PS4 y Xbox One ya llevan varias semanas en el mercado, hemos podido toquetear sus menús, jugar a sus novedades y a dejar que los acabados brillantes de su carcasa empiecen a atraer el polvo. Ayer conocíamos las razones que nos invitaban a dar el salto, pero hoy toca ver el otro lado de la moneda ¿realmente merece la pena comprar una nueva consola?
Como siempre en estos casos hay diversidad de opiniones, pero si queréis el consejo de alguien que lleva un buen puñado de horas (con ambas), que el ansia no pueda con vosotros, la espera merecerá la pena.
¿Dónde están los juegos?
Uno de los grandes problemas que nos podemos encontrar al adquirir una nueva consola, mejor diría que el mayor y más importante, es el de un catálogo que hace aguas por todos lados. Aquello de los juegos "vendeconsolas" se acuñó por algo, y tanto Microsoft como Sony, y Nintendo hace un año, se han olvidado por completo de cumplir con esa premisa.
Basta con echar un vistazo a los últimos análisis que hemos publicado en VidaExtra, o mejor aún, no barramos para casa y vayamos más allá, a las puntuaciones de Metacritic, para ver que los títulos publicados ni de lejos han conseguido sorprender a usuarios y medios especializados.
No sé a vosotros, pero que el más laureado por público y crítica especializada sea un título como 'Resogun', un descargable que perfectamente podría haberse lanzado en dispositivos táctiles sin grandes inconvenientes, me parece bastante de coña.
Y ojo, que no ocupa esos puestos por ser una revolución jugable o brindar unos gráficos capaces de asombrar al gamer de PC, sino simplemente por ser un título tremendamente divertido que consigue dar la enésima vuelta de hoja a un género tan trillado como el de los matamarcianos.
¿Dónde queda el resto? Pues en un simple escalón más en el que los juegos de luces y una obsesión por el lens flare que promete alargarse durante los próximos meses invitan a pensar que la potencia de las máquinas promete grandes alegrías en el futuro, cuando los diseñadores estén más inspirados y los encargados de exprimir las capacidades de las nuevas consolas tengan por la mano todas las herramientas disponibles.
Un peldaño más, pero en la escalera de Penrose
Sin juegos en la mano la única opción sensata sería esperar, sobre todo teniendo en cuenta los packs y ofertas que llegarán cuando nombres clave como 'inFamous: Second Son' o la nueva entrega de 'Halo' aterricen en las tiendas, pero tras casi diez años de espera todo jugador que ya haya amortizado las inversiones de PS3 y Xbox 360 querrá lanzarse a la piscina por el simple hecho de tener una nueva consola en sus manos.
Nuevo diseño, nuevos mandos, nuevos menús, ¿más posibilidades, tal vez? Ni de broma. De hecho ya lo comentábamos hace unos días cuando nos llevábamos las manos a la cabeza con el paso atrás que ha supuesto abandonar premisas tan interesantes como el DLNA de PS3.
Puede sonar contradictorio que las piedras lanzadas a Sony por esa obsesión por hacerse un hueco en el salón con la que llegó su anterior consola sirvan ahora para atacar todo lo contrario, pero qué demonios, si tuvimos que tragar carros y carretas hasta acabar disfrutando de ideas así, ¿qué sentido tiene quitarnos ahora esa opción?
Tres cuartos de lo mismo con la promoción de Xbox One y el ya archiconocido "TV, TV, TV", una propuesta que tal vez funcione en el extranjero pero que aquí se limita a un par de aplicaciones y la promesa de nuevos contenidos y acuerdos que llegarán en el futuro.
Está el tema de las licencias de por medio, una encarnizada lucha entre usuarios y productoras de contenido con la que llevamos batallando demasiado tiempo y no augura grandes cambios en los meses venideros, y ahí poco podemos reprocharle a ambas compañías, pero es que la diferencia de opciones no queda relegada a ese punto.
¿Qué ocurre con funciones como la del encendido mediante la voz cuando Xbox One está en modo espera? ¿y la de poder subir vídeos a otras plataformas más allá de las permitidas en estos primeros meses? Llegarán, dicen. Pues muy bien, cuando lleguen volveremos a hablar.
Nuevas funciones: no están pero se las espera
Pasábamos por encima de los mandos hace unas líneas, probablemente uno de los aspectos más difíciles de rebatir a un early adopter, y es que en ambos casos la mejora es sustancial con diseños más ergonómicos y acabados de mayor calidad, pero ni siquiera aquí Microsoft y Sony consiguen irse de rositas.
Vibración de los gatillos en Xbox One y panel táctil en el caso de PS4 ¿para qué? Para que en el futuro los desarrolladores puedan hacer uso de esas opciones con tal de crear experiencias más inmersivas. Me vais a perdonar ser tan claro pero si estos primeros juegos no ponen algo más de entusiasmo en mostrar su posible potencial, olvidémonos de que las third party pierdan tiempo y recursos en romperse la cabeza para ofrecer sorpresas.
Sólo 'Forza Motorsport 5' consigue darle un uso adecuado a la nueva vibración del pad, invitándonos a sentir en nuestras falanges que el derrape del coche se nos está escapando de las manos. Ni un título más aprovecha las características para que juguemos mejor o, como mínimo, que nos adentremos más en el juego. Seamos francos, que sintamos cierta vibración al disparar una ametralladora no es ningún adelanto.
Algo similar ocurre con el nuevo DualShock 4 y su superficie táctil, aún más desaprovechada que el invento de Microsoft hasta el punto de hacernos creer que el añadido es tan poco útil como práctico. 'Killlzone: Shadow Fall' intenta demostrar que está ahí por algo, ofreciendo distintas estrategias para el dron que nos acompaña dependiendo de la dirección en la que deslicemos el dedo, pero si en medio de un tiroteo hay que apartar la vista de la pantalla para realizar una acción concreta es que algo no funciona bien, o al menos no está bien implementado.
Será cuestión de acotumbrarse, replicarán algunos, pero si el reto de adaptarte a una nueva forma de jugar sólo se manifiesta en contadas ocasiones obligas al jugador a pasar por ese proceso de aprendizaje una y otra vez, probablemente con semanas o meses de separación entre ellos.
Ojo, no digo que no funcionen o no tengan posiblidades, de hecho se me ocurren varias, pero si estamos buscando razones para comprar ambas máquinas hoy en vez de esperarnos a los próximos meses (tampoco he dicho que haya que hacerles el feo de por vida), tampoco estamos ante una de ellas.
Promesas de arreglos, otra razón para esperar
Menús, internet, accesibilidad mediante comandos de voz, segundas pantallas... probablemente penséis que ahí sí habrá algo que rascar y lo cierto es que no os falta razón, pero aunque no supone tirarse a la piscina sin saber si alguien se ha encargado de llenarla de agua, sí os puedo asegurar que a nadie se le ha ocurrido comprobar la temperatura, y demonios, está lo suficientemente fría para dejarnos helados varias semanas.
La interfaz de PS4 es indudablemente más limpia que la de su hermana anterior, pero sigue siendo lo suficientemente enrevesada para que los primeros minutos con la máquina sea un auténtico caos. El "¿dónde estaba eso?" se repite varias veces, abandonando la idea de una interfaz intuitiva para limitarse a ser una carrera de fondo tras varios meses postrado en cama.
Algo similar ocurre con Kinect y la interfaz de Xbox One, combo al que le acabas cogiendo el truco y no planta excesivos problemas para hacerte con el control, pero requiere de un proceso de aprendizaje que muchos abandonarán a los pocos minutos para tirar de stick y botones con mayor velocidad. Más aún teniendo en cuenta que la guía de atajos y los trucos que engloba están en internet y no en la consola.
Dice mucho de su estado que ambas compañías ya se hayan apresurado en confirmar que los arreglos y mejoras están en camino, que los menús podrían sufrir variaciones para acomodarse a que los usuarios razonablemente han demandado y que errores como la traducción de Party, por Fiesta en vez de por Grupo, tienen solución. Debe ser que un periodo de ocho años entre una consola y otra no ha sido suficiente para llegar al lanzamiento con los deberes hechos.
El renacimiento de Wii U
Os habréis percatado del feo que le he hecho a Wii U durante todo el texto, pero tranquilos, había una razón de peso para ello. La de Nintendo es la tercera consola next gen en discordia, y aunque en términos de potencia no puede equipararse a sus rivales, sí es el ejemplo perfecto para apoyar lo que venimos diciendo desde hace varios minutos: es mejor esperar.
Wii U sufría del mismo problema que adolecen PS4 y Xbox One, un catálogo que no estaba a la altura y ahora empieza a recuperarse del varapalo no sólo prometiendo joyas, sino ofreciendo a precio reducido las que ya llevan varias semanas en el mercado.
Sin embargo sí reconozco que aquí, más que en ninguna otra, lo que tenemos es una consola de videojuegos completamente alejada del término gadget o sistema de entretenimiento para el salón, una máquina que ofrece unos contenidos muy concretos con los que tienes que casar sí o sí para acabar disfrutándola como merece.
Una vez más estamos ante una cuestión de gustos, pero lo que sí está claro es que a día de hoy es la opción más sensata para los que pretenden tirarse horas frente al televisor disfrutando de grandes videojuegos como el reciente 'Super Mario 3D World' o ese injustamente maltratado en ventas que es 'The Wonderful 101'.
¿Y la alternativa?
Una vez confirmado que el desembolso de 400 o 500 euros no es la única opción viable queda por descubrir qué caminos nos quedan. El momento de PS4 y Xbox One llegará, que no os quepa ninguna duda, pero a día de hoy la pregunta "¿qué consola me regalo estas fiestas?" tiene fácil respuesta.
Si hasta ahora has sobrevivido con PS3 hazte con una Xbox 360, o viceversa. Sus catálogos son enormes y las numerosas ofertas que pueblan tiendas y bazares virtuales te aseguran un buen puñado de horas de juego por delante, como mínimo hasta que el panorama de la nueva generación tenga mejor aspecto.
Si eras usuario de ambas también tienes otra opción, pero curiosamente es la misma que comentábamos antes. Ponte a pensar en los juegos que has dejado a medias, o en los que creías que te podrían gustar pero no te animaste a comprar, o mejor aún, en esas joyas que no ocupan portadas pero ofrecen experiencias tremendamente gratificantes.
Desengáñate, no los has jugado todos y seguramente acabarás encontrando propuestas de las que ni siquiera habías oído hablar. Puede que nuestra lista con los 100 mejores juegos de la generación te sirva para conocer algo interesante, y si no siempre nos quedará Steam y su catálogo indie. Ahí la sorpresa está más que asegurada.
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