Los grandes acontecimientos internacionales suelen llegar de la mano de un importante impulso industrial en el país o ciudad anfitrión. Y los Juegos Olímpicos de Invierno no son una excepción. Un tren bala que conecta las ciudades de Pekín y Zhangjiakou ya está en funcionamiento. Y, pese a circular a 350 km/h, no tiene conductor.
Este nuevo tren bala se sumó a la red de alta velocidad más extensa del mundo en 2020 pero es en los Juegos Olímpicos de Invierno donde desplegará todo el potencial para el que fue concebido. China cuenta con más de 40.000 kilómetros de vía por las que circulan trenes a alta velocidad, según recoge El Español. Pero el verdadero hito es que el vehículo es completamente autónomo y circula sin conductor, el primero de este tipo que lo hace en el mundo. Se adelanta, incluso, a Japón, país de referencia en estos trenes que circulan a altísima velocidad.
Mucho más que alta velocidad
Curiosamente, la primera vez que se vio un tren bala fue en los Juegos Olímpicos de Tokio en 1964. El evento deportivo fue uno de los impulsores del famoso Shinkansen que empezó uniendo Tokio y Osaka a una velocidad de 210 km/h hace casi 60 años, ciudades separadas por más de 500 kilómetros de carretera.
Ahora, el nuevo tren bala chino que unirá las ciudades de Pekín y Zhangjiakou en apenas 50 minutos (el mismo trayecto en coche supera las dos horas y media) es mucho más que un vehículo autónomo sin conductor, también es todo un exponente de lo que la industria china puede hacer. El Gobierno del país sabe que un evento deportivo de estas características es una ventana al mundo y que la red viaria de alta velocidad puede ser decisiva en el futuro para el turismo y la logística del cuarto país más extenso del mundo. De hecho, prevé instalar otros 1.400 kilómetros de este tipo de vías antes de que termine 2022. Para hacernos una mejor idea, la red viaria japonesa tiene 2.700 kilómetros.
Y el verdadero avance en este caso no es a dónde se llega, también cómo se llega. En su interior se esconde todo un plató de televisión que los periodistas pueden utilizar en sus viajes, incluso para retransmitir programas en directo en alta calidad aprovechando las redes 5G. A esto se suma la implementación de una pantalla táctil en cada asiento, enchufes para conectar diferentes dispositivos y un vagón comedor que puede transformarse en una sala de prensa. Y todo, con un equipo humano realmente limitado pues el Gobierno chino asegura que los servicios que los pasajeros necesiten estarán automatizados y atendidos por robots.
Los Juegos Olímpicos vuelven a impulsar la alta velocidad
La presentación supone, además, un espaldarazo al desarrollo e investigación chino, que adelanta a Japón en la carrera por ofrecer un tren bala sin conductor. Para conseguirlo, han implementado un sistema de sensores y cámaras que escanea la vía con 14 kilómetros de antelación. Esto permite que sus ocho vehículos, propulsados individualmente por motores eléctricos independientes, alcancen una velocidad punta de 350 km/h sin necesidad de que un operario trabaje en su cabina. Toda una demostración de fuerza en una línea de alta velocidad que tiene parada en Badaling Chang Cheng, donde se encuentra la sección más visitada de la Muralla China.
Por su parte, el tren bala japonés es todo un orgullo para el país y las investigaciones por mejorarlo son constantes. Aunque sus velocidades máximas son similares al nuevo tren bala chino, el país vecino aún no ha conseguido sacar adelante un vehículo autónomo de estas características.
Como has podido leer más arriba, el primer tren bala japonés llegó a tiempo para unir las ciudades de Tokio y Osaka (separadas por 515 kilómetros) a una velocidad de 200 km/h. Las ventajas que ofrecía hace 58 años eran evidentes para una línea por la que circulaba el 24% de todos los viajeros de Japón, pese a que sus vías apenas representaban el 3% de los kilómetros totales disponibles.
Actualmente los trenes bala japoneses viajan a velocidades de 320 km/h pero se espera que en la próxima línea, que unirá Tokio, Nagoya y Osaka, puedan circular a 505 km/h pues la vía estará preparada para trenes de levitación magnética. Desde Japonismo (uno de los espacios más consultados por quienes buscan información para viajar a Japón) señalan que la primera parte de esta línea debería estar construida en 2027 y reducirá el tiempo para viajar de Tokio a Nagoya hasta los 40 minutos, en lugar de los 100 actuales. Mucho más tarde, en 2045 se espera que se complete el tramo de Tokio a Osaka y cubrir en 67 minutos una distancia que ahora nos llevaría tres horas y 22 minutos.
Como un reloj
Uno de los alicientes de estos trenes de alta velocidad está en su puntualidad. Si un carácter ha definido al japonés internacionalmente es el de la persona seria, cumplidora y puntual. Y siendo todo un orgullo nacional, sus trenes bala tenían que cumplir con estas premisas.
El pasado mes de noviembre saltó la noticia de que un maquinista japonés fue sancionado por su empresa con la resta de 56 yenes de su salario (0,43 euros al cambio actual) por haber retrasado el servicio en un minuto. El conductor equivocó el andén en el que debía situarse y llegó dos minutos tarde a su destino correcto. Esto provocó un retraso a los viajeros de un minuto por el que maquinista y compañía ferroviaria todavía están litigando.
Y es que la precisión japonesa en sus trenes ha conseguido que los retrasos medios sean inferiores a un minuto. Un retraso de cinco minutos es motivo suficiente para exigir un certificado que acredite por qué se ha llegado tarde al trabajo y en 2017 el sistema ferroviario tuvo que pedir disculpas públicas después de que uno de sus trenes adelantara su salida en 20 segundos. Y, desde luego, la limpieza no es uno de los motivos para retrasar un tren. Sus trabajadores pueden dejar un tren bala como nuevo en apenas siete minutos.
Estos mismos principios están aplicando en el desarrollo de sus trenes bala autónomos. En sus primeras pruebas apenas se han recorrido cinco kilómetros y se han alcanzado 110 km/h de velocidad punta. Sin embargo, en su obsesión por la exactitud han conseguido que el tren sólo se detuviera ocho centímetros más allá de lo esperado. Mucho menos que los 50 centímetros que los ingenieros se habían dado de margen.
Foto | Justin Brinkhoff y hans-johnson
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