Barcos en espera, precios por las nubes y un sistema que cada vez parece más colapsado. Si en enero ya hablábamos de una crisis en el transporte marítimo de mercancías, lo de ahora ya es un auténtico caos. La demanda sigue siendo muy alta, y al no haber suficientes contenedores el precio de moverlos se ha disparado hasta niveles inauditos.
Puertos colapsados y navieras con beneficios récord
Las causas de este desastre son varias que se han ido acumulando a lo largo de los meses. Primero, una gran demanda de productos fabricados en China. Segundo, los fabricantes de contenedores no pueden cubrir la demanda de espacio de carga a tiempo. Tercero, la vuelta a una relativa normalidad tras lo peor de la pandemia ha disparado las compras online. Cuarto, los protocolos sanitarios hacen que en los puertos haya menos personal de logística.
Todo esto ha causado que cada metro cúbico de espacio en un contenedor cueste mucho más de lo normal. Mandar un contenedor desde Shanghai hasta Europa o los Estados Unidos costaba menos de 1.000 dólares antes de la pandemia. Ahora ese coste ronda entre los 9.000 y los 15.000 dólares dependiendo del destino. El Wall Street Journal habla incluso de precios hasta los 20.000 dólares en algunos acuerdos precipitados. Este gráfico que comparte Tren Griffin en Twitter nos muestra bien la escalada de precios:
Estos precios y la productividad reducida de los puertos también hace que la cantidad de barcos esperando a atracar en los puertos y generando cuellos de botella en sus muelles llegue a cifras récord:
Las consecuencias de este fenómeno ya se han dejado notar en las navieras. Ante la altísima demanda y su consecuente subida de precios para los envíos, grandes compañías logísticas están reportando beneficios récord. Hace pocos días Maersk anunciaba una subida interanual del 44% en sus ingresos, llegando a los 26.669 millones de dólares. Su beneficio neto se ha multiplicado hasta los 6.463 millones de dólares.
Y la cosa no tiene pinta de parar pronto. La demanda de productos desde occidente sigue siendo muy alta, la escasez de componentes agrava la situación y las prisas son tales que se pierden muchos más contenedores en el mar de lo normal. El atasco del Ever Given puede quedar como una simple anécdota ante el desbarajuste logístico que hay a nivel global.
Además, a la vuelta de la esquina tenemos lanzamientos de grandes productos como los nuevos iPhone y smartphones de otras marcas. El Black Friday, programado para noviembre, también puede traer muchos dolores de cabeza con esta situación en los cargueros y en los puertos.
Puede que el año que viene esta presión se calme lentamente según comentaba el mes pasado el Wall Street Journal, pero el Financial Times cree que pueden pasar varios años antes que la situación se equilibre. Esa última fuente no sólo tiene en cuenta los problemas de la demanda qe hemos comentado, si no también la tarea urgente de dotar de combustibles limpios y renovables a toda la flota de logística mundial.
Imagen | Pat Whelen
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