Una de las claves de Android es su polivalencia. El hecho de que cualquier desarrollador pueda adaptar el código ha derivado en multitud de gadgets, aunque a la hora de la verdad quienes marcan el paso son los smartphones y los tablets. En esa vertiente más inusual tenemos aquellas plataformas diseñadas para jugar a videojuegos.
Ahora que Ouya ha alcanzado bastante popularidad, y tras anteriores coqueteos con este formato, es hora de preguntarse si realmente Android tiene algo que aportar como consola o más bien su potencial real reside en los teléfonos móviles y tablets. Antes de comenzar, hagamos un pequeño repaso de los antecedentes.
El sueño de una consola libre
Desde la instauración del videojuego como elemento de entretenimiento audiovisual ha habido una máxima que se ha mantenido a rajatabla: son sistemas propietarios. Cada uno apostando por su propio formato y facilitando herramientas de desarrollo a los programadores para dar rienda suelta a su imaginación.
Cada una haciendo la guerra por su cuenta, consiguiendo el apoyo de los mejores y por tanto asegurando exclusividades que les permitieran ser superventas. Batallas de este tipo las hemos tenido desde hace más de 20 años: Sega Mega Drive y Super Nintendo, PlayStation, Sega Saturn y Nintendo 64…y por supuesto la generación actual.
Paralelamente a la vía comercial algunos desarrolladores decidieron aventurarse en la creación de consolas libres. Sistemas donde cualquiera pudiera reprogramarlo y no depender de una serie de directrices impuestas por la compañía de turno. Con este pensamiento surgieron propuestas de todo tipo, siendo quizá la más conocida por muchos la familia de consolas GP o Pandora.
En este caso, vamos a centrarnos en las consolas Android que han venido antes de Ouya. Una de las primeras fue Yinlips YDP-G18. Tras este críptico nombre nos encontramos con un clon físico de la PSP de Sony. Sus claves: ofrecer todos los juegos de Google Play y explotar la emulación como una punta de lanza para atraer al público más nostálgico de los grandes clásicos de los 80 y 90.
De manera casi paralela apareció JXD S7100, una consola Android que tampoco gozaba de demasiada originalidad en el diseño y es que su acabado se parece sospechosamente al gamepad de la Nintendo WiiU. Su propuesta es similar a la de su prima china: un sistema libre capaz de reproducir juegos y emuladores con bastante soltura además de aprovechar los controles físicos para mapear acciones.
¿El problema de ambas? La producción. En su día muchos medios se hicieron eco de ambas porque son gadgets bastante curiosos. Sin embargo, a la hora de la verdad hacerse con una de ellas es algo más complicado que ir a la superficie comercial de turno. Hay que pedirla por Internet, muchos estamos familiarizados con ellos ya, y la confianza que transmite es menor que la de una empresa más arraigada.
Hablando de estas últimas, Sony el año pasado probó suerte con el Xperia Play. Un smartphone Android con mandos ocultos en una parte deslizable. Aunque la idea era buena, no terminó de cuajar: el hardware se quedó pronto obsoleto, la batería era más bien pequeña… En definitiva, tres soluciones portátiles más o menos bien planteadas pero que no han terminado de cuajar.
Ouya, el cuarto intento de Android para triunfar como consola
Ahora dejamos atrás estos intentos y también el formato portátil. Ouya se da a conocer en un momento donde el crowdfunding goza de mucha popularidad. Hasta tal punto que ha sido el proyecto que más pronto ha conseguido un millón de dólares en Kickstarter. Su propuesta es sencilla: una consola de sobremesa libre.
Al contrario que YDP-G18 y JXD S7100, detrás de este proyecto hay caras conocidas de la industria: Yves Behar, Muffi Ghadiali, Ed Fries o Julie Urham. Pesos pesados del sector de la tecnología y el videojuegos que saben qué se traen entre manos. Al margen de que luego acabe siendo un éxito comercial o no.
Respaldando el hardware, de momento sabremos que llevará cuatro núcleos con tecnología Tegra 3, nos encontramos al sistema operativo Android modificado, por lo que hemos visto en las imágenes, para el propósito de Ouya: ofrecernos una plataforma de juegos donde cualquier desarrollador puede compartir sus creaciones.
¿Qué tipo de contenidos encontraremos? Todo lo que haya en Google Play, si Ouya pasa la certificación del buscador, todos aquellos contenidos paralelos distribuidos en otras plataformas (no se sabe si se podrá instalar apks) y finalmente todo aquello que se ponga en la tienda virtual de la misma consola.
De momento en este sentido quedan muchas incógnitas por resolver. De poder instalar juegos de Google Play el sistema ganaría enteros. De no hacerlo muchos desarrolladores, grandes y pequeños, iban a tener que volcarse para querer distribuir y optimizar contenidos para Ouya. En cualquier caso la opción es interesante.
Luego existe otra posibilidad, en este caso estamos hablando de un supuesto, entorno al videojuego en la nube. OnLive ya funciona en Android desde hace un tiempo y no sería descabellado verlo en Ouya. O lo que es lo mismo: disfrutar de todos los triple A de las consolas convencionales y los PC sin necesidad de gastarse tanto dinero, aunque pagando su respectiva tarifa mensual claro.
Tal y como están las cosas resulta difícil augurar si Ouya triunfará pero si analizamos la información que tenemos hasta ahora saco una serie de cuestiones. Por un lado, el hardware está preparado y es más que suficiente para cargar juegos con una cierta calidad técnica. Por otro, la proposición es bastante seria sobre el papel y de momento la confianza depositada por parte de los usuarios es elevada. Sólo hay que ver lo que llevan recaudado en Kickstarter.
Pero también hay dudas. ¿Habrá desarrolladores dispuestos a hacer juegos en exclusiva para Ouya? Estoy convencido de que seguidores no les faltará y que más de uno se animará a hacer sus creaciones. Lo importante será comprobar si los estudios con algo de calibre están dispuestos a colaborar.
Resulta difícil pensar que será un éxito comercial. Es cierto que ha conseguido mucha financiación, y la que le queda, y ha logrado que la gente hable de ella. Pero ojo, ese círculo de comunicación se reduce a un público muy especializado y su distribución será igual. No espero ver a Ouya dentro de unos meses en las grandes tiendas de electrónica, no son su público pero si quieres triunfar en ventas hay que ir a por el gran público, que se lo digan a Nintendo.
Con estos comentarios no quiero desalentar las más que loables pretensiones de Ouya. Es una consola muy interesante, con potencial para ofrecer cosas interesantes pero hay que mantener los pies en la tierra. Hasta el día de hoy no tenemos ningún referente que demuestre que este tipo de consolas hayan triunfado. Quizá sea Ouya, de acuerdo pero las cosas están así ahora mismo.
En cualquier caso, sea una superventas o no, espero que el proyecto siga adelante. No sólo por quienes ya han invertido su dinero por adelantado sino para ampliar el universo del videojuego y de los gadgets. Para ver que otro tipo de propuestas, diferentes a las que nos ofrecen las grandes compañías, son posibles. El hardware es bueno, claro, pero los contenidos tienen que acompañar y esto ya lo decía Bill Gates hace unos cuantos años con su famoso el contenido es el rey.
En Xataka | Ouya, consola Android por 100 dólares diseñada por Yves Behar