La pantalla vuelve a escupirme un despectivo “Has muerto” cuando, efectivamente, he muerto. Cuando ha muerto mi personaje, se entiende. Más allá del metafórico “Game Over” o del pragmático “Insert Coin To Continue” de las recreativas clásicas, este “Has muerto” resulta especialmente irritante debido a la última moda de la industria: una ralea de videojuegos difíciles hasta extremos delirantes, que ha popularizado la franquicia Dark Souls y su sucesor espiritual también concebido por los japoneses de From Software, este "Bloodborne" que me hace un corte de mangas cada cinco minutos.
Personalmente, esta inquina me saca de quicio, pero hay jugadores tradicionales que reivindican esta dificultad extrema e injusta (niveles con salidas ocultas que se localizan casi por casualidad, tortura continua al jugador arrojándole enemigos al límite de los que está capacitado para vencer…) como un regreso a unos tiempos en los que los videojuegos no eran un entretenimiento, sino una odisea.
Dificultad infernal, la nueva tendencia es poner al límite tu paciencia

La popularidad de estos juegos enfermizamente encrespados ha afectado al mainstream, donde todos los juegos no solo ya tienen una dificultad “Infierno en la Tierra”, sino que muchos la traen como opción de salida. Esta tendencia también ha llegado, por supuesto, a la escena indie, donde no solo hace tiempo que el pixelazo gráfico con inspiración en los 8 o 16 bits o la chicharra chiptunera en las bandas sonoras son códigos asimilados por los desarrolladores, sino que imitan con dedicación esa dificultad infernal, lindando lo imposible, de los viejos juegos clásicos.
Una prueba: los ‘infinite runners’, un tipo de juego que nació en los primeros smartphones y tablets como una forma de ajustar las mecánicas clásicas a la obligatoria sencillez de controles de estos dispositivos ha acabado convirtiéndose en juegos independientes recientes, como 'RunGunJumpGun', en enloquecedoras trituradoras de píxels, que no solo guiñan un ojo a los buenos-viejos tiempos, sino que también rinden pleitesía a esta nueva tendencia de machacar la paciencia y la habilidad del jugador hasta el extremo.
¿Hasta esto ha llegado la devoción ciega por el pasado, por el fanatismo de la nostalgia, por el dame-que-me-gusta-todo siempre que nos recuerde a la EGB, por los bocadillos de Nocilla y a por los estimulantes eslogans filocomunistas de 'La bola de cristal'?
¿A reivindicar experiencias absolutamente masoquistas solo porque nos recuerdan a los tiempos en los que había que invertir horas y horas de ensayo y error y apurar un salto justo en el momento preciso para superar un juego? Cuya dificultad extrema venía dada, además, en muchos de los casos, por carencias en la fase de testeo -si la hubiera habido, que esa es otra- o por meras limitaciones técnicas que impedían, qué se yo, controlar el salto en el aire, continuar partidas o desandar mazmorras.
Esta moda por reivindicar lo que nos ha hecho sufrir o lo que nos disgustaba de los ochenta como algo que regurgitado y macerado por el paso de las décadas resulta agradable y positivo es un elemento clave de la nostalgia. Y tiene una doble cara: si la nostalgia clásica es la añoranza de aquellos elementos que nos satisfacían, la nueva nostalgia es la beatificación de aquellos elementos que odiábamos.
Pero además, hay un viaje inverso, uno tortuoso y lleno de amargura: la Retrorotura. El regreso al pasado para descubrir que, aquel grupo musical que adorabas, aquel libro que te mantuvo semanas en vela o aquel videojuego al que dedicaste tus años mozos eran en realidad una soberana paliza.
Retrorotura: las bases

Cuando Xataka me pidió un artículo sobre la Retrorotura, también me preguntaron si conocía el término. Demonios que si lo conozco: lo inventé yo. O sea, no el concepto, pero sí el palabro: la Retrorotura fue el término que se me vino a la cabeza en este vídeo de 2006 donde luzco un pelo que no volverá y un aguerrido acento murciano que (ese sí) sigue ahí.
En el programa 'Nada que perder' de Paramount Comedy le expliqué a Ricardo Castella una sensación muy conocida por los aficionados a los videojuegos antiguos: retomas un título que marcó tu infancia y se te cae el alma a los pies. Por muchos motivos. En el caso de los videojuegos, porque es injugable. O es estéticamente mucho menos digerible de lo que el jugador recuerda. O, sencillamente, el tiempo nos ha hecho presuntuosos y poco impresionables y aquello no es lo que era, da igual.
La Retrorotura es una sensación que atenaza el esófago y escupe en tu memoria: todos estos años has vivido un engaño. Y a menudo los más afectados son los términos medios: Super Mario Bros. o Pac-Man siguen siendo juegos extraordinarios, y el tiempo no solo no les ha afectado en lo más mínimo, sino que les ha colocado en un podio desde el que es fácil contemplar su influencia y calado en sus contemporáneos, sus sucesores y la cultura popular.
Y del mismo modo, los pestiños son a veces reivindicados a modo de 'Museo de los Horrores' o de la 'Jeta Monumental', según hablemos de disforias pixeladas o de plagios demenciales. Aunque hasta esta base que creía inamovible se tambaleó en el transcurso de la redacción de este artículo.
Consciente de que hay un vaso comunicante complejo e irrenunciable entre la Retrorotura y los usos y costumbres de la nostalgia, decido adentrarme en el mismo ojo del huracán. A principios de noviembre se celebra la Madrid Gaming Experience, una espectacular feria de muestras del videojuego en el que hay abundante espacio para el retro.
Tres mil metros cuadrados dedicados exclusivamente a la tecnología antigua y que abarca recreativas en sus muebles originales, máquinas de pinball funcionales, charlas y, por supuesto, una buena cantidad de expositores y negociantes que viven de vender recuerdos a treintañeros y cuarentones. Puestos en los que se agolpan decenas de cartuchos primorosamente precintados, juegos olvidados, máquinas cuidadas a lo largo de décadas.

Y el juego de mesa de Pac-Man. Por cincuenta euracos.
Tras perder unos valiosos minutos meditando acerca de quién vencería en una pelea cuerpo a cuerpo, si el guardián de ese juego o yo, me aproximo a otro puesto plagado de cromos de Pokémon, cartuchos de Super Nintendo y posters de Splatterhouse.
Me atiende Luis del canal de Youtube 16bitsera, coleccionista compulsivo y conocedor de unos cuantos vericuetos de la edad de piedra de los micro-ordenadores y las videoconsolas. Según él, es relativamente habitual esta sensación de desencanto con el pasado, y de hecho me pone un ejemplo escalofriante en el campo del cine: 'Blade Runner'. “La vi muchísimo cuando era un crío pero ahora no puedo, se me ha quedado viejísima”.

Lo que demuestra que la Retrorotura no entiende de clasificaciones categóricas ni de clásicos intocables. Y sentencia: “Hay juegos que eran buenos en su época y ahora no lo son”. Un momento, un momento: ¿cómo funciona esto? ¿La bondad y la maldad son términos relativos? ¿No tiene sentido pensar que un producto cultural del pasado, si era bueno -o malo- entonces lo seguirá siendo ahora? “Es complicado”, asegura con una severidad con la que no podemos sino coincidir tragando saliva. “No tenías otra cosa, era a lo que jugabas. Te creas un sentimiento de ‘Era mi juego de pequeño, que me regaló mi tío’ o cualquier cosa similar para justificarlo”.
Es decir, que entramos en una cuestión de nostalgia como elemento deformador de la realidad… y que luego da el palo al jugador desprevenido, rompiéndole la crisma.
Luis pone también sobre la mesa un factor comercial: la moda de los remakes, los reboots y, sobre todo, los remasters que agarran un juego y lo vuelven a poner en el mercado con una sencilla capa de maquillaje gráfico, y que en realidad son un método para vender una y otra vez un mismo juego sin los inconvenientes coletazos de la Retrorotura: “Un juego de Nintendo 64, si lo pasas por un buen filtro, cambias texturas de cuatro megas a treinta, cambia muchísimo. Se aprovechan de nuestra nostalgia porque en la época era lo que teníamos. Los primeros juegos poligonales los pones ahora y te arden los ojos: hay que maquillarlos para tolerarlos en la actualidad”.
Acudo seguidamente al encuentro de Juan Carlos Adonías, uno de los organizadores de esta zona dedicada al retro. Para ser una de las personas más devotas de la informática clásica y los juegos vetustos, no se corta lo más mínimo: “La nostalgia es el retro mal entendido”.

Y continúa: “Todo hardware tiene un uso, y lo que hace muchas veces la nostalgia es impedir ese uso, hacer que el potencial jugador se dedique simplemente a poner una consola o un juego en la vitrina, solo para contemplarlo”. Adonías tiene clara la utilidad del sentimiento nostálgico dentro de la escena: “La nostalgia debería ser un punto de partida, nada más”.
De acuerdo: la nostalgia mal entendida, los recuerdos acríticos no solo son una forma de recordar el pasado que podríamos calificar como "corrupta”, por usar un eufemismo que también tiene acepción en términos informáticos. Es el mal: “En aquellos juegos, en muchas ocasiones la detección de colisiones era asquerosa, o los personajes eran tan lentos que se te echaban en tromba cuarenta mil enemigos y no había quien los evitara, y a eso qué disfrute le vas a dar.Los juegos son, primordialmente, y mucho más los de esas épocas, para divertirse con ellos”.
Y llega a una conclusión, si no opuesta, sí al menos alternativa a lo que me exponía Luis: “Un juego roto siempre lo ha estado, independientemente de lo que supusiera en su tiempo. A lo mejor estéticamente o musicalmente están muy bien, pero a veces no se les puede sacar provecho en lo lúdico”.
Seguidamente abordo a Jaime González, uno de los mayores expertos en retro del país, y uno de los que más inteligentemente ha divagado sobre los efectos perniciosos de la nostalgia ciega. Aunque arranca sus reflexiones otorgándole un inequívoco aspecto positivo: “La nostalgia mal entendida lleva a la Retrorotura, que está bien tenerla en cuenta porque pone en valor el juego: hay juegos que merece la pena volver a jugar y juegos que no”.

En todo momento, Jaime deja claro que entonces y ahora había y hay juegos buenos y malos, y ese juicio no debe cambiar con el paso del tiempo: si era malo entonces, es malo ahora. “Si todo lo que tenemos del volver a encender una consola es recordar cómo te comías el bocadillo de Nocilla”, afirma, “te da igual que el juego sea bueno o malo”. Y remata ominoso: ”Quizás es que ni siquiera te gustan esos juegos”.
Jaime entiende que la Retrorotura no es solo un problema de entonces, de que no nos diéramos cuenta de las hipotéticas maldades de algunos de esos juegos, sino del presente, de que “hoy nadie hace el análisis de distinguir entre los juegos buenos y los malos del pasado”. Parte del problema está en los cronistas actuales: “la mayoría de las vistas al pasado son acríticas, así son todos estos que tienen canales de Youtube de ‘Yo tenía un juego’ o ‘Yo tenía un ordenador’ o esas cosas de nostalgia fácil”.
Para que luego digan de la prensa actual del videojuego y de los famosos maletines con sobornos: “Lo que decía Micromanía que era un 8 no tenía por qué ser un buen juego, había múltiples variables que condicionaban esa nota”. Pero al final, todo queda en una responsabilidad real y actual a la hora de contemplar el pasado: “En los ochenta y noventa también había, como ahora, juegos más y menos conocidos, y es la falta de perspectiva y cultura sobre el pasado lo que ocasiona la Retrorotura, no que los juegos sean mejores o peores”.
Las conclusiones están claras: durante mucho tiempo hemos acusado a la productiva y, en buena parte, tramposa y maquiavélica industria del entretenimiento digital de los ochenta y noventa de tirarnos a la cara infraproductos vestidos con bellos ropajes.
Secuelas de cuarta categoría que escondían refritos pixelados aprovechando códigos mil veces manoseados. Juegos clónicos con la tecnología punta (o sus sosías) como única excusa. Fiebres absurdas enmascarando desidia creativa. Pero al final resulta que los problemas no estaban allí, sino aquí: si un producto cultural no merece pasar a la posteridad, para darle su merecido lo tenemos tan sencillo como dejar morir su recuerdo.
Lo que a veces no entendemos es que para eso… hay que dejar de reivindicar a ciegas todo aquello con lo que crecimos. Un poco de nostalgia con sentido crítico no nos va a hacer ningún mal.
Camino de la salida, me tropiezo con un mueble de recreativa dedicado al videojuego de Superman de Taito. Superman ha tenido una trayectoria desastrosa dentro de los videojuegos: el mítico Superman 64, uno de los peores juegos de todos los tiempos, es símbolo de una época, la de los primeros pasos de los gráficos poligonales.
Este juego de recreativa con el que me topé, sin llegar a ese legendario apocalipsis poligonal, refrenda la mala fama que tienen los productos digitales inspirados en el héroe DC, con una aventura aburrida y casi inmanejable, vistosa en lo gráfico pero repetitiva y desganada.
De hecho, el Superman de Taito es famoso por cuestiones ajenas al juego en sí: su constante y despreocupada traición a la mitología de Superman, con poderes nunca vistos, una forma ridícula de combatir y la aparición de un segundo jugador ataviado como una versión en tonos enrojecidos del uniforme original del héroe. Al parecer, el proyecto original incluía un personaje de Supergirl para el segundo jugador, pero posiblemente las prisas dieron al traste con la intención.

En cualquier caso, es un juego desastroso cuya única virtud era combinar con cierta desvergüenza (aunque con poca soltura) mecánicas de pegatiros de naves y de lucha barriobajera y que, en esta ocasión, tal y como me lo encontré en la Madrid Gaming Experience, sin embargo, brillaba en un soporte indigno de su bajeza: el mueble de recreativa donde estaba instalado era una auténtica preciosidad, con dibujos clásicos a lo Neal Adams en laterales y frontal.
La belleza de la decoración del mueble casi me hace olvidar el hecho de que un par de jugadores estaban a punto de acabarse el juego, y se iban abriendo paso por niveles muy avanzados y que yo nunca me había molestado en ver.
Corroborando que eran tan horrendos como todos los previos que ya conocía, pero fascinado con la paciencia de los dos colegas, que luego se me presentaron como Antonio y Miguel, me quedé a ver cómo la máquina acababa brindándoles, al final, un escueto y cansado mensaje de felicitación. Y para hacerles un par de preguntas: ¿han pasado media hora sufriendo con esta adaptación imposible por puro vicio, por completismo o por retroceguera?
-¿Os gusta realmente este juego?
-Sí, es uno de los mejores juegos de Superman que se han hecho nunca.
-Bueno, supongo que sabréis que eso no es mucho decir.
-Ya, pero eso no quita para que éste lo sea.
Me rasco la calva y desvelo a la pareja el objeto de mis preguntas. ¿Son víctimas de alguna de las formas de nostalgia que llevo toda la mañana desentrañando, capaz de teñir de rosa ciertas zonas indignas de nuestro pasado? Cuando les doy la oportunidad de reconocer que quizás el juego no sea gran cosa es cuando conceden que eso es lo de menos ante la experiencia de reencuentro con un pasado más feliz: "uno tiene buen recuerdo del juego porque lo vivió en una época que recuerda de forma positiva. Es posible que el juego no sea como los de ahora, pero es ese recuerdo el que hace que te siga gustando".

Quizás las cosas, después de todas estas conversaciones y reflexiones, no hayan quedado demasiado claras para el jugador medio que se sumerge en el retro en busca de un entretenimiento sencillo y sin fuste, para recordar tiempos en los que todo era aparentemente más intrascendente. Y quién soy yo para interferir en ese recuerdo.
Cuando salgo del recinto dedicado a los juegos retro, camino de esa desolación del alma que son las explanadas de los alrededores del Palacio de Congresos, paso por los stands que rinden pleitesía a la gran fiebre de los videojuegos del último año. La realidad virtual, ante la que se han postrado de hinojos compañías independientes y grandes corporaciones, estudios minúsculos y multinacionales del entretenimiento.
Puede que la nostalgia sea una sensación demasiado compleja como para analizarla a la ligera, pero por si acaso los treintañeros del año 2038 se pasan por aquí cuando llegue el momento, que quede constancia: no os dejéis engañar por los recuerdos de una infancia ya esfumada. Toda esta movida de las gafas gigantes de 2016 es horrible. Horrible.
Ver 41 comentarios
41 comentarios
Usuario desactivado
Lo siento pero no he podido acabar de leerlo entero, se me hacia imposible aguantar tanta queja. La única explicación que veo es que sois unos fanáticos de los gráficos. Yo aun sigo poniendo el Mame y me lo paso bien, obviamente ahora tengo más variedad, pero no me desencantan los juegos antiguos para nada, a saber cuantas veces habré rejugando el FFVIII a través del tiempo, es más en muchos aspectos patean a los últimos episodios.
sarpullido
Sinceramente, no comparto nada del articulo, y es mas, estoy convencido de que se aprenden valores increiblemente importantes jugando.
Esa frustracion que dices de juegos tan dificiles es lo que hace que un chaval aprenda que aunque algo parezca imposible, si pone horas termina saliendo, y lo termina aplicando a la vida...
En fin, eres un blandengue y si el tito chuache te viese con esa actitud te pondria a hacer flexiones y abdominales mientras te insultaba con atributos como "nenaza".
herzleid2
Con todos los respetos... menuda pedazo de m.... de artículo.
apertotes
Siempre ha habido juegos malos y buenos. Al igual que con las películas, cuando lo importante radicaba en la calidad visual, gráficos o efectos especiales, y no en el guión o jugabilidad, los años le caen encima como losas.
Pero si lo importante en su momento fue el sentido del humor, la historia o la ajustada dificultad, entonces los años no le afectan tanto. Hace poco he vuelto a jugar a títulos que me entusiasmaron de niño, como "El día del tentáculo", "Monkey Island", "Baldur's Gate", "Civilization II", "PCFutbol 4.0" o "Theme Park", y los he disfrutado como antaño, sin observar ningún ocaso de los dioses.
chamaruco
Un ladrillo difícil de leer para decir que no se entiende demasiado bien que se tenga nostalgia por los juegos con los que algunos crecimos.
Yo siempre he sido bastante torpe para los juegos difíciles, en algunos de aquellos de "digicultad años 80" nunca conseguí avanzar a partir de determinado punto por su dificultad, a pesar de haber jugado miles de veces posiblemente... y pese a eso prefiero muchos de aquellos juegos que muchos de los de ahora que son puro efectismo gráfico y naaaaaaada más.
En aquella época primaba pasarselo bien. Ahora cada vez que me atrevo a leer algun "análisis"del "último juego de moda" todo se basa en las cinemáticas, los gráficos y si las sombras están mejor o peor definidas y cosas del pelo...
Por otro lado tienes los "mata-mata" en primera persona, basados en el multijugador on-line que, en realidad, deben de estar destinados para gente sin otra cosa que hacer que pasarse horas y horas y más horas perfeccionando formas de jugar, en los que es absolutamente imposible hacer nada salvo que seas del mismo tipo y a la semana ya domines el juego en plan "Matrix" viendo poco menos que el código desplegado... Menudo aburrimiento.
JBV
Lo siento, pero de acuerdo o no con la ideas del articulo, la redaccion es farragos, dificil de leer y rebuscada. Parece que has intentado escribir el quijote para hablar del Pacman. Simplemente lo que antes era bueno no tiene porque seguir siendolo ahora, pero lo que antes era malo tampoco tiene por que seguir siendolo ahora.
sergiodelvalle
Metal Slug sigue siendo una maravilla. Street Fighter II aun provoca piques entre la pandilla. Super Mario 3 sigue siendo un plataformas estupendo.
Este articulo es una sarta de estupideces. Los juegos que eran malos o su baza eran los gráficos de la época puede que estén desfasados. Los juegos BUENOS DE VERDAD siguen siendo buenos, y llegados a este punto no es aventurado decir que lo seguirán siendo por siempre.
diamond_li
No comparto la opinión del artículo como otras personas han comentado. Es evidente que hay obras que envejecen mejor que otras, pero el cachondo que ha dicho que Bladerunner no se puede tragar ahora... se habrá ido a gusto a dormir. Si vas a convencer a alguien con ese titular… ¡buena suerte! Yo prefiero ver esta película antes que cualquier moderna. Es como decir que después de ver Terminator Genysis vuelves a ver la 1 y la 2 y te decepcionan... Al contrario, maldigo el día en el que se decidió continuar con la saga y no se cerró en T2.
Otro ejemplo. Juguemos al último título de las tortugas ninja, y después al Turtles in time. Vaya retrorotura ¿verdad?. A mí lo que me provoca es "retroalivio".
O juguemos a un Pac-man de estos en 3D que hay ahora y luego al clásico...
Es evidente que hay títulos que han envejecido mal, pero de ahí a desalentar a la gente a que no vea o juegue a películas, juegos, libros antiguos por que le van a decepcionar... a mi lo que me decepciona es ver que hoy en día no se puede llegar a la calidad de entretenimiento de antaño con una tecnología mucho más avanzada.
Un saludo.
Usuario desactivado
AAAins... la nostalgia ya no es lo que era!
avanmk8
Un post demasiado largo para hablar estupideces
xaxiquesi
Cry me a river.
carlosbtbt
Sera mejor pegar tiros..............
El titular es muy restrictivo,quien quiera que juegue a lo que quiera jugar.
kj_
ja ja, un artículo de lloros de alguien que muere por algo de dificultad porque está acostumbrado a juegos que lo llevan de la mano xD.
Si no te gustan los juegos que te retan, no los juegues y punto, los juegos pueden ser obras maestras, pero siempre pueden no gustarte. Por algo están los juegos que se ven bonitos a pesar de que tu no hagas nada excepto spamear un botón o 2.
Ya que mencionaron a Dark Souls, estos son mis 2 vídeos reviews favoritos:
https://www.youtube.com/watch?v=jSUqjRPGh8w
https://www.youtube.com/watch?v=TQduIFsPMtA
julianfraco
Pues a riesgo de sonar complaciente... A mi me ha gustado el artículo. Coincido en especial con la queja de dificultad "heredada" de Dark Souls. Entiendo el atractivo de ese juego de rol, su mundo, su narrativa y su sistema de combate, pero lo que no entiendo es ese amor por lo "obtuso" que resulta el juego al inscribirte en su muy plana y pendiente cuesta arriba curva de dificultad, como si fuera su unica virtud y reptida y mal copiada en infinidad de juegos indie. (Para más inri, hay esta dark souls 2).
Lo que no coincido tanto o a medias es con lo retro... Digamos que no se explica bien. Juegos retro como Mario, como bien recalca el artículo son atemporales, hay otros como el ninja gaiden o megaman que son hoy día una locura (pero dosfrutables) pero no deja claro su punto con el ejemplo de Superman. Yo creo que la intención seria algo así como decir que hay un problema al enfrentarse a un juego retro por lo obtuso que pueda tener alguna mecánica, que hoy en día conocemos y puede que esté más pulida. A bote pronto se me ocurre system shock, que es un juego que ha envejecido mal por tema de controles, gráficos e interfaz.
Mr. John Doe
Sigo jugando videojuegos clásicos y nunca se me han quedado "antiguos", así como tampoco he tenido nunca la maldita mala manía de llamarlos "retro", porque es un termino "de moda" que detesto.
Igualmente las películas, Star Wars original es de mis películas favoritas (sí, el episodio 1, 2 y 3 reales, nada que luego aparecen precuelas malas y los originales pasan a ser los episodios 4, 5 y 6... por favor...) y pasaran los años y jamas se me han quedado "antiguas". Lo mismo aplica para películas como Robocop, Conan, inclusive películas de serie B como Robotjox me siguen gustando y jamas se me quedaron "antiguas".
¿Libros? ¿alguien se le quedo "antiguo" El señor de los anillos que tiene nada más y nada menos que 62 años? ¿La morada, primer libro de la trilogía del Elfo Oscuro que ya tiene 26 años, que se dicen pronto?
Hay que estar muy loco o tener muy mal gusto para que algo antiguo te empiece a parecer anticuado y peor de como lo recuerdas, porque en la actualidad, películas buenas las tienes contadas con los dedos de las manos, libros buenos los tienes contados y juegos buenos, contados también...
marionietogarcia
Ni se os ocurra escribir un articulo más, sin consultar a alguien con criterio antes. ¿Quien es alguien con criterio? VOSOTROS NO.
Tampoco debemos leer un buen libro dos veces, ni ver una película dos veces, ni hacer el amor con la misma persona dos veces, por cierto, si esta es vuestra política os visito una vez y no os visito mas, que es lo que queréis...
juaner
El nivel máximo de dificultad de los juegos actuales es en el mejor de los casos el nivel normal de los juegos de antaño. Con eso creo que no hay que decir nada más.
Ale
que artículo sin sentido.
Me parece asqueroso decir a la gente "no juegues tal cosa porque a mi no me gustó".
Dejen que cada uno decida por si mismo.
Despues de todo este artículo ni siquiera pertenece a xataka, deberia estar en vida extra.
estapoly
Este mismo finde he estado jugando con mi. X-ARCADE doble joystick que tengo tuneado con los mismos botones y joystick de las recreativas con mi hijo de 10 años (tengo 41) al mame ,toki,p.ow,superman..... Nos lo pasamos pipa ,mi hijo está deseando jugar y me lo pide a menudo.
Decir que tiene un ordenador con un I7 ,gráfica 1070 , también play 4 y 3 y juega desde ark,cod etc
juan789
Lo que puede suceder es que uno idealiza algún juego de su niñez, y en recuerdos tergiversados, uno lo imagina como algo brillante magnifico, y quizás solo sea la mezcla del juego con aquella niñez idealizada, aquello de "todo tiempo pasado fue mejor". Entonces uno vuelve a jugar a ese juego de hace tantos años, y se da cuenta que no es tan bueno como uno imaginaba, que quizás lo que uno añora es ese pasado, ciertamente idealizado.
tormescepillin
De que hablan si antes se disfrutaban más ninja Garden, megaman, battletoads,silver suéter, contra, ghost and goblins etc etc antes los juegos te exigían más pericia no como los de ahora que ni poniendo en extremo legendario, locura no son un reto checkpoints por doquier, todo asistido , antes si que eran una delicia, no por nada esta resurgiendo la era dorada con tantos retrogames que están saliendo
Usuario desactivado
Lo que pasa es que eres un manco y no te pasas ningún juego y solo te gustan los juegos en los que casi todo el rato son cinemáticas como muchos de los que se hacen ahora.
Vaya redacción mas pastelosa.
romeoabm
clickbait
marcsushi
Ay, la nostalgia.
El focoforo ya no es lo que era.
Tones con pelo parece el prototipo perfecto para encarnar al Pobre Migué.
Y los juegitos con pixeles eran mejores. Y peores. Y mas guapos. Y mas feos. Y con música de la YMO (ese Super Locomotive al ritmo de Rydeen). Y con sonidos aborrecibles.
Nada que no se pueda decir de los juegos de ahora.
Recuerden, somos los fantasmas del pasado para la nostalgia del futuro (eso si logramos que la nostalgia pase de la fase 80/90's en que esta metida. Que alguien le pase el código Konami, a vefr si funciona).
Todo este texto funciona mucho mejor leído con la voz de Borja Pavón de Eurogamer.
Name-dropping like a pro.
jordisalas
Aun y a contrapelo... excelente articulo. Nunca fui victima de la retrotortura. Creo sinceramente que un juego en cualquier plataforma esta restringido a unas coordenadas temporales fuera de las cuales no tiene sentido revisitarlos. Son como un primer amor. Uno no lo revisita 3 ni 30 años después (o no debería). Para mi los juegos son para disfrutarlos en su momento, guardar un bonito recuerdo (los que lo merezcan) y esos pocos dejarlos en el limbo de lo que una vez fue. Por que cualquier tiempo pasado no fue mejor, solo que éramos mas jóvenes entonces. Por ende, mas inmaduros, impresionables, inocentes. Quizás también ocurre que hoy la nostalgia es un negocio mas, como todo. Un 600 hoy en día es una m13rda de coche. Pero claro... si tiramos de nostalgia... snif, snif.
Cada cosa tiene su momento. Y cada momento, su lugar bajo el sol. Gracias por el articulo, John.
ecac
Cada día estoy más convencido que es tendencia escribir este tipo de artículos para conseguir más comentarios y notoriedad. Eso o hay mucha gente frustrada.
Sea lo que sea, patético…
elpableras
Cuánta hostilidad en los comentarios. Está claro que no todos los juegos que nos gustaron son una castaña, pero en general estoy de acuerdo con la reflexión del artículo.
Quizá no se trate de algo sólo personal, sino de algo cultural. Con el cine sucede que los críticos de hace 10 años tenían de referencia "Casablanca" como la mejor película de la historia y todo lo nuevo era poco menos que un truño. Ahora los críticos alaban cosas más ochenteras o setenteras. A lo mejor es casualidad, pero yo creo que lo que pasa es que los críticos se basan en su cultura cinematográfica, en la que influye mucho qué películas vieron de pequeños. Y cuando eres pequeño tu filtro es diferente. Cuántas películas de hoy en día pueden hacer sombra a "Casablanca" pero, ¡oh, sacrilegio!
Con todo pasa igual: cine, música, juegos... Desde luego, las historias son las historias, pero si la tecnología está por medio, el producto envejece y a veces envejece mal. Hace mucho escuché canciones de Vangelis de hace la tira de años y se notaba mucho el paso del tiempo, porque los sintetizadores y los recursos usados han quedado añejos. Sin duda, tiene que ver con cómo lo enfoques y si tienes paciencia en acostumbrarte, pero el choque está. En cine se tarda más en ver el paso del tiempo, pero intentar ver una peli muda de los años 10 conlleva su esfuerzo, cuando en su momento eran un acontecimiento. Y alguno dirá: "The Artist". Claro, y es que no sólo es la tecnología, en más de un siglo de cine ha cambiado mucho la narrativa, el lenguaje cinematográfico, por eso "The Artist" la podemos disfrutar sin esfuerzo, porque es una película muda, en blanco y negro, pero con narrativa audiovisual y ritmo de ahora.
Me estoy extendiendo mucho, pero quería poner esos ejemplos para acercarme a esa misma idea con los juegos. En el artículo no sólo se habla de tecnología o gráficos, se habla de mecánicas y de fallos que hoy en día no perdonamos o no aguantamos. Por supuesto, una vez más, cada uno es cada uno. Yo, que nunca jugué a "Wasteland", probablemente lo podía haber disfrutado en su momento (en español, claro), pero a estas alturas se me haría muy cuesta arriba sólo por la pinta que tiene. Con otros juegos, en los que los gráficos son más modernos, sencillamente hay sistemas que aburren o que resultan frustrantes. Anda que no gritábamos a la tele aquello de "¡si es que está mal hecho!". Sí, a veces era porque le queríamos echar la culpa al juego de nuestra torpeza, pero otras veces estaba mal hecho de verdad, y eso no lo cura la nostalgia.
El lenguaje, las mecánicas y la jugabilidad de los juegos ha ido variando y eso afecta a la hora de jugar a juegos antiguos. Ojo, antiguo es antiguo, rollo 70-80, no hablamos de MDK o de Doom. Ponte a jugar ahora a "Wizardry" acostumbrado al "Skyrim". No digo que no se pueda, pero hay que echarle ganas.
La nostalgia nos distorsiona la realidad. Yo llevo unos años volviendo a juegos de los 90 y al principio me choca no encontrarme con los gráficos que recordaba. De hecho es curioso cómo cuatro píxeles guarripelos nos parecía el top del hiperrealismo hace 15 años, imposible de superar. Ahora la moda retro trae refritos más o menos innecesarios y toda una industria de juegos nuevos estilo pixelart. En mi opinión, tanta peste de pixel está mal entendida. Cuando se quiere hacer un juego "de los de antes" se hace con pixelazos. ¿Por qué? ¿Acaso "Metroid" no hubiera sido para realidad virtual si se hubiera podido? Cuando se hacían los juegos en scroll lateral, con cuatro píxeles y sonido midi monofónico era sencillamente porque no se podía hacer otra cosa. ¿Quieres hacer juegos a la antigua? Haz un scroll lateral, un "yo contra el barrio" con jefes (o monstruos) finales, pero usa la tecnología de hoy. Nuestro yo de los 90 lo hubiera querido.
ens64
Soy un unicornio entonces porque me gustan los juegos clásicos y también juego los nuevos?
Nah mentira, no entiendo el tema de la nota, yo juego los "retro" y me lo paso bien no solo por la nostalgia de haber crecido jugando con ellos sino que al mismo tiempo disfruto jugando en la pc, en la play y estoy loquito que me quiero comprar una 3Ds.
A veces simplemente hay que olvidarse de todo y acordarse que un juego es para divertirse y pasarla bien, fuera de las gráficas, las cinemáticas, lo difícil que sea pasar un nivel, la textura del pelo o lo cuadrados que sean sus pixeles, si la pasaste bien jugándolo, el juego cumplió su cometido