Resulta manido a estar alturas decir que las consolas portátiles no están en su mejor momento. Aún así, no deja de ser cierto y los movimiento de sus principales representantes ahora mismo, Sony y Nintendo, dejan entrever un poco cuál es el futuro de cada una de ellas.
Primero fue Nintendo, con su Nintendo 2DS abandonando la tecnología 3D con un modelo económico pensado para un público infantil. Por otro lado, Sony lanza (de momento en Japón) una versión de sobremesa y poco tamaño de Playstation Vita. Un futuro incierto para las dos plataformas.
Sony, reconduciendo la portátil por otros caminos
PSP no fue un superventas, se vio eclipsada por el éxito de Nintendo DS. Eso no significa que no vendiera bien, lo hizo, a través de sus múltiples versiones. Su catálogo de juegos, además, terminó siendo bastante completo y en términos técnicos estaba claro que la portátil de Sony ganaba a la de Nintendo.
Los años pasaron desde su lanzamiento y Sony decidió lanzar una nueva generación de portátiles. El contexto era diferente ya que los smartphones se empezaban a popularizar y muchos vieron en estos teléfonos una herramienta perfecta para hacer todo en el mismo dispositivo y, por tanto, prescindir en muchos casos de gadgets específicos.
Las cosas no fueron bien, Vita no terminaba de arrancar, en muchos sitios PSP todavía vendía más que la nueva consola. Rebajas de precios, bundles y un catálogo que poco a poco se fue rellenando con títulos con envergadura, aunque todavía le queda camino por recorrer.
Sony, empeñada en que su portátil triunfe, decide darle la vuelta completamente. Coge todo el hardware de la consola y lo mete en un pequeño set top box para conectarlo al televisor. Lo llama Playstation Vita TV y es básicamente la misma experiencia de antes pero en el televisor, con un mando Dual Shock y con posibilidad de acceder al contenido bajo demanda de Sony y otros. Además, es más barata.
Lo cierto es que el movimiento es bastante atrevido, y va un poco en la tónica de Nintendo con 2DS: reniego de mi función estrella (en este caso tener una portátil muy potente) para adaptarla a las demandas actuales de los consumidores. Por supuesto, se seguirá vendiendo la versión de bolsillo pero supone un cambio interesante.
Por un precio bastante asequible, Sony lanza una consola que se puede conectar a cualquier televisor con HDMI. Unos 70 euros al cambio (que habrá que ver en cuánto se terminan quedando en España) por un dispositivo que nos permite jugar, ver vídeos en internet e incluso para consultar las redes sociales ¿para qué necesito un Smart TV pues?
Esto abre un camino interesante, e incluso la posibilidad de que al final los televisores Bravia acaben absorbiendo a Playstation Vita TV e incluir todo en el mismo paquete. Si todavía quieres más videojuegos además tendrás la consola típica de sobremesa, véase Nintendo Wii U, Xbox One o la Playstation 4 de Sony claro.
Veremos en el futuro qué estrategia se mantiene finalmente. Lo que de momento parece difícil es el papel de Sony en Android. A pesar de haberlo intentando, e incluso facilitando ayudas a desarrolladores la cosa no ha terminado de cuajar, sería interesante incluso ver como la marca portátil se convierte en una especie de sobremesa de bajo coste.
Nintendo, el miedo a ser la próxima Sega
Muchos se ha hablado de Nintendo en los últimos años y es que hay miles de miles de ojos mirando cada movimiento que hace. No sólo la competencia, que ve cómo no están siendo capaces de replicar el éxito de Nintendo DS y Wii, también los analistas (que están encima de todo) además de los románticos y nostálgicos, como servidor, que miran con cierta tristeza la situación actual.
Nintendo 3DS, en sus tres versiones, no ha cosechado malos resultados. No ha sido ni de lejos el fenómeno que en su día consiguió Nintendo DS donde no sólo atrajo a los jugadores, de todo tipo, sino también a un montón de desarrolladores a tener su juego ahí. Algo parecido están viviendo los smartphones ahora mismo.
Wii U en cambio ha sido un batacazo, las ventas mensuales demuestran que en Nintendo no han dado con la tecla y que el interés que generan es bastante discreto. Tienen buenos juegos, pero no se ha vuelto a reproducir tampoco algo como lo sucedido con Wii.
El último movimiento de Nintendo fue mutilar la Nintendo 3DS para quitarle la pantalla 3D y ofrecer un rediseño que implica dirigirse a un público diferente y lo más importante: reducir costes. Parece un detalle tonto pero la bisagra por ejemplo incrementa los gastos de producción considerablemente.
Esto nos deja con Nintendo 2DS (se mantienen Nintendo 3DS y XL, sí) una consola destinada a un público infantil. Consolas compradas por padres que, sin mucha idea, sólo buscan un cacharro para entretener a su hijo con el último Pokémon, Inazuma, etc.
¿Qué está haciendo mal? Algunos analistas dicen que el problema está en el hecho de que Nintendo no se ha puesto al día tecnológicamente. Podría ser cierto, sino fuera porque consolas como Wii y Nintendo DS han triunfado compitiendo con PSP, Playstation 3 y Xbox 360.
Otros señalan una debilidad bastante concreta: la pantalla táctil. Todos tenemos ya en el móvil una tecnología mejor que el panel resistido de Nintendo 3DS. Es cierto, y la verdad es que las diferencias son más que obvias. Ellos se han mantenido fuertes: hacemos juegos, no nos importa la potencia gráfica. No es arte.
Ante esta situación, surgen los fantasmas de Sega. Compañía que en su día tuvo que desarmar toda la sección de consolas, siendo la flamante Dreamcast la última en la historia, para empezar a licenciar sus juegos en otras consolas. ¿Sonic en una consola de Nintendo? Quién lo diría en los noventa con aquel pique infinito entre el erizo azul y el fontanero fondón. Qué tiempos.
¿Puede ser Nintendo el próximo Sega? Resulta difícil decir que sí o no pero ¿por qué no? La situación es crítica y a corto plazo parece que la situación no va a prosperar. Además, en frente suya una nueva generación de consolas asoma la cabeza y supone más competencia todavía.
Esto abre otra cuestión ¿lanzará Nintendo sus juegos en plataformas móviles? Estos días, coincidiendo con compañeros del sector en IFA, lo planteábamos como un supuesto. Imaginad un free to play de Mario, o incluso de Pokémon. Si EA ha podido sacarnos el dinero de nuestras carteras a base de aprovecharse del vínculo emocional con los Simpsons, está claro que Nintendo puede también.
Otra cosa es que quieran, pero sería una pérdida de intentar ganar dinero hundir todo sin posibilidad de aprovechar muchos años de trabajo en otras plataformas. De momento, parece que Sony intenta zafarse y buscar otras posibilidad mientras que Nintendo, seguros de sí mismos, deciden salir adelante con el plan, hasta ahora.
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