El coche eléctrico es, cada vez más, una opción a tener en cuenta a la hora de lanzarse a la compra de un vehículo. Sin embargo, todavía se enfrenta a un hándicap importante, como es su sobreprecio respecto a los vehículos de combustión. Nos guste o no, la mayoría de modelos interesantes y con cierto nivel de autonomía parten prácticamente desde los 30.000 euros, un precio que los deja fuera del alcance de mucha gente. Hay que recordar que el precio medio de compra de un coche nuevo en España fue de 17.411 euros en el año 2019.
Es cierto que hay algunos modelos más asequibles como el Seat Mii Electric y sus hermanos de Skoda y Volkswagen, pero por el momento son la excepción. Por eso, el mercado de segunda mano se está convirtiendo en una opción más asequible para aquellos que quieren dar el salto al coche eléctrico.
En este artículo vamos a hacer un repaso de todo lo que debes tener en cuenta antes de lanzarte a la compra de un coche eléctrico de segunda mano.
Tecnología en algunos casos obsoleta
Los primeros coches eléctricos “modernos” se comenzaron a vender en España allá por el año 2010. Después de 10 años, la tecnologia ha avanzado mucho. Algunos recordaréis modelos como el Mitsubishi i-MIEV o el Think City: muy espartanos, con calidades constructivas mejorables (por no decir malas) y con autonomías muy limitadas (alrededor de 100 kilómetros en el mejor de los casos).
No fue hasta finales de 2011 cuando el Nissan LEAF llegó a nuestro país, un coche que por fin podía mirar de tú a tú a otros compactos del mercado (al menos en cuanto a tamaño y calidad constructiva se refiere), pero que, recordemos, solo homologaba 175 kilómetros de autonomía en el optimista ciclo NEDC (unos 120-130 reales).
Ya en 2013, se presentó el primer Renault ZOE. Tenía 22 kWh de batería, homologaba 210 kilómetros en el ciclo NEDC (que serían unos 160 en el actual WLTP) y no tenía carga rápida en corriente continua. Además, tenía algunos problemas para cargar en según qué puntos de recarga. Mientras, la última versión del ZOE tiene 52 kWh de batería, homologa 390 kilómetros de autonomía WLTP y tiene carga rápida mediante estándar CSS.
A donde quiero llegar con estos ejemplos es que, al final, en función de qué modelos estés barajando y los años que tengan, puedes encontrarte con algunas limitaciones que tenían los coches eléctricos de primera generación y que se han ido solventando en actualizaciones posteriores. Esto ocurre principalmente con modelos de 2013-2014 hacia atrás.
Por supuesto, eso no quiere decir que haya que descartar estos modelos, ya que dependiendo las necesidades de cada usuario, esas limitaciones pueden no ser un problema. Simplemente, es importante ser consciente de lo que se está comprando.
Comprueba el estado de la batería
Comprobar el estado de la batería es sin duda el punto más importante a tener en cuenta antes de lanzarte a comprar un coche eléctrico de segunda mano. La batería es componente más caro de los coches eléctricos, y a la vez el más delicado. Por eso, debes asegurarte de que se encuentra en buenas condiciones, o al menos estar informado y ser consciente de cuál es su estado real. Como te veas en la situación de tener que realizar alguna intervención en la batería o incluso sustituirla por una nueva, el coste difícilmente bajará de varios miles de euros.
En primer lugar, es importante informarse de si el coche que vas a comprar aún conserva algún tipo de garantía que pueda proporcionarte cierta tranquilidad. Los fabricantes suelen garantizar la batería de forma diferenciada al resto del coche. Como regla general, las baterías suelen tener una garantía de 8 años o 160.000 kilómetros (lo que ocurra antes) con un mínimo del 70% de su capacidad original, aunque existen diferencias entre marcas. Por supuesto, es conveniente que esté justificado de forma documental, más allá de lo que te puedan decir de palabra.
Tanto si la batería aún conserva garantía como si no, es fundamental conocer su estado de degradación. Una batería que conserve el 80% de su capacidad inicial va a ofrecernos, de entrada, un 20% menos de autonomía que cuando era nueva. Si desconocemos este dato, podemos llevarnos sorpresas desagradables. El kilometraje total del vehículo nos puede dar una idea (a mayor cantidad, más ciclos de carga habrá realizado) pero hay muchos otros parámetros que afectan su degradación (tipo de uso y de condución, frecuencia de de utilización de carga rápida, exposición a temperaturas, etc).
Conocer la capacidad real que conserva la batería no siempre es algo sencillo. En coches como el Nissan LEAF, es el propio cuadro de instrumentos del vehículo el que te muestra cuál es su estado. Lo hace a través de las famosas 12 "barras", siendo la pérdida de cada una de ellas equivalente a un porcentaje de degradación. Otra muy buena opción es conectar tu teléfono móvil al puerto OBD del coche y consultar los datos de la batería a través de aplicaciones como LEAF Spy.
Pero el LEAF es una excepción en un mercado donde los coches apenas dan información sobre el estado de degradación de la batería. Por eso, la mejor opcion es tener siempre un certificado del estado de la batería por parte del servicio oficial de la marca. Un certificado que tiene un coste, pero que puede ahorrarte sustos (y mucho dinero) a posteriori.
Otra opción interesante y que nos puede dar cierta tranquilidad es optar por un modelo con batería en alquiler. Esta opción solo es posible en muchos Renault ZOE (casi todos los de batería de 22 kWh, aunque con las nuevas generaciones la tendencia está cambiando) y algunos Nissan LEAF de primera generación (muy pocos). En este caso, disfrutaremos de garantía con kilómetros ilimitados (con un mínimo del 75% de su capacidad original en el caso del ZOE) por parte de la marca a cambio de pagar una cuota mensual (a partir de 69 euros, según versión y número de kilómetros). Sin duda, esta es una opción a considerar si quieres despreocuparte de la batería, pero es verdad que el alquiler no terminar de convencer a mucha gente.
Cómo saber la autonomía real de un coche eléctrico de segunda mano
Cuánta autonomía vas a necesitar es la primera pregunta que debes hacerte antes de lanzarte a la compra de un coche eléctrico, sea o no de segunda mano. Aunque si es un vehículo usado, cobra especial relevancia. No es lo mismo que vaya a ser el primer coche del hogar o que vaya a ser el segundo, si lo quieres solo para moverte en ámbito urbano o si vas a recorrer 250 kilómetros al día. Para cada tipo de uso, un coche será mejor que otro y algunos directamente no serán una opción.
Por poner un ejemplo, si el coche eléctrico va a ser el segundo coche del hogar, con el que vas a realizar trayectos repetitivos del día a día e inferiores a los 100 kilómetros y además tienes la recarga solventada, la autonomía no va a ser determinante para ti. En ese caso, puedes lanzarte a la compra de un coche eléctrico de primera generación, algo que además te va a permitir acceder a precios más asequibles. En este caso estaríamos hablando de modelos como el ZOE de 22 kWh, el LEAF de 24 o 30 kWh, o el e-Golf, entre otros.
Sin embargo, si recorres más de 200 kilómetros diarios, o si estás buscando un coche que sea el primero del hogar y que además sirva para realizar viajes de larga distantacia (siempre y cuando la infraestructura lo permita) deberás lanzarte a por un coche más moderno y con mayor autonomía. Y eso equivale a acercarse a niveles de precio superiores. En este caso estaríamos hablando de modelos como el Tesla Model S, el Kia e-Niro o el Hyundai Kona eléctrico (estos últimos con batería de 64 kWh).
Sea cual sea tu caso, para saber cuánta autonomía real tiene conserva un coche eléctrico de seguna mano lo mejor es que lo pruebes en tus recorridos habituales. Sin embargo, hay que ser consciente de que no siempre es posible realizar una prueba exhaustiva.
En los casos en los que no sea posible probarlo, una buena forma de conocer su autonomía real es la siguiente:
- Asegúrate de cuál es el modelo y busca su autonomía homologada (año, versión y capacidad de batería). Si la autonomía fue homologada con el ciclo NEDC, réstale un 30% para asemejarla al ciclo WLTP (más realista) de forma conservadora.
- Solicita el certificado del estado de la batería expedido por el servicio oficial. En él, debería figurar cuánta capacidad mantiene respecto a su estado inicial. Si mantiene, por ejemplo, un 80% de la capacidad, réstale un 20% a la autonomía.
- Sé conservador en tus cálculos. Si necesitas una autonomía diaria de 140 kilómetros y el cálculo te da 150 de autonomía, quizá deberías plantearte otro modelo. Además de la futura degradación que sufrirá la batería, debes tener en cuenta si estás dispuesto llegar a casa "con el agua al cuello" todos los días y que la autonomía puede variar sensiblemente en función de la temperatura exterior (uso de calefacción y aire acondicionado).
Hagamos un ejemplo con un Renault ZOE r240:
- Con 22 kWh de capacidad útil de batería, homologa 240 kilómetros en el ciclo NEDC. Le restamos un 30% para asemejarlo al WLTP: 168 kilómetros.
- El certificado de batería nos indica que mantiene un 90% de la capacidad original: 151,5 kilómetros.
- Pregúntate si esa autonomía cumple holgadamente con tus necesidades teniendo en cuenta tus rutinas y tus opciones de recarga.
Mecánica ¿influyen los kilómetros como en un coche de combustión?
Lo primero que debes tener claro es que el mantenimiento de un coche eléctrico poco tiene que ver con el de un coche de combustión. Si por algo destacan los coches eléctricos es por su simpleza a nivel mecánico.
Dejando la batería a un lado, a priori, los elementos básicos que componen la tracción eléctrica (motor eléctrico, electrónica de potencia) y otros como el cargador de abordo no necesitan ningún tipo de mantenimiento. Son elementos poco propensos a los fallos, basados en tecnologías más que probadas y diseñados para aguantar toda la vida útil del vehículo. Tampoco nos vamos a encontrar con elementos que deben cambiarse sí o sí durante la vida útil de un coche de combustión y que tienen un coste considerable como la correa de distribución, bujías, etc.
Lo que sí vamos a tener que cambiar periódicamente en un coche eléctrico, éxactamente igual que en uno de combustión, son los elementos de desgaste habitual como los neumáticos, los limpiaparabirsas, los amortiguadores o la batería de 12 voltios. En el caso de los frenos, gracias a la frenada regenerativa, tienen mucha máyor vida útil.
Por lo tanto, podemos decir que los kilómetros también influyen, pero no tanto como en un coche de combustión. Y es que a priori, no nos vamos a tener que enfrentar a reparaciones del calibre de tener que cambiar una correa de distribución o un embrague.
En cualquier caso, al igual que con cualquier otro coche de segunda mano (sea eléctrico o no) es importante realizar un repaso general a los puntos clave del coche. Porque no solo importa cuántos kilómetros tiene, sino cómo se han hecho:
- Libro de mantenimiento, facturas. Con el libro de mantenimiento sellado por los talleres y las facturas correspondientes podemos saber si el vehículo ha tenido averías y si se le han realizado las revisiones y mantenimientos programados.
- Informe DGT. Solicitar el informe de la DGT tiene un coste de 8,5 euros, pero nos permite verificar la existencia de embargos, precintos, procedimientos concursales o cualquier otra carga de naturaleza administrativa o judicial.
- Chapa y pintura. Si el coche tiene muchas marcas en la carrocería o la pintura deteriorada, puede implicar que ha pasado mucho tiempo en la calle. En el caso de los coches eléctricos, las necesidades de recarga hacen que sea habitual que duerman en garaje.
- Lunas. Repasar que las lunas no tengan grietas o picotazos que puedan implicar la necesidad de cambiarla.
- Suspensiones. Unos amortiguadores que no están en buenas condiciones suponen una pérdida de seguridad y confort, además del potencial gasto de tener que sustituirlos.
- Frenos. Aunque en coche eléctrico la frenada regenerativa es la protagonista, los frenos mecánicos deben estar en buena scondiciones para las frenadas de emergencia.
- Neumáticos. Comprueba que el dibujo de los neumáticos tiene profundidad suficiente y que la caducidad es correcta.
- Luces. Realizar un repaso similar al que se realiza en las ITV para comprobar que todas las luces funcionan correctamente.
- Desgaste interiores. Comprueba el desgaste de elementos como el volante o los asientos. Si el coche anuncia pocos kilómetros pero está muy desgastado podrían estar engañándote.
- Grillos. Comprueba que el coche no tiene sonidos derivados de un mal ajuste de piezas. Pueden ser especialmente molestos en el caso de los coches eléctricos dada la ausencia de ruido del motor de combustión.
- Segundo juego de llaves. Comprueba que junto con el coche se entregan 2 juegos de llaves y que los mandos funcionan.
Eso sí, es importante recordar que dada la relativa juventud de los coches eléctricos, todavía no hay muchos por las calles con más de 200.000 o 300.000 kilómetros. Por lo que, será dentro de unos años cuando veamos de verdad cómo de fiables son sus componentes clave y cuánto cuesta repararlos.
Otros aspectos a tener en cuenta
La oferta es todavía escasa
Lo primero que desbes saber es que la variedad de modelos es limitada. Los primeros coches eléctricos “modernos” se comenzaron a vender en España allá por el año 2010. Después de 10 años, y dado que las ventas no han sido muy boyantes, a día de hoy la cifra total de coches eléctricos en nuestro país apenas supera las 30.000 unidades, que para una flota aproximada unos 23 millones de turismos en España, es una cifra muy discreta. Esto nos da una idea de lo limitado que puede ser el mercado de segunda mano.
Si realizas una búsquea en cualquier web de vehículos de segunda mano, te vas a encontrar mayoritariamente el Renault ZOE, el Nissan LEAF, el Volkswagen e-Golf y el BMW i3. Por suerte, en pocos años y con la llegada de los nuevos modelos, la oferta va a aumentar considerablemente. De hecho, ya se está empezando a notar.
En ese sentido, y de cara a poder elegir entre una oferta más amplia, no deberías descartar la opción de importar un coche de segunda mano de algún país europeo donde las ventas han sido más numerosas y se pueden encontrar precios más atractivos. Se trata de una práctica cada vez más común en nuestro país, donde las importaciones están dando una segunda juventud a modelos como el Opel Ampera (Chevrolet Volt). El Renault ZOE y el Tesla Model S también son algunos de los casos de importación más habituales. Eso sí, si quieres optar por esta vía, hay que estar preparado realizar ciertos trámites burocráticos o contratar el servicio a algún importador .
No son baratos para lo que ofrecen
Al igual que ocurre con los coches eléctricos nuevos, en términos generales podemos decir que el mercado de segunda mano es todavía caro para lo que ofrece. Muchos de los modelos que te vas a encontrar son de los denominados de primera generación, cuyas autonomías son escasas. Los precios, en cambio, no tanto. Al final, hay que pensar que los propietarios de estos coches pagaron una buena cifra por ellos cuando los compraron nuevos, por lo que, por mucha depreciación que hayan tenido, los precios no siempre se han reducido lo suficiente. Por ejemplo, los Tesla son de los coches que menos depreciación tienen del mercado (aunque en este caso la autonomía no es un problema).
Pero no todo son malas noticias. Como consecuencia de la llegada de nuevos modelos, cada vez es más fácil encontrarse vehículos de kilómetro cero o unidades que han sido automatriculadas por los concesionarios, y que cuentan con kilometrajes por debajo de los 5.000 o 10.000 kilómetros, normalmente derivados de su uso como vehículo de pruebas o de gerencia. Estas unidades suelen tener descuentos considerables respecto a su precio de salida y son una opción muy interesante a tener en cuenta. Las normativas de emisiones y la amenaza de multas es muy probable que aumenten la cantidad de unidades automatriculadas por los concesionarios.
Añade el coste del punto de recarga
Aunque esto parezca de perogrullo, es importante que tengas claro dónde vas a cargar tu coche en el día a día y cuánto te va a costar. Hoy en día, quien tiene un coche eléctrico (excepto algunos valientes) cuenta también con un punto de recarga vinculado donde enchufarlo en el día a día (ya sea en casa o en el trabajo).
Si vas a cargar tu coche eléctrico en casa, es importante que tengas en cuenta el coste del punto de recarga y la instalación, así como el coste de factura eléctrica. Estas partidas pueden variar mucho en función de si vives en un bloque de viviendas o en una unifamiliar, de qué punto de recarga quieras comprar o de qué tarifa eléctrica contrates.
En Xataka tienes guías para saber cómo se instala un punto de recarga en un garaje comunitario y cuánto cuesta cargar un coche eléctrico en función de las diferentes casuísticas.
En Xataka | Cómo comprar un coche eléctrico: guía paso a paso con todo lo que hay que mirar
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