No voy a negar que llevo mucho tiempo desencantado con la franquicia Pokémon. El último juego que realmente me encandiló fue 'Pokémon Esmeralda'. Luego jugué a 'Pokémon Perla' y, tras varios intentos, acabé abandonando 'Pokémon Edición Negra' porque era otra vez lo mismo, pero con otra skin. Después de eso, el único juego de Pokémon que ha conseguido entretenerme de verdad ha sido 'Pokémon GO', que es mi placer culpable.
Luego llegó 'Leyendas Pokémon: Arceus' y algo dentro de mí recuperó la ilusión. ¿Un juego de Pokémon de mundo abierto con los Pokémon pululando por ahí? Venga ya, era el sueño húmedo de la chavalada de mi generación. Lo jugué (poco) y, como idea, me gustó muchísimo, pero nunca han sido santo de mi devoción las mecánicas de crafteo (pilares del juego) y los gráficos eran mediocres. Lo acabé abandonando al poco tiempo, pero este título sentó las bases de lo que, creo, es el futuro de la saga.
Con la saga Pokémon me pasa lo mismo que con 'Call of Duty': todos los años digo que no pasaré por el aro y, al final, acabó comprando el nuevo juego. Pues si con 'Call of Duty' me he llevado una sorpresa bastante buena, con 'Pokémon Púrpura', que es el juego que yo tengo, la sorpresa ha sido mayúscula. Y aquí estoy ahora, con 28 años enganchado a un juego de 'Pokémon' como lo estuviera en los mejores tiempos de mi infancia. Y qué bien sienta.
Mundo abierto de Pokémon: sí
Quiero dejar claro que esto dista mucho de ser un análisis en profundidad. Aquellos interesados en leer un análisis así tienen disponibles los de Vida Extra y 3DJuegos. En lo que concierne a este texto, lo que me gustaría es ofreceros un punto de vista más personal, más enfocado a cómo ha sido volver a un juego de 'Pokémon' que rompe por completo con todo lo que hemos visto hasta la llegada de 'Leyendas Pokémon: Arceus'. Siempre me referiré a 'Pokémon Púrpura', pero todo es aplicable a 'Escarlata'.
Empecemos por el principio, la región. Este juego nos lleva a Paldea, aunque desde el primer tráiler ha sido bautizado como 'Pokémon Españita' por una razón: Paldea está claramente inspirada en España. Tanto, que el pueblo principal es Cahíz. Me quito el sombrero, Game Freak. El juego está lleno de referencias a nuestro país, empezando por Lechonk y Smoliv (el Pokémon cerdo ibérico y el Pokémon aceituna) y pasando por los bocadillos de tortilla, las paellas o la Academia, inspirada claramente en la Sagrada Familia, con la diferencia de que la Academia sí está terminada.
Más allá de las referencias patrias, lo que más me gusta de Paldea es que puedes explorarla de principio a fin, en el orden que tú quieras, sin tiempos de carga. No voy a decir que tenga la magia de 'Breath of the Wild', pero las similitudes están ahí. Si lo ves, puedes llegar allí (con más o menos esfuerzo, claro está). 'Pokémon Púrpura' rompe por completo con lo lineal de la franquicia. Aquí, terminas el tutorial y te dejan a tu rollo, tú decides por dónde empezar, literalmente.
El juego te abre tres vías: gimnasios, unas especias raras y unos miembros del Team Star a los que derrotar. A partir de ahí, Paldea queda a tu entera disposición para hacer lo que buenamente quieras. Yo he empezado por los gimnasios porque soy un agonías, pero bien podría haber empezado por las especias. Hay por ahí mapas con las "mejores rutas" o "rutas correctas", que tienen su punto porque escalan más o menos igual que nuestros Pokémon, pero oye, que si desde el minuto uno quieres ir a partirte la cara con el líder de gimnasio de tipo psíquico, no te cortes. De valientes está el cementerio lleno.
Ahora bien, el juego te parará los pies de una forma u otra, ya sea con Pokémon de niveles totalmente inasumibles o combates más complicados de la cuenta. Es una forma elegante de decirte "no estás listo para esta zona". No sirve de nada irte a la zona de Pokémon de nivel 30 si no tienes las medallas de gimnasio necesarias para que te obedezcan. Puedes explorarlas, pero hacer, lo que se dice hacer, vas a hacer poco más allá de ir de turismo hasta que subas de nivel.
Esta sensación de libertad es impresionante y se aplica en todos los sentidos. Hasta ahora, los combates han sido aleatorios (caminar por la hierba alta = enfrentamiento seguro) y si te cruzabas con un entrenador tocaba combatir sí o sí. Ahora no. Ahora los Pokémon están en el mapa, visibles, y tú decides si te enfrentas a ellos, los derrotas, los capturas o pasas olímpicamente. Lo mismo con los entrenadores: tienes que ser tú el que te acerques a iniciar el combate, pero ellos no lo fuerzan. Con los Pokémon, sin embargo, depende de su naturaleza. Algunos se tirarán hacia ti, como Tauros o Gyarados, e iniciarán el combate; otros, sin embargo, huirán al verte o se quedarán mirándote sin hacer nada.
Poder recorrer ese mundo a lomos de tu montura terrestre, acuática y voladora es un excelente punto, aunque desde mi punto de vista la consigues demasiado rápido y de una forma un tanto forzada. No quiero entrar en spoilers, así que lo dejamos aquí.
Yo recordaba Pokémon más fácil
No es ningún secreto que los juegos de Pokémon de antaño eran facilones. Te bastaba con subir de nivel al inicial y el resto era un paseo. Bueno, pues en esta nueva entrega, no. Es la primera vez que un juego de 'Pokémon' me supone un desafío a la hora de enfrentar un combate. Es más complicado, la IA es mejor (que no excelente) y las teracristalizaciones suponen un antes y un después en la franquicia.
En cuanto a nivel de dificultad, me he encontrado con Pokémon salvajes (ojo, salvajes) capaces de ponerte contra las cuerdas. Algunos desafíos, como los combates contra los líderes del Team Star, son difíciles y te obligan a replantear tu estrategia e incluso modificar tu equipo. Es la primera vez en la saga que he optado por dejar al inicial tranquilo y subir a un Psyduck y un Diglett de nivel porque me venían bien para pelear contra el fuego. No obstante, siguen estando esos combates en los que, con tu Pokémon medio muerto, el Pokémon rival considera oportuno subirse, por algún motivo, la defensa por vigesimoquinta vez.
Sin embargo, aprecio más coherencia en los combates, sobre todo en los de los gimnasios. Hay una intención, una forma de combatir concreta, y los Pokémon actúan en consecuencia. Es normal que estemos tentados de ir a pecho descubierto con el lanzallamas de tu Fuecoco evolucionado, pero este juego te insta a pensar "Oye, ¿y si antes de atacar me subo la defensa especial y luego ya ataco?". Tiene un toque más estratégico (como que lo primero que intente hacer el Pokémon rival sea aplicarte confusión) y las teracristalizaciones ayudan, y mucho.
Para que no nos liemos demasiado, digamos que las teracristalizaciones son modificaciones de tipo. Yo, por ejemplo, tengo un Pikachu (eléctrico) con teratipo volador. Si lo teracristalizo, se convierte en tipo volador. De repente, la estrategia que tienes que seguir para derrotar al Pikachu de tipo eléctrico no vale, porque ahora es de tipo volador. Ya no te vale atacarle con agua o tierra, sino que lo que más le afecta es un ataque de tipo eléctrico. Algo tan, a priori, sencillo como esto cambia por completo el curso de un combate y te hace pensar.
Hablando de "teracosas", 'Pokémon Púrpura' nos propone las teraincursiones. Son combates con Pokémon teracristalizados más complicados. Para acceder a ellos, basta con buscar los cristales repartidos por el mapa. La idea es conectarse con amigos y combatir juntos para derrotarlo y tener la posibilidad de capturarlo. De hecho, el modo multijugador es una pasada: ¿jugar con tus amigos en pantalla, hacer cosas juntos y explorar Paldea mientras charlas por Discord? Sí, sí y mil veces sí.
Son este tipo de cosas las que hacen de Pokémon una franquicia mágica. Por primera vez te encuentras viviendo una aventura similar a la que veías en la tele cuando echaban el anime. Tienes un mundo abierto, los Pokémon habitan en él y puedes acercarte a ellos, puedes recorrer la región con tus amigos a tu ritmo... Es el Pokémon que llevaba años esperando y precisamente por eso me apena el apartado técnico.
Qué pena los gráficos
No sé si es que a la Nintendo Switch se le empiezan a notar los años o que Game Freak ha descuidado el juego, pero tengo claro que un mundo como el de Paldea podría brillar muchísimo más. Sí, es cierto que los mapas son bonitos, que los Pokémon están bien definidos y son vistosos y que las ciudades son una pasada visualmente hablando, pero los problemas técnicos consiguen sacarte de la inmersión en más de una ocasión.
Es verdad que los gráficos son mejores que los de 'Leyendas Pokémon: Arceus', algo que no era difícil (todo sea dicho), pero las caídas de FPS están a la orden del día. Ya no solo es que cuando entras en una ciudad notes que el rendimiento cae porque hay más elementos en pantalla, sino que basta con toparse con un grupo nutrido de Pokémon por el mapa para apreciar que el rendimiento cae.
Hay soluciones, como reiniciar el juego por completo cada dos horas, pero estamos hablando de una consola que es capaz de mover 'Bayonetta 3', 'The Legend of Zelda: Breath of the Wild' o 'Xenoblade Chronicles 3'. Eso quita peso al argumento de que es culpa de la consola y mueve la balanza a favor de una falta de atención al detalle. Por no hablar de los bugs clásicos, como el NPC que se mueve a dos FPS mientras camina o la cámara que se mete debajo del mapa.
No voy a decir que los gráficos sean malos, pero al César lo que es del César: esta franquicia pide a gritos más mimo. Pokémon da para hacer un mundo detallado, vivo, inmersivo. Las bases jugables están ahí, el gameplay ya es bueno, el juego es interesante, ahora solo falta que se mueva como la seda, que no haya popping y que desaparezcan esas caídas de FPS tan bruscas. Mi reino porque tras unas actualizaciones este tipo de cosas queden más o menos resueltas.
Enganchado a Pokémon, otra vez
Más allá de los problemas técnicos, la realidad es que Game Freak ha dado en el clavo con 'Pokémon Escarlata/Púrpura'. No esperaba que el juego me fuese a gustar tanto. Por primera vez en mucho tiempo, me siento como me sentía cuando era pequeño y jugaba junto a mi hermano al 'Pokémon Verde Hoja' en la Game Boy Advance.
Vuelvo a tener esa ilusión por completar la Pokédex, por conseguir las medallas, por hacer intercambios y por vivir esa experiencia que Pokémon lleva 25 años poniendo sobre la mesa y que no consiguió darme con 'Arceus'. El juego no es perfecto y, en términos de rendimiento, tiene mucho margen de mejora, pero basta con echar un par de horas para darte cuenta de que estamos ante algo diferente, algo bueno, algo que sienta bien a la franquicia y algo que engancha.
La cosa es que este nuevo juego de Pokémon me pilla más mayor y siento que la franquicia ha crecido conmigo. Ahora es un poco más difícil, es consciente de que quiero elegir mi propio camino, de que quiero ir a mi ritmo, de que estoy jugando para disfrutar en mis ratos libres y que no busco rushear la aventura para ser campeón de la Liga Pokémon y ya. Pokémon ha madurado como lo he hecho yo, y eso marca la diferencia.
Acepto y compro el argumento de que la premisa es la misma que en las tropecientas entregas anteriores, pero esta vuelta de tuerca a la jugabilidad sienta de escándalo y marca el que, desde mi punto de vista, es el principio del futuro de la saga. Este es el camino a seguir, y me encanta que por fin estemos en él.
Pokemon Escarlata
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