Lo mejor que podemos decir de 'Hogwart's Legacy' es que da exactamente lo que promete, o al menos eso puede decirse en apariencia: un mundo abierto ambientado en el universo de Harry Potter (aunque en el siglo XIX, décadas antes del tiempo en el que transcurrían novelas y películas). Buena parte de lo esperable en un sandbox cuyo núcleo es el mágico castillo de Hogwarts está aquí: de la configuración estética exhaustiva a las misiones secundarias, pasando por los minijuegos o los espacios amplísimos llenos de secretos para explorar.
Hemos tenido la ocasión de probar una mínima parte del juego que, obviamente, no nos sirve para dar una opinión definitiva, pero sí un juicio aproximado. Hemos visto una introducción, hemos trasteado por los menús y hemos participado en un par de tutoriales y alguna misión. No os podemos hablar de todo porque así son los embargos, pero si el juego mantiene el nivel visual y la variedad de este aperitivo, sin duda estamos ante uno de los mundos abiertos del año.
Un castillo a tu disposición
Después de una introducción que pondrá en situación la historia, la época y a nuestro personaje (y de la que no podemos hablar), nos adentraremos en Hogwarts. Antes de ello habremos podido configurar al gusto a nuestro avatar: como es de esperar, los menús de personalización son detallados hasta el agotamiento. Atuendos, rasgos, razas, peinados y, sobre todo, a qué casa quieres pertenecer serán algunos de los detalles a tu disposición, y no influirán después en el desarrollo del juego. Hemos visto creadores de personajes más exhaustivos, como el del último 'Saints Row', pero pocos tan concisos y que impacten tan bien en la personalidad de nuestra creación.
En ese momento nos adentramos en Hogwarts, que obviamente estaba cerrado en su mayor parte a nuestros pasos. Pudimos visitar algunas zonas concretas: los jardines alrededor del castillo, un vestíbulo, la biblioteca y el invernadero. Todos ellos han sido recreados con una notable atención al detalle, y sin duda los fans de las películas encontrarán múltiples secretos en los que recrearse. Hay puntuales elementos interactivos, y a diferencia de un sandbox al uso, donde da igual visitar un bar que un almacén porque nada de ello nos dice nada en especial, aquí el mero hecho de explorar una recreación de Hogwarts, independientemente de sus posibilidades jugables, es un caramelo para cualquier fan.
Hay también, como no podía ser de otro modo, posibilidades de diálogo con otros alumnos de Hogwarts, y aunque a menudo las conversaciones iban de lo banal a lo robótico en esta introducción, es muy posible que una vez entremos en las profundidades del juego, esas conversaciones den pistas sobre la aventura que vamos viviendo. En cualquier caso, la exploración de los entornos de la biblioteca y el invernadero fueron interesantes más por su ánimo de recreación de escenarios que ya conocíamos que otra cosa.
En el exterior del castillo pudimos no solo probar un minijuego de habilidad con la varita, sino también comprobar cómo funciona una de las más esperadas características del juego: el vuelo con escoba. Poco que discutir en este aspecto: es rápido y manejable (aunque al principio planeábamos como patos mareados), y sirve para no solo otear zonas alejadas, sino para acceder a zonas del castillo inaccesibles desde el suelo. Hasta qué punto el uso de la escoba será un mero extra para fans o abrirá auténticas posibilidades para el desarrollo de la historia es algo que está por ver, pero la sensación de libertad y de acceso de formas inéditas a rincones remotos de un mapa abierto están ahí.
Finalmente, en el interior de Hogwarts pudimos hablar con otro alumno que nos introdujo en el mundo de los duelos con varita: combates entre magos de la academia que sirven como entrenamiento para las peleas serias que nos encontraremos en las misiones. Es relativamente sencillo habituarse a los combates con varita y fue el preámbulo perfecto para la pequeña misión en la que nos embarcamos más adelante.
Usa la varita
Aunque no pudimos entrar en detalles muy profundos sobre el sistema de los combates, lo poco que catamos nos pareció rápido y accesible, al menos de forma superficial. Los tipos de hechizos se distribuyen en los cuatro botones de acción del mando, lo que nos sirve no solo para dividir en tipos de hechizos lo que queramos hacer (hay 16 distintos, y no es lo mismo hacer levitar a un enemigo que levantar una barrera protectora o lanzar un proyectil propio o extirpado del escenario), sino también para poner en juego un divertido sistema de ataques y defensas a base de colores: para eliminar protecciones de los enemigos habrá que dispararles con un hechizo cualquiera del color de su barrera.
Un ingenioso sistema que convierte a los combates en auténticas escaramuzas con hechizos volando por todas partes y con su pequeño toque estratégico. Es de suponer que esta acción frenética que se nos presentó, enfrentándonos a unos cuantos furtivos, tendrá versiones de más acción pura y otras en las que entren en juego ataques más reflexivos. En todo caso, fue una experiencia interesante y frenética, como se puede ver en los vídeos que incluimos en este post.
La misión giraba en torno a nuestras peripecias con una compañera, Poppy Sweeting (por cierto, y gracias al Unreal Engine, las caracterizaciones y escenarios son de gran calidad), combatiendo a unos furtivos y descubriendo un dragón que tenían cautivo. El duelo final incluyó magia más allá de unos meros masillas y con un dragón de fondo, apuntando a una escala mucho mayor que la de esta sencilla misión, que arranca con algo de exploración y búsqueda de pistas por un campamento de los furtivos.
Es complicado pronunciarse sobre qué nos deparará la versión definitiva de 'Hogwart's Legacy', de lanzamiento prácticamente inminente, pero podemos esperar una versión más grande de este aperitivo. Lo que no está nada mal: hemos visto acción bien enfilada, exploración y una réplica fidedigna de la atmósfera y los escenarios de películas y libros. Es decir, cita obligada para potterheads.
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