio se haya quintuplicado en cuestión de un año o que los fabricantes hayan empezado a barajar medidas para garantizar sus suministros.
Tesla ya ha apuntado que si el precio no desciende empezará a minarlo directamente. Barajó esa posibilidad en 2020 y ha vuelto a hacerlo el mes pasado. Volkswagen, General Motors o BMW han movido ficha también, respaldando extracciones de litio en diferentes partes del globo. Otra de las estrategias es la apuesta por las baterías de estado sólido, que reduciría la dependencia.
El pronóstico de E Source contempla que más allá de 2026, cuando se alcance un techo de 138 dólares por kWh, los precios vuelvan a registrar una caída constante durante los años siguientes. En 2031 calculan de hecho que se alcanzará un mínimo de 90 dólares. La firma no aclara las razones de su previsión, pero sí desliza algunas claves importantes, como la posibilidad de un aumento de los proyectos de extracción a medida que el precio continúe escalando.
"Con el precio del litio subiendo casi un 900% en los últimos dieciocho meses, asumimos que los mercados de capital abrirán las puertas para establecer docenas de nuevos proyectos de minería de litio. En cambio, las inversiones han llegado a cuentagotas y la mayor parte proceden de China para la cadena de suministro china", explica el informe elaborado por E Source, con sede en EEUU.
Otro factor es la propia reutilización a medida que haya más baterias. "Las celdas de iones de litio recicladas son menos costosas que las recién fabricadas y comenzarán a afectar sustancialmente la cadena de suministro alrededor de 2027", reflexiona sus expertos: "Esperamos que las celdas de iones de litio reutilizadas representen el 11 % de la cadena de suministro para 2030".
Imagen de portada | Bob Osias (Unsplash)
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