Anunciado en 2015, ‘Sea of Thieves’ se ha convertido en una de las señas de identidad del futuro de Xbox One. Ahora, con el juego ya en las tiendas y engordando el catálogo de títulos del servicio Xbox Game Pass, el título más importante de la consola de Microsoft para este año ha mostrado de forma definitiva todas sus cartas.
No lo ha hecho falto de polémica, polarizando a la opinión pública por ser uno de esos juegos que llega con lo justo para después ir creciendo paulatinamente. Y sin embargo hay una gran mayoría que, por su espíritu multijugador y cooperativo, creen que ‘Sea of Thieves’ tiene todo lo necesario para ser un pelotazo.
Rare, la mítica empresa detrás de ‘Sea of Thieves’
Con más de 35 años en el sector, Rare es una de las empresas más míticas y alabadas de la industria del videojuego. Nacida en Reino Unido a principios de los 80, a ellos les debemos la creación, o como mínimo la popularización, de la perspectiva isométrica en los videojuegos. De la mano de ‘Knight Lore’, impulsaron una forma de crear juegos que nos acabaría entregando otras joyas como la española ‘La Abadía del Crimen’.
Su éxito con dicho título les abre las puertas al mercado japonés, donde inician una colaboración con Nintendo en la que dan vida a ‘Battletoads’, otro archiconocido juego, esta vez por su dificultad, que en el 94 invita a la gran N a hacerse con la compañía adquiriendo el 49% de sus derechos. Con ello llega una época de grandes éxitos en la que se lanzarían títulos de la talla de ‘Donkey Kong Country’ y ‘Killer Instinct’.
Aún habría hueco para más obras maestras y juegos que, de una forma u otra, marcarían el devenir de ciertos géneros. Es el caso de ‘GoldenEye 007’, que revolucionaría el género de los FPS, pero también otros como ‘Banjo-Kazooie’, ‘Perfect Dark’ o el polémico ‘Conker’s Bad Fur Day’, juego que mezclaba un apartado gráfico infantil con un tono mucho más adulto.
Tras las malas cifras de este último, la empresa entra en barrena y, con la intención de mantenerse a flote, vende la compañía a Microsoft, lo que provoca que ciertas licencias de Rare pasen a manos de los de Redmond. A medio camino entre crear juegos para Xbox y 360, y hacerlo para Nintendo DS, la compañía sigue trabajando en una línea similar a la de los últimos años, valiéndose de secuelas y remakes como ‘Conker: Live & Reloaded’ o la segunda entrega de ‘Perfect Dark’ para engordar el catálogo de exclusivos de su nueva compañía madre.
Los números siguen sin salir y, tras creer los fundadores de la compañía que no se ha apoyado lo suficiente a proyectos como ‘Viva Piñata’, abandonan el barco. Sin embargo Microsoft sigue confiando plenamente en el estudio, involucrándolos en el desarrollo de Kinect y piezas clave de Xbox 360, como la creación de sus míticos avatares.
Desde ahí, aunque tras una reestructuración del estudio y sus responsables, Rare se dedica en exclusiva a intentar repetir el éxito de Wii con la cámara de Xbox 360 y Xbox One, pero el tiro les sale por la culata y presentan un tropiezo tras otro. En 2015, tras la publicación de ‘Rare Replay’, un compendio con algunos de los mejores juegos del estudio, Microsoft anuncia el que consideran “el mejor juego de Rare hasta la fecha”, ‘Sea of Thieves’.
¿Qué es ‘Sea of Thieves’?
En desarrollo desde 2014, ‘Sea of Thieves’ se presenta como un juego revolucionario, una nueva forma de entender el multijugador en el que un grupo de amigos podrá surcar los mares como piratas con la intención de convertirse en leyendas. Espectacular en lo visual, Rare mantiene la estética cartoon característica del estudio, pero dota al juego de un aspecto gráfico envidiable, con una de las mejores recreaciones del océano que se ha visto hasta la fecha.
El juego entra por los ojos, pero también promete hacerlo a nivel jugable. La idea es que, acompañado o en solitario, puedas echarte a la mar en busca de tesoros y otros retos para ganar reputación y dinero. Con los bolsillos llenos, podrás personalizar a tu personaje y tu barco para dotarlo de personalidad y diferenciarte del resto de piratas que encuentres por el mundo.
Para ello tendrás la oportunidad de completar misiones, coleccionar piezas de personalización y entablar combates a pie o en barco contra personajes controlados por la máquina y, por descontado, también contra otros jugadores. Sin embargo lo más prometedor del juego resulta su narrativa emergente, y es que sin una trama cerrada que seguir, serán los propios usuarios los que, con sus aventuras, den forma a sus historias.
Tras varias betas cerradas y abiertas, todo el que se embarca en ‘Sea of Thieves’ destaca lo peculiar que puede llegar a ser y, sobre todo, lo divertido que resulta sumarse a amigos para jugarlo. Sin embargo, el hermetismo de Rare invita a sospechar sobre el contenido del juego y su profundidad.
Hasta ese punto conocemos tres mecánicas básicas. Tres estilos de misiones que nos invitan a buscar tesoros, acabar con hordas de esqueletos y, por último, participar en transportes de mercancías que requieren cazar ciertos animales para llevarlos de una isla a otra. Algunas semanas antes del lanzamiento, Rare suma a esa mezcla la posibilidad de participar en eventos públicos como luchar contra un Kraken o asaltar fuertes plagados de esqueletos, así como una base secreta que se desbloquea al completar cierto nivel para abrir nuevas misiones más difíciles.
Lo que propone ‘Sea of Thieves’ a día de hoy
Tras años empapándome de todo lo que se decía sobre ‘Sea of Thieves’, incluyendo varios pasos por alguna de sus betas, ya era muy consciente de que la nueva obra de Rare sería un juego al que acercarme con paciencia. Que lo escalable de su profundidad sería, a su vez, un freno y un reclamo.
Freno por no tener demasiados alicientes más allá de pasar un buen rato. Reclamo por cómo iría creciendo el juego tras el lanzamiento, añadiéndose contenido, opciones y nuevos eventos. Lo que no esperaba es que, al menos durante estos primeros días, el freno fuese tan considerable. Al fin y al cabo se limita a repetir una vez tras otra los tres tipos de misiones que hemos comentado y, como añadido, la opción del Kraken y asaltar fuertes si tienes suerte de cruzarte con alguna de esas variantes.
Realiza misiones, consigue dinero y compra ropita o accesorios a tu pirata, siendo la única novedad discordante a ese cambio estético la opción de adquirir un rifle de francotirador que no está disponible desde el principio de la partida. Yo, que tengo especial predilección por los sistemas de progresión, he encontrado pocos alicientes para seguir jugando más allá de dos factores: comprobar qué hay al superar el juego para ver esa base secreta que comentábamos, y conseguir dos o tres piezas de personalización que me llaman la atención.
Ahora, mi principal miedo con ‘Sea of Thieves’ es el que ya afloró en otros juegos como ‘Destiny’. La necesidad de repetir constantemente las mismas misiones despierta cierto límite en mi paciencia, y el no tener la certeza de cómo y cuándo Rare va a ampliar ese contenido me asusta. Y es aquí cuando viene el giro a toda esta historia.
Estoy escribiendo sobre él y estoy deseando acabar para poder volver al juego. Tanto en solitario como en compañía, ‘Sea of Thieves’ despierta en mí ese afán por la exploración, por descubrir qué hay más allá, y además me resulta tan divertido como relajante. Pillar una pequeña embarcación y surcar las olas con el sol bañándome la cara es una de las experiencias más gratificantes que he tenido esta generación, una razón más que suficiente para embarcarme una vez más en otra aventura, aunque el objetivo de la misma no me llame especialmente la atención.
Con todo, es muy fácil recomendar a alguien que pruebe ‘Sea of Thieves’, especialmente ahora que muchos aún tenemos la prueba gratuita de 14 días con Xbox Game Pass. Mi principal problema es que, a la hora de recomendar su compra o ampliar ese periodo de prueba, tanto el presente como el futuro del juego me despiertan más dudas que certezas. Y eso, además de no ser bueno, es justo lo que no necesitaban ni Microsoft, ni Xbox One, ni por supuesto Rare, con este juego.
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